La
propuesta del Gobierno de Holanda de ampliar la asistencia al suicidio a
aquellas personas que estén cansadas de vivir ha reabierto el debate sobre la
eutanasia. Salía en su defensa Fernando Pedrós en Público: “Si el humano no es
meramente un organismo que respira, sino que es consciente de su existencia,
que goza de libertad y decisión en su vida, porque no puede reflexionar y desde
sus vivencias sentir que la vida ya no le dice nada, no tiene ilusión por
vivir, está cansado y el vivir para él es un peso desagradable de soportar”. El
biogerontólogo Aubrey De Grey trabaja para lo contrario, derrotar a la muerte a
través de la ciencia. En una entrevista publicada por El País explica que algún
día la ciencia podrá dar la oportunidad de vivir más, pero añade que “hay que
saber por qué la gente se cansa de vivir”. En los dos artículos es común está
pregunta: ¿por qué la gente se cansa de vivir?
La
Razón recogía esta semana unas declaraciones del actor Javier Bardem con el
título: “Javier Bardem asume con resignación tener que 'perder' a la gente que
quiere”. El actor reconocía que “a medida que me voy haciendo mayor creo con
más fuerza que existe algún tipo de energía que trasciende lo físico”. La
columnista de El País Leila Guerriero también anda buscando: “Voy a una
exposición de gatos en un hotel del centro (...) No sé por qué voy. ¿Por qué
soy así, qué busco?” Y al final: “Subo el volumen, intentando evocar algo que
no sé qué es, pero no pasa nada. Regreso a casa. Enciendo el televisor. En
domingo late afuera como un fantasma o como un miedo”. Otro que pregunta es el
arquitecto holandés Rem Koolhass, quien afirmaba en una entrevista concedida a
El País Semanal que “no creo que se puedan tener creencias fijas,
inquebrantables. La vida se encarga de cuestionarlas”. También decía: “Necesitamos
una relación más activa y directa con la realidad. Volver a tocar el mundo”.
“¿De
qué modo la propuesta cristiana puede atraer al hombre de hoy?”, preguntaba
Belén Tobalina, en una entrevista para La Razón, a Julián Carrón, presidente de
Comunión y Liberación. “Sobre todo viviéndola, que uno pueda encontrar a una
persona que vaya a trabajar contenta o que tenga una relación con sus amigos
que a otro le gustaría tener. Eso es la belleza. Algo que se puede tocar”.
De
esta belleza que se puede tocar habló Pilar Rahola en el pregón del Domund: “¡Qué
idea luminosa, qué ideal tan elevado sacude la vida de miles de personas que un
día deciden salir de su casa, cruzar fronteras y horizontes, y aterrizar en los
lugares más abandonados del mundo, en aquellos agujeros negros del planeta que
no salen en los mapas! ¡Qué revuelta interior tienen que vivir, qué grandeza de
alma deben de tener, qué amor a Dios que los lleva a entregar la vida al
servicio de la humanidad! No imagino ninguna revolución más pacífica ni ningún
hito más grandioso”. ESM
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