Así lo prueba la investigación del CONICET, Instituto
Leloir, INBIRS, y el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, tras
analizar por un año la respuesta inmune inducida por la vacuna Sputnik en 100
voluntarios.
La respuesta inmune inducida por dos dosis de
vacunación frente a la variante ómicron de SARS-CoV-2 no es óptima, lo que
reafirma la importancia de una tercera dosis como refuerzo, reveló un estudio
de científicos argentinos publicado en la prestigiosa revista
internacional The Lancet Infectious Diseases.
«Para protegerse contra ómicron resulta clave que las personas adultas
se apliquen la dosis de refuerzo, en el momento indicado. Varios estudios están
demostrando de manera contundente que la tercera dosis aumenta de manera muy
significativa el nivel de anticuerpos neutralizantes que bloquean a esta nueva
variante», afirmó la viróloga molecular Andrea Gamarnik, líder del estudio,
jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir
(FIL) e investigadora superior del CONICET.
El trabajo publicado es la culminación de un estudio iniciado hace un
año, cuando comenzó el programa de vacunación masiva en Argentina. La
publicación incluye la información basada en el análisis de muestras de sangre
de 100 voluntarios vacunados con dos dosis de la vacuna Sputnik V, que fueron
estudiados a lo largo de un año. Los voluntarios recibieron las dos dosis de
vacuna entre enero y febrero de 2021.
«En la provincia de Buenos Aires cada decisión tomada en materia de
vacunación fue evaluada a partir de la evidencia internacional, y de la
evidencia local generada por estudios como éste que realizamos en articulación
con prestigiosas instituciones de investigación», afirmó el también autor del
estudio Nicolas Kreplak, médico clínico y Ministro de Salud de la Provincia de
Buenos Aires.
«Una vez que contamos con los resultados de este estudio recién
publicado, que comenzó con el primer grupo poblacional vacunado en diciembre de
2020, pudimos evaluar la importancia de dar dosis de refuerzo en población
general y definir la mejor ventana de tiempo para ello», agregó el ministro.
De acuerdo con Kreplak, los resultados de la investigación muestran que
luego de 6 meses hay una caída significativa de la capacidad neutralizante de
los anticuerpos generados por la vacunación contra la variante ómicron,
indicando la necesidad de una dosis de refuerzo entre los 4 y los 6 meses para
garantizar protección máxima.
«Este estudio se complementa con otros que analizan la efectividad en la
vida real, en cada momento de la pandemia y con una estricta vigilancia
epidemiológica. Todos los que aún no se aplicaron la dosis de refuerzo y ya
pasaron 4 meses desde la segunda dosis es importante que vayan a vacunarse»,
enfatizó Kreplak.
El
estudio
Durante el lapso de enero del 2021 a enero de 2022,
el equipo de científicos midió periódicamente el nivel de anticuerpos contra
SARS-CoV-2 empleando el test COVIDAR IgG, desarrollado por investigadores del
CONICET. Asimismo, empleando cultivos virales, realizó mediciones a fin de
evaluar la capacidad de los sueros provenientes de los individuos vacunados
para neutralizar, o sea impedir la infección, por parte de la variante de
SARS-CoV-2 original (linaje B.1 aislado en Wuhan, China) y por parte de la variante
ómicron, aislada y caracterizada en nuestro país. Si bien las muestras de suero
mostraron presencia de altos niveles de anticuerpos neutralizantes dirigidos
contra la variante original luego de la aplicación del esquema de vacunación
basado en la administración de dos de la vacuna Sputnik V, los investigadores
observaron una caída dramática en la capacidad neutralizantes frente a la
variante ómicron.
«Ómicron presenta una alta capacidad de evadir la respuesta inmune
montada por el individuo vacunado. Esto se expresa en una notoria disminución
(de más de 60 veces) en la capacidad de los anticuerpos inducidos por la vacuna
para bloquear la infección con ómicron cuando se lo compara con dicha capacidad
para bloquear a la variante original B1 (que ya no circula en nuestro país)»,
indicó Gamarnik. Este ‘defecto’ es ampliamente superado al recibir el individuo
vacunado una tercera dosis de vacuna.
«Estudios realizados en distintas naciones y en nuestro país indican que
la vacunación de refuerzo que combina plataformas de vacunas diferentes (por
ejemplo Sputnik V con Pfizer/BioNTech, Moderna, Sinopharm o AstraZeneca)
representaría una opción sumamente efectiva a fin de acelerar la vacunación y
aumentar los niveles de anticuerpos neutralizantes contra la variante ómicron»,
afirmo el también líder del estudio Jorge Geffner, investigador superior del
CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA
(INBIRS), que depende de la Facultad de Medicina de la UBA y del CONICET.
En el terreno de la vacunación frente a COVID-19 se plantean dos grandes
desafíos: el surgimiento de nuevas variantes y la perdurabilidad en el tiempo
de los mecanismos de defensa conferidos a través de la vacunación, indicó
Geffner. Y agregó: «En función de estas dos variables habrá que ir ajustando
los esquemas de vacunación y, en este sentido, cobra particular relevancia el
estudio realizado por nosotros y otros similares realizados a nivel mundial. La
vacunación frente a COVID-19 es la gran herramienta con la que contamos a fin
de aplastar la pandemia por SARS-CoV-2. Deberemos seguir estudiando cómo
ajustar y mejorar los actuales esquemas de vacunación, a fin de optimizar la
protección de la población frente a este nuevo virus».
Marina Pifano, doctora en ciencia y tecnología, asesora biotecnológica
del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y coordinadora general
de este estudio, remarcó la importancia de articular entre distintas
instituciones. «La rapidez con la que se llevó a cabo este proyecto para poder
estudiar de manera local el efecto de las vacunas en nuestra población permitió
ir generando evidencia propia para la toma de decisiones en tiempo real acorde
a los tiempos que imponía el dinamismo de la pandemia», indicó.
El estudio muestra una gran coordinación de trabajo entre los
Ministerios de Salud y de Ciencia y Técnica para generar información útil para
el diseño de estrategias de vacunación en nuestro país, destacó Gamarnik. «Es
para nosotros un orgullo poder trabajar en forma transversal, cooperativa y
solidaria, incorporando profesionales de la salud e investigadores del CONICET.
Este es uno de los aprendizajes de la pandemia», señaló. BP
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