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Día del cerebro… Al igual que el cuerpo, la
mente debe entrenarse para mantenerse alerta y activa. Algunos consejos para
hacerlo de manera eficiente.
La memoria es la capacidad de registrar, retener y recordar información,
eventos, vivencias personales, tareas pendientes, recados ya realizados, libros
leídos y caras de personas conocidas, entre otras cosas.
La idea general de que la memoria no es una entidad unitaria surge en
diferentes contextos disciplinarios (neuroconductuales, neuropsicológicos y
cognitivos), confirmando así la necesidad de dividir la memoria en distintos
sistemas que interactúan entre sí y que tienen una función en común, que es el
hacer posible la utilización del conocimiento adquirido y retenido.
Dentro de los cambios generales que experimentan los individuos en el
proceso de envejecimiento, uno de los que mayor efecto tiene es el que se
produce en el ámbito de las funciones cognitivas.
«La mente necesita ejercicio para mantenerse alerta y activa. La
plasticidad neuronal es la capacidad que tiene el cerebro de modificar sus
redes de conexión ante la aparición de nuevos estímulos en el ambiente. Todas
las experiencias y aprendizajes se plasman en nuestro cerebro en forma de redes
sinápticas complejas y cuanto más novedosos sean los estímulos a los que nos
exponemos, más rico y complejo será nuestro entramado cerebral», explica la
Dra. Carolina Feldberg, neuropsicóloga e Investigadora adjunta del Conicet
en INEBA.
La neuroplasticidad sostiene lo que se conoce como ‘reserva cognitiva’, uno
de los factores que contribuye a que el cerebro sea más resistente, tanto ante
los cambios producto del paso del tiempo, como también frente a la aparición de
enfermedades neurológicas. «Es algo que se construye a lo largo de toda la vida
y es el resultado de nuestro estilo de vida, el nivel de escolaridad, la
complejidad de la actividad laboral y las actividades que realizamos en nuestro
tiempo libre», agrega la especialista.
Así como entrenamos nuestro cuerpo es importante que
hagamos lo mismo con nuestra mente. Existe una amplia gama de propuestas para
ejercitarla pero, en líneas generales, es fundamental que la actividad que se
elija cumpla con estos requisitos:
·
Que sea algo novedoso y desafiante. Cuanto más alejada esté la actividad
de las tareas que realizamos habitualmente en el trabajo o en el tiempo libre,
mejor. Pero algo que es muy importante es que tiene que ser algo que nos guste.
Solo sostenemos en el tiempo aquellas actividades que nos gustan.
·
Que tenga una meta u objetivo. Es recomendable no establecer la vara
demasiado alta y asegurarnos de controlar su progreso hacia lo que queremos
logar.
·
Que sea sostenible en el tiempo (por eso debe gustarnos) y nos demande
entre 30 y 60 minutos diarios cada dos días.
·
Que sea, si es posible, una actividad social. El entrenamiento cognitivo
puede ser más eficiente si se realiza con otras personas, no sólo porque sea
más divertido, sino porque también puede aumentar nuestro nivel de esfuerzo y
ayudarnos a superar barreras como el aburrimiento. BP
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