Nuestro cerebro es el órgano
del cuerpo responsable de cada acción, pensamiento o emoción de nuestra vida
diaria y, como los demás órganos del cuerpo, también necesita un mantenimiento
regular. De la misma manera que nos preocupamos por comer alimentos sanos, dar
paseos y entrenar físicamente para mantener y fortalecer la salud de nuestro
cuerpo, existen acciones y ejercicios destinados a entrenar el cerebro y
preservar sus capacidades, que se debilitan con el paso de los años. A todos
nos puede pasar en un momento u otro de la vida: habilidades que dábamos por sentadas
de repente empiezan a ‘fallar’. Nos encontramos con que de repente olvidamos
cosas, perdemos la concentración y la atención, o tenemos dificultades para
responder con rapidez en situaciones que lo requieren. Es posible que las 5
habilidades cerebrales que tenemos delante no reciban mucha atención porque
estamos acostumbrados a creer que funcionan eficazmente de forma automática,
sin embargo, tienden a desvanecerse con el paso de los años, por lo que es
recomendable conocerlas y aprender a entrenar el cerebro y ayudar a mantener
las habilidades cognitivas y la memoria afilada.
1. La atención dirigida
La atención dirigida es un
sistema que tiene como objetivo controlar nuestras respuestas, por ejemplo en
situaciones de conflicto en las que tenemos que elegir entre varias respuestas
posibles. El sistema se activa cuando hay que decidir hacia dónde dirigir la
atención. Por ejemplo, cuando ocurren dos cosas al mismo tiempo: alguien nos
está hablando y el teléfono suena al mismo tiempo, el sistema decidirá hacia
dónde debemos dirigir nuestra atención primero. Los problemas para dirigir la
atención afectan al funcionamiento diario y, si no se tratan, seguirán
afectando gravemente a la calidad de vida. Afortunadamente, con los ejercicios
adecuados se puede entrenar y fortalecer en cualquier etapa de la vida.
2. Atención del espacio
Este tipo de atención se
refiere a la división de nuestra atención en el espacio, es decir, en nuestro
campo de visión. Centrar la atención en una zona concreta del espacio nos
permite absorber mejor la información que contiene, por ejemplo, encontrar un
objeto concreto en una mesa desordenada; sin embargo, a veces necesitamos
dirigir la atención a todo el espacio para no perdernos cosas importantes que
ocurren a nuestro alrededor. Esto se nota especialmente mientras conducimos,
cuando nos vemos obligados a prestar atención a los cambios que se producen a
nuestro alrededor en cada momento. Para ello, nuestro cerebro utiliza al mismo
tiempo la atención territorial y la focalización, para concentrarse en la ruta
de desplazamiento pero también para prestar atención a los vehículos que vienen
de los lados. Potenciar la capacidad de dispersar la atención en el espacio,
que es la atención espacial, nos ayudará a realizar acciones como la conducción
e incluso la marcha en las que debemos estar atentos a cualquier cambio en el
entorno y en el campo de visión.
3. La memoria de trabajo
La memoria de trabajo es un
mecanismo cognitivo que utilizamos para almacenar información de forma
accesible y fácil de utilizar, pero sólo durante un tiempo breve, desde unos
segundos hasta minutos. Esta información nos sirve para realizar acciones
cognitivas en tiempo real, y con su ayuda podemos guiar nuestras acciones, como
una especie de ‘registro mental’, recordar la dirección que nos dieron ahora,
los cupones de descuento en la tienda y más. Con el paso de los años, este tipo
de memoria se ha debilitado, dificultando que recordemos los detalles de la
información que necesitamos. Un ejemplo conocido por todos es cuando entramos
en una habitación con un propósito concreto y no recordamos lo que queríamos
hacer allí, o cuando intentamos memorizar un código secreto y lo olvidamos un
minuto después de haberlo visto. Estas dificultades pueden interferir
enormemente en la realización de tareas que se suponían sencillas.
4. Recuperación de nombres y
palabras
Básicamente es la capacidad de
recuperar de la memoria el nombre de un elemento, persona, lugar o evento,
cuando la recuperación es de nuestra memoria a largo plazo, nuestro archivo
privado. Aunque comúnmente se cree que este problema está directamente relacionado
con la demencia, no es necesariamente cierto; también aparece en casos de gran
fatiga o deterioro cognitivo por otros motivos y además aumenta con la edad
-muchas personas mayores lo padecen incluso sin haber desarrollado dicha
enfermedad-. En realidad, se trata de un proceso natural de envejecimiento del
cerebro que comienza alrededor de los 40 años, como consecuencia del
debilitamiento de ciertas redes cerebrales. Las personas sanas suelen empezar a
sentir esta disminución de la capacidad de recuperación a partir de los 50
años. Existen diferentes técnicas que ayudan a preservar esta capacidad, por
ejemplo, recordar palabras y nombres creando asociaciones, y esto requiere un
entrenamiento cognitivo que fomente el pensamiento profundo.
5. Procesamiento de la
información
De hecho, toda la información
que nos llega a través de los sentidos se procesa, se entiende qué es, con qué
se relaciona y qué significado le damos. La atención, la absorción, la
percepción, el pensamiento y el almacenamiento en la memoria a corto y largo
plazo, todo ello en conjunto está implicado en los procesos de procesamiento de
la información. La atención, por ejemplo, afecta directamente a la calidad de
la información recibida de los sentidos, y una disminución de esta capacidad
afecta directamente a la capacidad de procesar la información. Por lo tanto,
para entrenar nuestro procesamiento de la información, también es necesario
trabajar mucho para fortalecer la atención. Dado que se trata de una capacidad
que se ve afectada por muchos factores que se debilitan con la edad, es
importante entrenar cada uno de ellos de forma individual, ya que el
debilitamiento de la capacidad de procesamiento de la información afecta
directamente a una amplia gama de aspectos y acciones cotidianas de nuestra
vida.
¿Cómo se pueden mantener estas
capacidades?
Como comprenderás, el declive
cognitivo natural que se produce con la edad tiene importantes consecuencias
que pueden conducir a una disminución de la calidad de vida. La forma de hacer
frente al desarrollo de este daño no es muy diferente a la forma en que debemos
mantener nuestro cuerpo: el entrenamiento. Al igual que para mantener la salud
del cuerpo hay que hacer un entrenamiento físico, para mantener la salud del
cerebro hay que hacer un entrenamiento físico para el cerebro. Existen en
internet aplicaciones de entrenamiento, memorizar fichas, encontrar las
diferencias, solitario, sudoku, crucigramas, sopa de letras, trabalenguas,
listas de palabras y cientos de juegos interactivos serán tu mejor
entrenamiento. SF
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