Síntomas:
· Escamas de piel en el cuero cabelludo, el cabello, las cejas, la barba o el bigote.
· Picazón en el cuero cabelludo más o menos intenso.
· Irritación en la dermis del cuero cabelludo, de las cejas, la barba o el bigote.
Estos signos pueden ser más intensos al estar con estrés y suelen aparecer con mayor frecuencia en las estaciones frías y secas.
Presenta dos tipos: caspa seca y grasa. La primera es la más habitual, una descamación fina, blanca o grisácea. En la caspa grasa las escamas suelen ser amarillentas y oleosas y no se desprenden fácilmente de la piel.
Principales causas:
No se conoce la verdadera causa de la aparición de la caspa, aunque sí se han observado algunos mecanismos que pueden actuar como desencadenantes.
Normalmente, la epidermis del cuero cabelludo se renueva, como la del resto del cuerpo, cada veintiocho días, aproximadamente. Sin embargo, la velocidad de este proceso de renovación puede aumentar en algunas personas y entonces aparece la caspa.
Por otro lado, los cambios hormonales también pueden desencadenar o empeorar el problema de la caspa.
Parece que el desequilibrio en la flora microbiana del cuero cabelludo puede actuar como factor desencadenante, ya que en personas con caspa se ha observado una presencia incrementada del mencionado hongo Pitirosporum ovale también llamado Malassezia furfur.
La caspa puede estar relacionada con la sensibilidad a los productos para el cuidado del cabello (dermatitis de contacto) y otros problemas de la piel como la psoriasis y el eczema, apareciendo entonces como síntoma de otras enfermedades subyacentes.
La caspa leve se corrige cuando se revisan todos los factores que pueden incidir en ella, además de utilizar un champú específico regularmente, acompañado de una dieta saludable y un buen control del estrés.
Cómo se trata:
En la actualidad existen diversos tratamientos capilares capaces de prevenir y combatir la caspa con eficacia. Inicialmente, es recomendable lavarse el cabello diariamente con un champú suave que permita reducir la grasa y la acumulación de células muertas sobre el cuero cabelludo. A veces, puede ser necesario probar con varios hasta encontrar el más efectivo para cada persona. Si el lavado frecuente con un champú suave no es eficaz, puede recurrirse a champúes específicos para combatir la caspa, cuyas formulaciones incluyen diferentes principios activos que intentan corregir sus distintas causas. Por ejemplo, estos productos pueden contener:
Antifúngicos: inhiben la proliferación de microorganismos -sobre todo, de la malassezia furfur.
Citostáticos: sustancias que regulan el ciclo de renovación de las células cutáneas del cuero cabelludo.
Antiseborreicos: principios activos que normalizan la producción de grasa de las glándulas sebáceas.
Queratolíticos: productos que eliminan las acumulaciones de escamas.
Antipruritos: sustancias que alivian la picazón y el enrojecimiento. Al inicio, se deben usar de una a tres veces a la semana y, cuando ya han hecho efecto, se debe reducir esta frecuencia. Una vez a la semana puede ser más que suficiente.
Si, en cambio, el problema no mejora al cabo de cuatro o seis semanas, se debe probar con otro champú anticaspa que contenga un principio activo diferente. En los casos en los que el tratamiento es efectivo, pero deja de serlo al cabo de un tiempo, debe probarse también con un producto alternativo.
Cuidados especiales:
Lavarse el pelo diariamente con champú. Al hacerlo, enjabonar el cabello, enjuagarlo, enjabonarlo de nuevo y masajear suavemente para aflojar la caspa. No frotar fuerte y utilizar las yemas de los dedos, nunca las uñas, para evitar dañar el cuero cabelludo.
No usar agua muy caliente y, al utilizar secador, hacerlo con aire tibio y no muy cerca para evitar irritaciones.
Enjuagar muy bien luego de la aplicación de champú para evitar dejar residuos acumulados y que puedan confundirse con caspa.
Seguir estrictamente las instrucciones de uso. Leerlas detenidamente y cumplirlas al pie de la letra, ya que cambian de un producto a otro. Por ejemplo, algunos champúes deben dejarse actuar durante varios minutos, mientras que otros deben enjuagarse rápidamente.
Alternar champúes anticaspa con otros suaves. Esta combinación suele ayudar a mejorar el problema.
No interrumpir un tratamiento para el control de la caspa. Un error frecuente es cambiar de champú cuando la caspa desaparece aparentemente. La constancia es fundamental ya que los resultados pueden tardar en verse cerca de un mes.
Si la caspa es severa, el uso de lociones o ampollas especializadas pueden ser parte del cuidado tratante del cuero cabelludo. Actúan profundamente ayudando a fragmentar y disolver las escamas, eliminando los microorganismos de la caspa.
Limitar el uso de productos para peinado. Estos pueden acumularse en el cabello y el cuero cabelludo y volverlos más grasos.
Pasar tiempo al aire libre. Los rayos solares pueden ayudar a controlar la caspa, pero basta con solo pasar un poco de tiempo en el exterior. No es necesario tomar sol, y al hacerlo, usar siempre un buen protector solar.
Aprender a gestionar el estrés. Este puede complicar el problema de la caspa, por lo que es conveniente aprender a manejarlo. Practicar técnicas de relajación, o meditación puede ayudar a aumentar tu resistencia frente a él.
Seguir una dieta rica en zinc y vitaminas B y betacaroteno. Estos nutrientes pueden ayudar a estabilizar el cuero cabelludo y a prevenir, al igual que algunos tipos de grasa, como los omega 3, presentes en los pescados de mar como las sardinas, salmón, etc.
Si la caspa persiste, o presenta irritación, signos inflamatorios, escamas más grandes en forma de costra y amarillas, consultar al especialista.
Hábitos saludables para combatir la caspa:
Para reducir el riesgo de tener caspa o controlarla, tener en cuenta estos consejos:
Evitar la costumbre de pasarse la mano por el cabello, frotarse o rascarse el cuero cabelludo.
No acostarse con el cabello mojado. Eso sofoca el cuero cabelludo y provoca un ambiente perfecto para que se produzca la caspa.
No abusar de productos (gel, mouse, laca) que puedan causar mayor sequedad y la aparición de reacciones irritativas en la piel del cuero cabelludo.
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