El 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Accidente Cerebro Vascular o ACV; una afección causada por la pérdida súbita del flujo
sanguíneo (ACV isquémico) o bien por el sangrado cerebral (ACV hemorrágico),
que pueden producir la muerte de las neuronas al dejarlas sin oxígeno.
Sufrir un ACV puede ser altamente
discapacitante, ya que genera importantes limitaciones o secuelas físicas,
cognitivas y/o conductuales, por lo que su tratamiento rápido es de vital
importancia; además de que en la mayoría de los casos se da en forma isquémica
por el bloqueo de una arteria.
Su manejo es complejo e
interdisciplinario ya que existen numerosos puntos en los que el tratamiento
del paciente es compartido por diferentes especialidades. Para mejorar la
precisión y efectividad terapéutica es necesario generar consensos basados en
la evidencia científica de las diferentes ramas de la medicina.
Después de múltiples intentos fallidos,
en 2017 desde la Sociedad Neurológica Argentina (SNA) se convocó a múltiples
sociedades científicas y se creó un grupo de trabajo integrado por reconocidos
profesionales, representando a un total de nueve sociedades científicas: SNA,
Sociedad Argentina de Medicina, Sociedad Argentina de Radiología, Sociedad
Argentina de Terapia Intensiva, Sociedad Argentina de Cardiología, Sociedad
Argentina de Geriatría y Gerontología, Sociedad Argentina de Emergencias,
Colegio Argentino de Neurointervencionismo y Asociación Argentina de
Neurocirujanos.
Luego de un proceso estructurado,
con revisores externos, se logró crear el primer consenso multisocietario para
el manejo del ACV isquémico de la Argentina.
«En nuestro país las guías y
consensos multisocietarios son una deuda pendiente, basándonos para el accionar
diario en los delineamientos de sociedades norteamericanas o europeas. Para
quienes participamos de este emprendimiento, fue extremadamente satisfactorio
poder concretar este primer consenso, poniéndonos de acuerdo entre tantas
organizaciones», relata el Dr. Gabriel Persi, médico neurólogo, Jefe del área de Enfermedades
Cerebrovasculares de INEBA.
El especialista agrega: «Contamos
ahora una herramienta terapéutica que no solo sirve para organizarnos y
unificar conceptos, sino que es en sí misma una muestra de unidad, cooperación
y trabajo por un objetivo común a todas las especialidades: el bienestar de
nuestros pacientes».
«En un comienzo contábamos con una
ventana de tres horas para tratar con éxito a un paciente con un ACV isquémico.
Luego ese margen se amplió a cuatro horas y media, más tarde – mediante
trombectomía mecánica con stent - a seis y hoy incluso podemos dar tratamiento
exitoso luego de 16 o 24 horas de ocurrido el ataque, dependiendo de las
características del ACV y del paciente», explica el Dr. Gabriel Persi. Hoy en día los ataques cerebrales
son la primera causa de discapacidad y una de cada seis personas en el mundo
sufrirá al menos un ACV en su vida. Desde el momento en que se da el infarto
mueren casi 2 millones de neuronas por minuto, y es por esto que el tiempo es
tan importante para mitigar sus consecuencias.
En el país sucede un ACV cada 9
minutos y se estima que el 90% de las personas que sobreviven a este tipo de ACV
lo hacen con algún tipo de discapacidad, mientras que un 50% requiere ayuda de
otros para desempeñarse en sus actividades de la vida cotidiana luego de pasar
por una crisis de este estilo.
Del total de las personas
afectadas, el 30% muere por no obtener el tratamiento adecuado y a tiempo,
mientras que el otro 70% queda en riesgo de sufrir una severa discapacidad. Es
por esto que asociaciones profesionales también se han reunido y presentado un
proyecto de ley para garantizar acciones de prevención, diagnóstico y
tratamiento que permitan reducir estas alarmantes estadísticas. BP
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