lunes, 3 de agosto de 2020

Sentido evangélico de la autoridad…

El sentido que Cristo le da a la autoridad queda bien claro en los siguientes versículos del Evangelio: “Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No será así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos"(Mt. 20, 25-27) Vemos pues, que Cristo define su autoridad en términos de servicio y no de mando.
Junto a este texto tenemos otro en que Cristo se compara al Buen Pastor cuando habla sobre su autoridad. Hay que tener en cuenta que para el oriental la imagen del Pastor era el símbolo de la autoridad política. El cetro que usan incluso los reyes de los países occidentales, es una estilización del cayado del pastor.
El cetro nace en Oriente y es el símbolo del rey, que es el pastor del pueblo, el que lo dirige. Cuando el Señor dice “Yo soy el Buen Pastor” lo que quiere decir es que “Yo soy la buena autoridad”, en contraposición de aquellos malos pastores de los que hablaron los profetas.
En el Antiguo Testamento aparecen duramente condenados los malos pastores (los reyes de Israel y los sumos sacerdotes) porque en lugar de servir al rebaño se apacentaron a sí mismos y engordaron a costa de las ovejas que se les confiaron.
Los judíos entendieron muy bien que Jesús quería decirles que Él venía como la buena autoridad, no a aprovecharse de ellos y a explotarles como tantas veces habían hecho las malas autoridades religiosas o políticas. Y les añadió la bella frase: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” Jn.10, 10
Cabría preguntarse si es posible compaginar esta visión religiosa de la autoridad y la que normalmente se experimenta en la vida cotidiana: una autoridad como poder de mando más que nada.
Pero ambas visiones pueden compaginarse. Si vemos la etimología de la palabra autoridad descubriremos que viene de la palabra latina ‘auctor’, que viene del verbo ‘augere’, que significa hacer aumentar, hacer crecer. El autor es el que es fuente u origen de algo.
El padre en sentido propio, es aquel que da la existencia a otro y se preocupa de su bienestar y crecimiento El significado por tanto, de la palabra ‘autoridad’ no es mandar, sino engendrar, dar vida, hacer crecer.
Luego ser autoridad, etimológicamente hablando, es ser fuente de vida, y al mismo tiempo es servir a esa vida. Lo que nos lleva a poder definir la autoridad como paternidad. Ambos términos significan ser fuente de vida y servir a la vida que de uno brotó.
Es importante corregir mentalmente la relación que hacemos entre autoridad y paternidad, pues es corriente pensar que la paternidad en una forma de autoridad, cuando la paternidad es el fundamento de toda autoridad. MSdeS

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