Enjuagarse la boca después de cepillarse los dientes es una práctica que realiza todo el mundo. Aunque quizás no debería. Según la Fundación de Salud Oral y el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, no existen efectos negativos si dejas de hacerlo, pero sí positivos, como una mayor protección.
“Enjuagarse la boca elimina la capa protectora de flúor que deja la pasta de dientes sobre las piezas dentales”, ha dicho el doctor Phil Stemmer, del centro dental Fresh Breath Center de Londres. “Esa película nos garantiza horas de protección adicional”.
El flúor es el motivo por el que los especialistas están aconsejando evitar deshacernos de los sobrantes de la pasta de dientes en la boca. Mantener el flúor el mayor tiempo posible ayuda a fortalecer el esmalte dental, hacerlo más resistente a las caries y reducir la cantidad de ácido que producen las bacterias.
Una encuesta realizada en 2016 por la Fundación de Salud Oral, reveló que el 62% de las personas encuestadas se enjuagan la boca para finalizar el cepillado. Este mismo estudio también mostró que el 14% utilizaba un enjuague bucal después del cepillado. Este hábito tampoco lo aconsejan los profesionales.
Según un artículo, los enjuagues poseen menos flúor que la pasta de dientes, por lo que protegen menos nuestra boca. Investigadores han encontrado algunas pruebas de que el agua u otros elementos podrían afectar al efecto preventivo de la pasta de dientes.
Algunos expertos opinan que esto es una decisión personal. Hasta ahora se desconoce que los hábitos más extendidos sean los responsables de la aparición de las caries. Además, existen personas que sienten desagradable tener restos de pasta de dientes en la boca.
Si eres de este último grupo, el British Dental Journal aconseja dejar actuar la pasta de dientes durante unos minutos para que esta se asiente y después enjuagarte la boca sin utilizar grandes cantidades de agua. LP
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