Además de los tratamientos nuevos que eviten la
progresión de la enfermedad, hay muchos mecanismos que pueden lograr mejorar el
día a día de la persona que sufre osteoartritis.
Aunque continúa la necesidad de nuevos tratamientos que modifiquen la
progresión de la osteoartritis y desafíos para el diagnóstico más precoz,
existen múltiples estrategias emergentes o no suficientemente enfatizadas en la
consulta que podrían mejorar el manejo de la enfermedad, coincidieron participantes
de dos sesiones en el 23º Congreso Panamericano de Reumatología (PANLAR 2021),
que se celebró de manera virtual en el mes de agosto.
Según el Dr. Oscar Rillo, jefe de reumatología del Hospital Pirovano, en
la Ciudad de Buenos Aires y docente de Medicina Interna en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Buenos Aires, «uno de los mayores mitos de la
osteoartritis es que no tiene tratamiento, que no se puede hacer nada, que el
paciente es un adulto de edad avanzada al que saludamos y tratamos de que se
vaya lo más feliz posible. Sin embargo, hay mucho por hacer. No hay que pensar
que la osteoartritis es la cenicienta de las enfermedades reumáticas».
A
quiénes afecta la artrosis
La osteoartritis o artrosis afecta a 1 de cada 5 personas mayores de 60
años en Latinoamérica y es la patología articular más prevalente, primera causa
de invalidez permanente en el mundo. Se considera una pandemia porque en el
siglo XXI ha crecido más de 70%, aseguró la Dra. Maritza Quintero, expresidenta
de la Sociedad Venezolana de Reumatología y profesora de la Universidad de Los
Andes, en Mérida, Venezuela.
Sin embargo, pese a la carga de enfermedad que produce, hay falta o
subutilización de recursos terapéuticos efectivos, reconocieron distintos
panelistas. «Hay pacientes que se auto indican fármacos sin evidencia, buscando
una respuesta que en una enorme cantidad de veces no les estamos dando. Los
propios pacientes van haciendo sus ensayos», describió la Dra. Cecilia Asnal,
reumatóloga del Hospital Alemán de Buenos Aires y miembro de la comisión
directiva de la Sociedad Argentina de Reumatología.
Diagnóstico
temprano
El Dr. Rillo agregó que «el gran inconveniente actual es que la
enfermedad se diagnostica con radiografías y las imágenes no siempre se
coinciden con la clínica. Si uno se maneja con hallazgos radiológicos llega en
etapas tardías. Es por eso que en general los tratamientos ya no son tan
efectivos porque el daño está producido y es irreversible. La mayoría de las
veces los colegas dicen: Ya está, no hay nada más que hacer, es una afección a
la que el paciente se tiene que acostumbrar. Pero no hay que bajar los brazos».
Y agregó «un desafío sería llegar a un diagnóstico más precoz con la
presunción clínica, por ejemplo, con el crepitar de la rodilla, ciertos
movimientos dolorosos, obesidad, antecedentes de lesión deportiva o edad».
Medidas
no farmacológicas
Un pilar del tratamiento es la aplicación de medidas no farmacológicas,
coincidieron los especialistas. «Por ejemplo, en artrosis de rodillas la
intervención validada de mejor resultado es la pérdida de peso en el sobrepeso
y la obesidad», destacó la Dra. Asnal.
«Mejorar el peso corporal en 10% ayuda mucho a bajar el dolor, no solo
porque sobrecarga la articulación, sino porque libera sustancias proinflamatorias.
Si cortamos ese círculo del adipocito alterado estaremos mejorando no solo la
estética, también veremos la posibilidad de optimizar la terapéutica», expresó
el Dr. Rillo, remarcando la importancia de indicar rehabilitación. «En muchas encuestas
90% de los pacientes se va solo con un tratamiento médico farmacológico»,
lamentó. BP
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