Religiosa,
31 de Octubre
Martirologio Romano: En
Sevilla, España, Santa María Purísima de la Cruz (en el siglo Isabel Salvat y
Romero), quien fuera superiora general de la congregación de las hermanas de la
Compañía de la Cruz. († 1998)
Fecha de beatificación: 18 de septiembre de 2010, durante el
pontificado de S.S. Benedicto XVI.
Fecha de canonización: 18 de octubre de 2015, por S.S. Francisco.
María de la
Purísima –en el mundo María Isabel Salvat– nació en Madrid de familia bien,
pero vivió prácticamente toda su vida en Sevilla, donde murió en 1998. Es pues
una santa sevillana.
Curiosamente
nació en Madrid en el mismo edificio donde murió el poeta Gustavo Adolfo
Bécquer. Una placa puesta por el Ayuntamiento madrileño así lo dice en el
número 25 de la calle Claudio Coello, en el barrio de Salamanca.
El poeta
sevillano Gustavo Adolfo Bécquer dejará escrito en sus Rimas ese verso que
dice:
–Por una
sonrisa, un cielo.
Pues la niña,
que nació en esa casa madrileña donde el poeta murió, ha rectificado el verso
para convertirlo en vida propia y ser especialmente para los pobres de este
mundo a los que ella sirvió con heroica virtud:
–Una sonrisa
de cielo.
La sonrisa y
el cielo.
–Lo hacía todo
–cuentan las Hermanas– con la mirada puesta en el cielo y con el pensamiento en
la vida eterna.
En María de la
Purísima la presencia de Dios era tan natural como el respirar.
Y su sonrisa.
–Una sonrisa
de cielo.
Sonrisa que
desbordaba alegría humana y espiritual. Todas las Hermanas que han convivido
con ella lo dicen. Una sonrisa que producía en su entorno la paz de Dios.
Escribiendo a
una de las Hermanas, alumna suya y después religiosa, la exhortaba diciéndole:
–No fomente
¡por Dios! espíritu de tristeza; al contrario, dese alegremente a todos y
procure hacer felices a todos sin pensar en sí misma... Siempre alegre, pues no
tenemos motivo para otra cosa, ya que es tanto lo que hemos recibido del Señor
que esto bastaría para sentirnos felices.
Pero no es
solo su sonrisa. Es santa de las cosas pequeñas. Sin recurrir a actos heroicos,
se puede ser extraordinaria en lo ordinario.
La pequeñez.
La pobreza,
propia del Instituto. El amor a los pobres. «Ellos son nuestros amos», decía
santa Ángela de la Cruz, fundadora de las Hermanas de la Cruz.
Y la humildad.
Los nueve
Teólogos Consultores, que han examinado sus virtudes en Roma y han formulado un
dictamen positivo, han visto en María de la Purísima que fue heroicamente
humilde, fuerte, obediente, servicial, serena y moralmente transparente como un
cristal.
Lo que ha
confesado una novicia:
–He vivido con
una santa que se puede imitar.
El 9 de junio
de 1945, recibió el hábito y comenzó su noviciado que durará dos años. A María
Isabel le pusieron de nombre María de la Purísima de la Cruz. Quisiera
especular un poco sobre su nombre de religión. ¿Por qué Purísima y no
Inmaculada?
Dicen lo
mismo, significan lo mismo, pero el vocablo «Purísima» tiene una connotación
muy sevillana. Cuando a principios del siglo XVII Sevilla vivió con pasión el
misterio inmaculado, hasta el punto de ganarse con honra el bello título de
ciudad de la Inmaculada, comenzó también a propagarse la bonita costumbre de
saludarse con el «Ave María Purísima», para contestar «Sin pecado concebida». Y
surgen igualmente denominaciones cofrades con el título de la «Pura y Limpia» o
de la «Purísima».
A María Isabel
–¿lo eligió ella? ¿Se lo sugirió la maestra de novicias?– le tocó en suerte el
nombre de una denominación muy sevillana. Ella quería, puesto que hizo una
novena a la Inmaculada para ablandar el corazón de su padre, llamarse como la
Santísima Virgen en su misterio inmaculado. Y así será desde este momento. Con
el añadido «de la Cruz», que todas las Hermanas agregan a su nombre de
religión. María Isabel será desde entonces Sor María de la Purísima de la Cruz.
Y ahora, tras su canonización, santa María de la Purísima.
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