lunes, 18 de abril de 2022

Alexitimia: cuando no se pueden reconocer los sentimientos…

La alexitimia, muchas veces denominada como la “muerte de las emociones, el trastorno que impide enamorarse o la imposibilidad de expresar lo que se siente”, es la incapacidad de realizar o corresponder acciones con las emociones. Aunque no es una afección muy conocida, se estima que hasta el 13% de la población puede padecerla. 
Alexitimia es un término que se usa para describir problemas con las emociones, con raíces griegas, la palabra podría traducirse como “incapacidad para expresar los sentimientos o sin palabras para la emoción”. Durante mucho tiempo se la consideró un diagnóstico secundario en otras afecciones y discapacidades de salud mental preexistentes, como depresión o trastornos del espectro autista. 
Las personas que tienen alexitimia suelen señalar que tienen dificultades para expresar emociones que se consideran socialmente apropiadas, como la felicidad en una ocasión alegre. Por esta incapacidad de expresar sentimientos, quienes padecen esta afección pueden parecer desconectados o apáticos con el entorno. 
Puede ser difícil reconocer los síntomas de la alexitimia, ya que es una afección caracterizada por la falta de sentimientos. Sin embargo, en contextos sociales se pueden mostrar las siguientes actitudes: confusión, enfado, malestar, problemas para comprender gestos, sensación de vacío, pánico, e incluso aumento de la frecuencia cardíaca. 
La alexitimia también puede dificultar que la persona interprete o comprenda ciertos cambios corporales como respuestas emocionales. Por ejemplo, es posible que tenga problemas para relacionar un corazón acelerado o sudor con la emoción o el miedo. 
Causas de la alexitimia 
Actualmente, los investigadores no saben cuál es la causa exacta de la alexitimia. Distintos estudios sugieren que tiene un componente genético, factores medioambientales, o daño cerebral. También son más propensos los hombres, mayores de edad, con bajo nivel educativo o baja inteligencia emocional. 
Vínculo con el autismo 
Un estereotipo, se podría decir histórico, relacionado al espectro autista, es la falta de empatía, algo que con el tiempo se ha desacreditado. Recientes investigaciones indican que hasta la mitad de las personas con autismo también experimentan alexitimia, por lo que esta podría ser la causa de la falta de empatía y no el autismo en sí. 
Alexitimia y depresión 
También es posible experimentar alexitimia junto con depresión. Los investigadores no pueden asegurar que sea una relación causal, aunque han observado una gran incidencia de esta afección en personas con trastornos depresivos mayores y posparto, así como esquizofrenia. 
Traumas 
La alexitimia también se ha observado notablemente en personas que experimentaron traumas, especialmente durante la niñez. Los expertos creen que el trauma y la negligencia en esta etapa pueden causar cambios en el cerebro que pueden dificultar sentir e identificar emociones siendo adultos. 
La alexitimia puede estar presente junto a otras enfermedades y lesiones neurológicas, como distonía, enfermedad de Alzheimer, Huntington y Parkinson, epilepsia, esclerosis múltiple o lesión cerebral traumática. 
Cuándo ver a un doctor 
La alexitimia puede causar irritación y frustración no solo a las personas que la experimentan, sino también a familiares, amigos y seres queridos de los afectados. Por ello, si crees que tienes problemas para reconocer o describir los sentimientos, deberás consultar a un médico. Este podrá guiarte para encontrar la forma de recuperar estas habilidades fundamentales para las relaciones. 
Hasta la fecha, no existe un solo tratamiento individual para la alexitimia, y las prácticas a las que se recurran dependerán de las necesidades generales de salud. Por ejemplo, para depresión o ansiedad, tomar ciertos medicamentos ayudaría con los síntomas de salud emocional. También se puede optar por la terapia cognitivo-conductual, terapia de grupo o psicoterapia. 
Otros consejos 
Profesionales, y las mismas personas con alexitimia, aconsejan trabajar el reconocimiento emocional para hacer frente a esta afección. Es decir, ser consciente de las respuestas fisiológicas y de las condiciones o el contexto en el que ocurren, un diario puede ser de ayuda para documentar estos patrones. Con la práctica, será más sencillo diferenciar ira, felicidad o temor. HD

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