En ocasión del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, cuya conmemoración
fue el martes 14/09, organizaciones que asesoran sobre ese tipo de trastorno
cutáneo recomendaron la importancia de realizarse controles y difundir
información entre sus pacientes, quienes, además, se vieron fuertemente
afectados por la pandemia.
“Hay muchos pacientes que alcanzan un diagnóstico, que
a veces es tardío. La idea es dar mayor información sobre su diagnóstico y el
deterioro en la calidad de vida que puede causar”, dijo Laura Resnichenco,
psicóloga y miembro de la Asociación de Dermatitis Atópica Argentina (ADAR).
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica o
recurrente, que puede tener una amplia gama de presentaciones, y se caracteriza
principalmente por piel seca, prurito intenso y lesiones cutáneas inflamatorias
localizados (eccemas). Aunque
también se presenta en adultos, la DA la padecen predominantemente niñas y
niños; en este sentido, entre un 15 y un 30% de ellos tienen la enfermedad.
“El contexto atópico es una tendencia a enfermedades
alérgicas que puede ocurrir en un mismo paciente”, dijo la Dra. Marta La
Forgia, especialista en Dermatología, Alergia e Inmunología por la Universidad
de Buenos Aires.
En este sentido, es más probable que los pacientes con dermatitis
atópica requieran también tratamiento para las comorbilidades atópicas
asociadas como asma, rinitis alérgica y alergia a alimento, sufriendo una carga
de enfermedad aún mayor.
ADAR y la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), dos
organizaciones que trabajan para acompañar y asesorar a personas con esta
enfermedad y a sus familias, realizaron una encuesta sobre cómo impactó (e
impacta) la pandemia de la Covid-19 a los pacientes con esta enfermedad.
Los
problemas de la pandemia
El sondeo, denominado “Evolución de los pacientes con dermatitis atópica
durante la pandemia Covid-19”, fue implementado en forma online entre el 12 de
junio y el 8 de julio de este año y participaron 535 pacientes de todo el país.
Entre los problemas asociados, uno fue la imposibilidad de continuar el
tratamiento. En
este sentido, la encuesta evidenció que antes de la cuarentena, el 62,1% estaba
en tratamiento, pero el 18,1% lo tuvo que discontinuar, en general por motivos
económicos y 1 de cada 10 decidió suspender la medicación por temor a la
COVID-19. Además, para el 62,8% la
picazón durante la cuarentena fue (y es) moderada o alta, un 41,3% más que
antes. Por otra parte, la encuesta
destaca que los sentimientos principales experimentados en relación a su
enfermedad durante la cuarentena para este grupo poblacional fueron ansiedad
(52,9%), angustia (43,2), cansancio (40,4) y desgaste (39,6).
“Hay determinadas situaciones que funcionan como
estresores y estos niveles altos de estrés pueden manifestar síntomas cutáneos.
Además, la enfermedad en sí misma puede generar episodios de ansiedad,
vergüenza, aislamiento, hiperactividad en infantes, trastornos del sueño y
depresión. Es una situación que se da de manera interrelacionada y afecta de forma
general los modos de vida”, explicó la psicóloga Resnichenco, quien además es
paciente de esta enfermedad. En este
sentido, destacó la relevancia de considerar a la salud mental a la hora de
hablar sobre DA.
“Cuando tratamos un paciente con DA es importante
destacar la salud mental. Durante el aislamiento no hubo políticas de salud
mental para acompañar esta situación porque no fuimos considerados esenciales”,
indicó. Sin embargo, también resaltó que
“algo positivo que nos generó la pandemia es la posibilidad de hacer las
consultas de manera online”, aunque entendiendo que “no es para todos los
pacientes un recurso propicio”.
La enfermedad es crónica y multicausal dado que existen muchos factores
a tener en cuenta en su incidencia, tales como alguna enfermedad inflamatoria
preexistente, lo genético o lo ambiental.
“El tratamiento para estos casos es un cuidado especial
de la piel, indicaciones de baño y humectación: la piel merece esos cuidados de
forma generalizada (no sólo en el área afectada)”, sostuvo la Dra. La Forgia, y
agregó que, por otro lado, está el control de la inflamación con medicación.
Sobre esto hay distintas opciones de tratamientos tópicos para las
lesiones de eccema y para los casos refractarios el uso de inmunomoduladores o
tratamientos biológicos.
Los
factores que pueden empeorar los síntomas de la dermatitis atópica
Quienes padecen dermatitis atópica, trastorno cutáneo prolongado
(crónico) que consiste en erupciones pruriginosas y descamativas, también
suelen tener asma o alergias estacionales, según consigna MedlinePlus, la
Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
“A menudo, hay antecedentes familiares de afecciones
alérgicas como asma, rinitis alérgica o eccema. Las personas con dermatitis
atópica a menudo dan positivo en las pruebas cutáneas para alergias. Sin
embargo, esta dermatitis no es causada por alergias”, señala Medline
Plus.
Entre los factores que pueden empeorar los síntomas de la dermatitis
atópica, ese organismo señala:
·
Alergias al
polen, el moho, los ácaros del polvo o los animales.
·
Resfriados y
aire seco en el invierno.
·
Resfriados o
la gripe.
·
Contacto con
materiales irritantes y químicos.
·
Contacto con
materiales ásperos como la lana.
·
Piel reseca.
·
Estrés
emocional.
·
Resecamiento
de la piel por tomar baños o duchas frecuentes o nadar con mucha frecuencia.
·
Enfriarse o
acalorarse demasiado, al igual que cambios súbitos de temperatura.
·
Perfumes o
tintes agregados a las lociones o jabones para la piel. BP
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