Para configurar un desayuno saludable deben evitarse los alimentos de alto contenido calórico y baja densidad nutricional, que simplemente aportan calorías, grasa, sodio o azúcar a la ingesta total del día.
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el desayuno debe incluir al menos tres grupos de alimentos principales; un alimento del grupo de los cereales (preferiblemente entero/integral), leche o un producto lácteo y una fruta (preferiblemente entera). Si cumplimos con esta recomendación, estaremos cubriendo las recomendaciones de los especialistas. Al contrario, su consumo por separado se asocia a mejores patrones alimentarios, al picoteo entre horas y a un probable aumento de peso.
Además, algunos expertos recomiendan complementar con un cuarto grupo, como aceite de oliva virgen, hortalizas, frutos secos, alimentos proteicos (huevos, jamón, salmón, legumbres...). Ya que la combinación de todos ellos aporta al organismo hidratos de carbono complejos, fibra, proteína, agua y una adecuada cantidad y calidad de grasa.
La combinación de esos grupos de alimentos aportará al organismo hidratos de carbono complejos, fibra, proteína, agua y una adecuada cantidad de grasa, contribuyendo además a cubrir las necesidades de vitaminas y minerales.
En el caso de pacientes cardiovasculares, es importante incluir algunos nutrientes en el desayuno. Cabe recordar que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre los que se incluyen la cardiopatía coronaria y las trombosis venosas.
La mayoría de las ECV pueden prevenirse actuando sobre factores de riesgo comportamentales, de acuerdo con la OMS: el consumo de tabaco, las dietas malsanas y la obesidad, la inactividad física o el consumo nocivo de alcohol, utilizando estrategias que abarquen a toda la población.
Un nutriente que no puede faltar es la fibra, popular por ayudar al tránsito intestinal y al sistema digestivo. Además, puede ser un factor clave para reducir la presión arterial y el colesterol, dos factores de riesgo de las enfermedades cardiacas. Hay muchos alimentos ricos en fibra: verduras, frutas, legumbres, nueces, almendras, pistachos, cereales o arroz integral.
También podemos incluir algunas proteínas saludables para el corazón. En este sentido, la Fundación Española del Corazón (FEC) asegura que el consumo de omega 3 contribuye a mantener los niveles normales de colesterol. Lo encontraremos en pescados grasos como el salón o en nueces. RSC
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