lunes, 20 de julio de 2020

Simeón «Salos» y Juan, Santo

Eremitas, 21 de Julio
Elogio: En Emesa, población de Siria, san Simeón, llamado «Salos», que, impulsado por el Espíritu Santo, por amor a Cristo anheló ser tenido por los hombres como un tonto y un plebeyo. En este mismo día, conmemoración también de san Juan, ermitaño, que convivió durante casi treinta años con san Simeón en santa peregrinación y en el eremo cercano al lago de Mareotide, en Egipto.

Simeón se retiró con su amigo san Juan a un desierto de los alrededores del Mar Muerto, donde vivió veintinueve años, practicando las más severas penitencias. Jamás olvidó que para ser verdaderamente humilde hay que amar la humillación; que, por lo menos, hay que recibir con resignación las humillaciones que Dios nos envía y reconocer que son menores de lo que merecemos; que, algunas veces, es bueno buscar directamente las humillaciones, y que en esto, la prudencia humana no es siempre la mejor guía. Tan lógicamente aplicó el santo estos principios cuando se trasladó a Emesa (actual Homs), en la región siria de Orontes, que la gente del lugar le aplicaron el apodo de «salos», que en griego significa «loco». Así, por ser verdaderamente cuerdo, san Simeón fue considerado como loco, pero Dios premió su amor por la humildad con gracias extraordinarias y con el don de milagros.
No sabemos exactamente en qué año murió san Simeón; pero ciertamente su muerte ocurrió poco después del terremoto del año 588. Hay que confesar que la humildad de este santo rayaba en la excentricidad. Alban Butler comenta que no estamos obligados a imitar en todo a Simeón y que sería un pecado de presunción el hacerlo así sin un llamamiento especial de Dios, pero que su ejemplo debería llenarnos de confusión por la mala gana con que soportamos las menores ofensas a nuestro amor propio. En realidad debemos admitir que en ocasiones San Simeón no parecía del todo cuerdo.

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