sábado, 20 de junio de 2020

Coronavirus: sin ‘bala de plata’, cómo avanza el estudio de tratamientos y vacunas

Desde que el nuevo coronavirus​ SARS-CoV-2 fue identificado a comienzos de enero, los esfuerzos de la comunidad científico-médica mundial en la búsqueda de tratamientos efectivos y seguros contra Covid-19 y para el desarrollo de vacunas que puedan prevenir la enfermedad no dejan de crecer.
En miles de ensayos clínicos en centros de todo el mundo se prueban drogas (antivirales, antiinflamatorias, entre otras) y terapias (como el plasma de convalecientes) con experiencia de uso en otras patologías, sobre todo en pacientes críticos, que tienen más riesgo de morir. Hasta el momento, coinciden los especialistas, no hay una “bala de plata”, una estrategia que permita cambiar el pronóstico de la enfermedad.
En ese sentido, en las últimas horas se produjeron dos hechos casi en paralelo: un ensayo clínico que involucró a más de 6.000 pacientes realizado por la Universidad de Oxford -todavía no publicado en una revista científica- mostró que la dexametasona reducía hasta en un tercio la mortalidad en pacientes críticos. La OMS recibió con ‘satisfacción’ los resultados. Poco después, comunicó que suspendía la rama del ensayo Solidarity que estudiaba la efectividad de la hidroxicloroquina en la reducción de la mortalidad al no haberse encontrado beneficios.
Dexametasona
Barato y ampliamente disponible, este corticoesteroide es el primer medicamento que parece mejorar la supervivencia en Covid-19. Pero los beneficios sólo se verían en los pacientes más graves, es decir, en quienes están con ventilación mecánica y en aquellos que reciben oxígeno a través de una mascarilla. Entre los primeros, la dexametasona redujo la mortalidad en un 35% y en un 20% en el segundo grupo, según los resultados preliminares del amplio ensayo clínico británico Recovery. Pese a que los resultados todavía no fueron revisados por investigadores independientes y publicados en una revista científica, tras el anuncio de la Universidad de Oxford el gobierno británico comunicó que empezaría de forma inmediata a aplicar el tratamiento en pacientes con requerimiento de oxígeno. La dexametasona, con un potente efecto antiinflamatorio, se indica generalmente para tratar reacciones alérgicas, el asma y la artritis reumática.
Remdesivir
La revista New England Journal of Medicine publicó en mayo una investigación sobre la capacidad del antiviral remdesivir de acortar el tiempo de recuperación de los enfermos.
Pero su eficacia no es espectacular: reduce ese lapso de tiempo de 15 a 11 días entre los enfermos hospitalizados y no tiene ninguna incidencia en la mortalidad.
Estados Unidos y Japón validaron la autorización de urgencia para usar el remdesivir en hospitales. Europa evalúa su autorización en el mercado.
Fabricado por el laboratorio Gilead, el remdesivir fue inicialmente desarrollado contra el Ébola, pero no resultó efectivo. Con Covid-19 tiene una segunda chance.
Hidroxicloroquina
Promovido por el presidente Donald Trump y el controvertido virólogo francés Didier Raoult, este tratamiento no demostró eficacia contra el nuevo coronavirus. 
El ensayo clínico británico Recovery concluyó que la hidroxicloroquina no tiene un efecto beneficioso, tras lo cual  la agencia regulatoria de Estados Unidos, la FDA, retiró el lunes la autorización de urgencia para su uso. Mientras que  la OMS anunció ayer la suspensión de los ensayos clínicos con el antipalúdico que también se utiliza en el tratamiento de algunas enfermedades reumáticas, como el lupus. Pero sus partidarios siguen defendiéndola, especialmente después de que la prestigiosa revista The Lancet debiera retirar un estudio que apuntaba a sus efectos nefastos por las sospechas de fraude.
Antirretrovirales y plasma
Hay más de 2.000 ensayos clínicos vinculados a Covid-19 en todo el mundo, registrados en la base de datos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos (clinicaltrials.gov). Además de estrategias terapéuticas y profilácticas, también se evalúan potenciales vacunas y métodos de diagnóstico. Otra estrategia estudiada desde el inicio es la combinación de los antirretrovirales contra el VIH lopinavir-ritonavir. También hay múltiples ensayos con plasma de convalecientes, terapia en la que Argentina tiene gran experiencia y que también prueba contra Covid-19.
Para atenuar la respuesta inflamatoria que produce la enfermedad en los pacientes críticos, además de la dexametasona se prueban drogas como tocilizumab y colchicina, entre otras. Sin embargo, la mayoría de especialistas cree que la clave será dar con una combinación de medicamentos con el fin de sumar sus efectos.
La esperanza de la vacuna
La OMS lista 13 candidatas a vacuna que ya están siendo probadas en diferentes fases de estudio en humanos, mientras que hay otras 128 en etapa pre-clínica.
Hasta ahora solo se publicaron resultados parciales, algunos descritos como ‘alentadores’. Entre los más avanzados, está el proyecto europeo de la Universidad de Oxford, en cooperación con AstraZeneca, y el chino de la Academia Militar de Ciencias Médicas y de la compañía farmacéutica CanSinoBIO.
La Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical cita por su parte 194 proyectos, de los cuales 17 se hallan en fase de ensayo clínico.
La Agencia Europea del Medicamento estimó a mediados de mayo que siendo ‘optimistas’ la vacuna podría estar lista en un año. Pero muchos países esperan su puesta a punto a finales de año, para evitar una segunda ola de la epidemia con la llegada del invierno en el hemisferio norte.
Así, Estados Unidos espera distribuir en el marco de su operación “Warp speed” 300 millones de dosis en enero de 2021, es decir, prácticamente a la totalidad de su población, mediante financiamiento y apoyo a los laboratorios.
En China, la compañía farmacéutica estatal Sinopharm, que prepara actualmente dos vacunas potenciales, confía en lanzarlas al mercado entre finales de 2020 y principios de 2021.
En Europa, donde varios proyectos están en curso, también se trabaja con estos plazos.
Alemania, Francia, Italia y Holanda firmaron por su parte un acuerdo con AstraZeneca para suministrar a la Unión Europea 300 millones de dosis.
Los grupos farmacéuticos insisten que las vacunas se venderán a un precio asequible, incluso a su precio de costo. AstraZeneca se comprometió a “no sacar beneficios de esta vacuna”, según su presidente en Francia, Olivier Nataf, que plantea un precio de unos 2 euros (2,24 dólares) la dosis.
Estados Unidos anunció su intención de dar prioridad a las personas mayores, las personas con comorbilidades y los trabajadores “esenciales”.

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