lunes, 28 de marzo de 2022

Vivir cerca de espacios verdes puede tener beneficios contra el estrés oxidativo…

El oxígeno es esencial para la vida de plantas y seres vivos, porque se emplea para un gran número de reacciones bioquímicas. Este gas incoloro y sin olor se inspira al respirar entra en la sangre desde los pulmones y circula por los tejidos. Sin embargo, durante su proceso de oxidación se generan sustancias reactivas nocivas que el organismo no siempre puede neutralizar con rapidez o cuyo daño no es capaz de reparar. Entonces, se produce el llamado estrés oxidativo, que nos hace envejecer o incluso enfermar. El estrés oxidativo ha sido objeto ve investigación por parte de la comunidad científica. Ahora, un último estudio ha analizado por primera vez la relación que existe entre la exposición a diferentes espacios verdes y el estrés oxidativo de niños y niñas. El estudio, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), concluye que una mayor exposición a la vegetación se asocia con niveles más bajos de estrés oxidativo y que esta asociación se observa independientemente de la actividad física que lleven a cabo las niñas y niños.

Hasta el momento diferentes estudios habían señalado que disponer de espacios verdes en el lugar de residencia tiene un efecto positivo en la salud, sobre todo porque mejoran la salud mental y promueven el ejercicio físico, lo que reduce el riesgo de sobrepeso u obesidad. Pero no se había profundizado sobre qué efectos directos tiene esta vegetación en los procesos biológicos, por ejemplo, en la inflamación y en el estrés oxidativo, explican los investigadores en una nota de prensa. Esto tiene importantes implicaciones. En concreto, en las enfermedades respiratorias y alérgicas.

Se analizó a 323 niños y niñas sanos de entre 8 y 11 años inscritos en cinco escuelas primarias de Asti, una pequeña ciudad del noroeste de Italia. Los progenitores rellenaron un cuestionario que incluía información sobre la frecuencia con la que sus hijos e hijas realizaban ejercicio físico. El estrés oxidativo se cuantificó en la orina midiendo la concentración del compuesto isoprostano. Por otro lado, los espacios verdes y escolares se definieron mediante el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés), y también se estimó la porción de vegetación. Las exposiciones en múltiples sitios se obtuvieron teniendo en cuenta el NDVI del hogar y la escuela, y el tiempo que el niño o la niña pasaba en cada lugar.

“Una mayor exposición a estas zonas puede contribuir al desarrollo inmunitario de los niños y niñas al ponerlos en contacto con organismos que suelen colonizar los entornos naturales”, explica Judith Garcia-Aymerich, investigadora y jefa del programa de Enfermedades No Transmisibles y Medio Ambiente de ISGlobal, que firma el estudio como última autora. Además, estar en contacto con espacios verdes puede aumentar la síntesis de vitamina D a través de la radiación ultravioleta del sol. Esta vitamina actúa como un antioxidante que previene los efectos negativos del estrés oxidativo y la inflamación. Por último, la vegetación mejora la calidad del aire en áreas urbanas.

Los investigadores también analizaron la relación entre espacios verdes y actividad física. En concreto, si vivir en este entorno estaba asociado a un mayor ejercicio físico, lo que a su vez afecta el estrés oxidativo. Sin embargo, el estudio no ha encontrado evidencias de que el ejercicio estuviera implicado en la asociación entre los espacios verdes y el estrés oxidativo. RSC

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