miércoles, 19 de agosto de 2020

Los sueños, proyectos y metas son el alimento de la vida…

Independientemente de la edad y del estado familiar, de los errores, fracasos y tropiezos o posición social, todos debemos tener sueños y proyectos personales por cumplir hasta el último momento de la vida. ¡Nunca! abandonemos los nuestros, ni por un momento.
Cuando dejamos de soñar, de tener proyectos e ilusiones, comenzara anidar la depresión, la desmotivación, la frustración, el vacío existencial y el fracaso… sin importar la edad.
Ser solteros o casados, viudos, religiosos, adolescentes, jóvenes, maduros o personas mayores etc. Tenemos derecho a desear intensamente que lo que parece imposible suceda; a superarnos, a confiar en nuestras propias capacidades, a tener objetivos. Nuestro estado no nos impedirá jamás buscar ser mejores personas, mejores seres humanos, a superarnos y ser mejor mujer o mejor hombre.
Somos libres y tenemos derechos, pero no para destruirnos y para destruir a los demás, sino para ser mejores, para lograr nuestro bien y el de los demás, Todos tenemos derecho a ese sentimiento de alegría y satisfacción que produce la realización o la esperanza de conseguir algo que se desea intensamente.
Tenemos que vivir la vida, con la satisfacción de ir logrando realizar esos sueños, esos proyectos e ilusiones, de lograr o de que suceda algo que se anhela o se persigue como padres, madres, hermanos, hombre, mujer, esposo o esposa.
¡Nunca debemos perder la fe! A pesar de los problemas y retos que nos asechan, nunca debemos perder la fe en Dios y en nosotros mismos. No debemos tener miedo a ser diferentes, debemos tener miedo a ser como todos los demás. Debemos aprender a vivir, a superar y a vencer las dificultades y revertirlas en positivo.
Los problemas, los retos, las dificultades existen para ser superados, para demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de vencer lo adverso y triunfar.
Para que, en nuestra familia, en el hogar, viva el amor, la paz y la alegría, antes todo esto debe vivir en nuestro corazón y en nuestra vida.
No debemos dejarnos vencer por el pesimismo o las enfermedades físicas cual quiera que esta sea, nada de eso deberá ser obstáculo para nuestra realización humana y personal.
Debemos superar nuestros miedos, romper las barreras que nosotros mismos nos ponemos o que otros nos intentan poner y que nos limitan a no lograr mejores y nuevos objetivos. Cuando más responsabilidades tengamos, mayores deberán ser nuestros sueños, ilusiones y deseos de superación personal y familiar.
La superación personal muestra la capacidad que tiene una persona a través de su inteligencia y de su dedicación para alcanzar sus objetivos y crecer como persona.
El que sabe amar no frena ni quiere ignorar las aspiraciones profundas del otro: al contrario, las quiere conocer, descubrir y estimular su desarrollo. Amar es jugarse respetuosamente por la plenitud del otro, plenitud vislumbrada, intuida, conocida y amada, porque es el bien máximo del otro.
El que ama, estimula, comparte, apoya y motiva a que el ser amado sea mejor persona y mejor ser humano, logre sus objetivos y se realice. Las ilusiones, los objetivos, sueños, proyectos serán siempre el camino, el andar y luchar significa la meta de la vida misma.
Amar, ser más personas, perfeccionarse, capacitarse para tocar las cumbres en el desarrollo de la propia personalidad. Es perfeccionarse en el amor, cumpliendo el gran mandamiento divino de amar, y poder entrar así a la vida eterna, en la felicidad de todos, cuya condición de entrada en el Reino del amor es “haber amado”.
La vida es un continuo desafío para crecer como personas, para descubrir nuevos horizontes estimulantes. La superación personal remite a ese proceso temporal de cambio en el que una persona sale de su zona de confort para establecer nuevos hábitos y cualidades para mejorar su calidad de vida.
A pesar de los errores y limitaciones personales, nadie tendrá derecho a humillarnos o menospreciarnos, por más cercano que sea esa persona a nosotros.
Los objetivos e ilusiones que podamos tener y esforzarnos para lograr, deben comenzar por hacernos respetar y valer en toda nuestra dignidad, y de la misma forma así respetar a los demás y como personas y como seres humanos.
El que dice que te ama, pero te humilla, te menosprecia, te compara de la forma más degradante, no te respeta, esa persona no te ama… solo quiere hacerte daño. La mejor muestra de amor, es el respeto absoluto.
Un ser humano también se equivoca porque nadie es perfecto y es importante reconocerlo. De hecho, equivocarse no es siempre un signo de flaqueza, sino a menudo la muestra de que estamos avanzando: nadie ha logrado nunca nada importante sin haberse caído antes. Nos movemos por motivaciones y nos motivamos cuando tenemos ideales. ¿Tú tienes claros los tuyos? FMM

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