viernes, 22 de abril de 2022

El bruxismo puede dañar las articulaciones temporomandibulares…

El rechinar de dientes al dormir y apretar la mandíbula superior e inferior puede tener consecuencias para la salud. En el ámbito de la odontología, la cuestión de si el bruxismo nocturno está asociado al desarrollo o la progresión de trastornos de la articulación temporomandibular es un tema controvertido. 
En un estudio realizado en la Clínica Universitaria de Odontología de la Universidad Médica de Viena (Austria) se ha descubierto que determinadas formas y ubicaciones de los dientes podrían provocar problemas en la articulación temporomandibular como consecuencia del bruxismo. Los resultados de la investigación del equipo del Dr. Benedikt Sagl se han publicado en el Journal of Advanced Research. 
Según los autores, el 15% de la población rechina los dientes mientras duerme. El problema es especialmente frecuente en jóvenes. Se cree que la presión, a menudo inmensa, que se ejerce sobre las superficies de los dientes y los maxilares provoca diversos problemas de salud dental y puede provocar también dolor en los músculos de la mandíbula y dolores de cabeza. 
Los autores se basan en la teoría de que combinaciones específicas de la forma y la ubicación de los dientes durante el rechinamiento influyen en la carga mecánica de la articulación temporomandibular y, por tanto, pueden considerarse un factor de riesgo para los trastornos de la articulación temporomandibular. 
Los estudios se realizaron utilizando un modelo informático de última generación de la región masticatoria, que incluye estructuras óseas, cartilaginosas y musculares. Estos modelos informáticos pueden utilizarse para estudiar cuestiones de investigación cuando no es posible realizar estudios directos en pacientes por motivos éticos. 
El tema de la investigación fue la interacción de dos factores que coinciden en el fenómeno del bruxismo. El primero es la forma del diente afectado, más concretamente el ángulo de inclinación de la cúspide dental que está en contacto con su homólogo durante el rechinamiento. El segundo es la ubicación del contacto del diente (la llamada faceta de desgaste) durante un movimiento dinámico de molienda, que fue considerada por el equipo de investigación. El estudio simuló los efectos del tallado lateral en el primer molar y en el canino con 6 inclinaciones diferentes de la faceta de desgaste, lo que dio como resultado 12 escenarios simulados. 
«Nuestros resultados muestran que tanto la inclinación como la ubicación de las facetas de desgaste influyen en la fuerza de la carga mecánica sobre la articulación temporomandibular -explicó el Dr. Sagl- sin embargo, parece que el factor decisivo es la inclinación de la faceta de desgaste. Cuanto más plano sea el diente, mayor será la carga sobre la articulación y, por tanto, mayor será el riesgo de sufrir un trastorno de la articulación temporomandibular». 
Por el contrario, si las cúspides dentales implicadas en el bruxismo tienen un ángulo de inclinación más pronunciado, la carga articular calculada era menor, incluso con la misma fuerza de bruxismo. Ahora se llevarán a cabo más investigaciones, junto con investigaciones clínicas, para establecer si este hallazgo puede incorporarse al desarrollo de intervenciones terapéuticas para el bruxismo nocturno. BP

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