Puede que la lechuga parezca un simple ingrediente de las
ensaladas más comunes, sin embargo, existe evidencia científica que muestra que
también puede esconder muchas bondades saludables, que van desde moderar la
ansiedad y proteger la capacidad cognitiva, hasta prevenir ciertas enfermedades
crónicas.
La lechuga, conocida científicamente como Lactuca sativa,
comenzó a cultivarse hace miles de años por los egipcios, que, según diferentes
fuentes, la consideraban sagrada. Luego fue incorporada por otras civilizaciones,
como romanos y griegos, que no solo aprovecharon sus hojas, sino también sus
semillas para producir aceite.
La versatilidad de la lechuga no solo se debe a su sabor,
sino también al coctel de propiedades que contiene, que le permiten asociarse
muy bien con cientos de alimentos. Entre sus principales características se
destaca su rico contenido de agua, proteínas, grasas saludables, carbohidratos,
fibra dietética, minerales, vitaminas, azucares y un bajo nivel calórico.
Puedes mezclar la lechuga con otros vegetales o utilizarla
como guarnición. Debido a su composición, es ideal para agregar un toque de
frescura a todos tus platillos favoritos, desde sándwiches hasta ensaladas.
Según la evidencia científica, consumiéndolo regularmente podrás disfrutar de
las siguientes bondades:
Aliviar la ansiedad
Sobre este beneficio pueden encontrarse registros que datan de la Edad
Media. Si bien la mayoría de los estudios actuales solo se realizaron en
animales, los especialistas creen que la lechuga tiene un gran efecto
ansiolítico en los humanos (es decir, una acción depresora del sistema nervioso
central, que busca disminuir o eliminar los síntomas de la ansiedad).
Antimicrobiana
Diferentes estudios hallaron que algunos compuestos de la lechuga, como
terpenos y cardenólidos, así como enzimas como las glucanasas, tienen
propiedades antimicrobianas. Los expertos observaron resultados específicamente
en hongos como Candida albicans, responsable de la candidiasis vaginal.
Anticancerígena
Según investigaciones recientes, el extracto de agua de la lechuga puede
inhibir el crecimiento de células de leucemia y de cáncer de mama, por lo que
muchos investigadores hablan de un potencial anticancerígeno. Sin embargo, se
necesita continuar analizando esta propiedad, ya que el consumo necesario para
ver resultados es excesivo.
Contra el colesterol
Tras realizar diferentes estudios en animales, se observó que los grupos
que consumían lechuga tenían mayores probabilidades de peroxidación lipídica,
una forma de mantener bajo control los niveles de colesterol. Cuando esta grasa
es excesiva en sangre puede aumentar el riesgo de muchas enfermedades
cardiovasculares y otras afecciones peligrosas.
Antiinflamatoria
La acción de ciertos compuestos presentes en la lechuga, como la
lipoxigenasa o la carragenina, cumplen un rol antiinflamatorio. La inflamación
es una respuesta defensiva normal del organismo, pero cuando se vuelve
constante puede generar mucho daño. A pesar de los resultados positivos sobre
este beneficio, son necesarios más trabajos que profundicen en este vínculo.
Salud cognitiva
Las neuronas son células cerebrales que crean conexiones para formar
memoria. La muerte de las neuronas en conexiones o circuitos particulares puede
provocar problemas para recordar. La evidencia científica señala que, gracias a
sus efectos antioxidantes, el consumo regular de lechuga reduce el estrés
oxidativo y ofrece beneficios neuroprotectores.
Buen sueño
A partir de diferentes ensayos en laboratorios sobre los extractos de
lechuga, se logró aislar uno de sus químicos, que, según los investigadores,
tiene un importante efecto sedante. También disminuye la frecuencia cardíaca y
las contracciones ventriculares, por lo que se alza como una opción para
fomentar el sueño. Sin embargo, solo se probó en animales.
Antioxidante
Muchos estudios señalaron que la lechuga posee antioxidantes con
importantes capacidades de eliminación de radicales libres. Estos son agentes
dañinos que afectan la salud de tejidos, células y ADN sano, favoreciendo la
aparición de diferentes enfermedades.
Precauciones
Muchos estudios demostraron que la lechuga puede producir alergias. En
esas afecciones, el sistema inmunitario reconoce como dañino a ciertos
alimentos, provocando reacciones como la anafilaxia. También, si se consume en
exceso, se vinculó con un mayor riesgo de problemas gastrointestinales, como
inflamación o flatulencias. TV
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