El perfeccionista se pone objetivos irracionales que pueden crear tensión constante y provocar una eterna insatisfacción por todo lo que hace. También puede llegar a afectar al desarrollo en el ámbito social, familiar o profesional.
Consejos:
Estos pasos prácticos pueden ayudar a domar las tendencias perfeccionistas:
● Reconocer y cultivar nuestra parte “suficientemente buena": por ejemplo, hacer una lista de las cosas que nos gustan, como buenas cualidades personales, relaciones gratificantes con los demás y experiencias significativas.
● A menudo los perfeccionistas caen en la falacia de “todo o nada": en su mentalidad, o sacan 10 o han fracasado por completo. Por lo tanto, hay que prestar atención a esos pensamientos y recordar que no se necesita ser el mejor en todo para sentirte amado y respetado. Cuando sientas la necesidad de castigarte por las imperfecciones percibidas, decite: “Ya empecé de nuevo. Basta ya”.
● Tratar de ser menos crítico con otras personas y tratarlas con paciencia y compasión: además de mejorar las relaciones personales y profesionales, se reducirá el miedo a ser criticado por otros.
● Rodéate de personas que estén menos atrapadas en la búsqueda de estatus, dinero y éxito, personas que aprecian la amistad, la familia y la comunidad.
● Buscar un terapeuta que ayude a ponerse en contacto con las cualidades únicas y especiales que ya tenemos. En psicoterapia, se aprende a articular los deseos y las vulnerabilidades que pueden conducir al perfeccionismo. A medida que la persona se vuelve más tolerante y optimista, la presión para ser perfecto empezará a disminuir.
El riesgo de depresión:
La tendencia a trabajar demasiado, muy vinculada al perfeccionismo, está claramente relacionada con el riesgo a desarrollar depresión a medio y largo plazo.
Existen diferentes explicaciones acerca de por qué pasa esto. Una de ellas es que, como los ‘workaholics’ transforman su ámbito laboral en el principal foco de interés de sus vidas, poco a poco van cortando sus vínculos con otras fuentes de satisfacción y vida social.
Por otro lado, la extrema preocupación por producir y hacerlo todo bien que causa la adicción al trabajo y perfeccionismo también se vincula a la falta de sueño, otro de los fenómenos más vinculados a la depresión.
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