¿Te has encontrado irritable, triste o al borde de las lágrimas al ver
las noticias últimamente? Si es así, no estás solo.
Experimentar la empatía tiene sus beneficios, pero también muchos
inconvenientes, por lo que debemos aprender a practicar una empatía saludable. La empatía es la
capacidad de sincronizarse emocional y cognitivamente con otra persona; es una
capacidad de percibir el mundo desde su perspectiva o compartir sus
experiencias emocionales. Es esencial
para construir y mantener relaciones, ya que nos ayuda a conectarnos con los
demás a un nivel más profundo. También se asocia con una mayor autoestima y
propósito de vida.
En términos generales, hay dos tipos de empatía: la empatía cognitiva y
la empatía emocional. La
empatía emocional tiene que ver con compartir sentimientos con los demás, hasta
el punto en que uno puede llegar a experimentar dolor al ver a otra persona
sufriendo, o experimentar angustia al ver a alguien en apuros. Esto es lo que le sucede a muchas personas cuando ven
noticias inquietantes en la televisión, especialmente cuando se relacionan con
personas específicas y sus vidas. Pero la
empatía emocional no se reduce solamente a experimentar emociones negativas. Las
personas empáticas pueden experimentar una gran cantidad de positividad.
El
efecto en el cuerpo
Si bien este contagio emocional es propicio para
estados positivos, tener demasiada empatía cuando vemos sufrir a otras personas
puede ser muy angustiante, incluso conducir a problemas de salud mental. Demasiada empatía hacia los demás, especialmente cuando priorizamos las
emociones de otras personas sobre las nuestras, puede derivar en experiencias
de ansiedad y depresión, lo que explica por qué muchos de nosotros nos sentimos
mal cuando vemos las noticias sobre la guerra en Ucrania.
El otro tipo de empatía, la empatía cognitiva, se refiere a ver el mundo
a través de los ojos de otras personas, verlo desde su perspectiva, ponernos en
su lugar sin experimentar necesariamente las emociones asociadas y, por
ejemplo, ver las noticias y comprender a nivel cognitivo, por qué las personas
sienten desesperación, angustia o ira.
Este proceso puede conducir a la empatía emocional o incluso a la
empatía somática, que tiene un efecto fisiológico (somático, de la antigua
palabra griega ‘soma’, que significa cuerpo). El efecto de la empatía en el cuerpo ha sido bien
documentado. Por ejemplo, los padres que experimentan altos niveles de empatía
hacia sus hijos tienden a tener una inflamación crónica de bajo grado, lo que
lleva a una inmunidad más baja. Además,
nuestro corazón late al mismo ritmo cuando nos identificamos con los demás.
Entonces, el impacto de la empatía al ver las noticias es tanto psicológico
como fisiológico. En algunas circunstancias, puede resultar en lo que algunos
denominan ‘fatiga por compasión’.
Un
nombre poco apropiado
El agotamiento experimentado por la empatía
excesiva se ha denominado tradicionalmente fatiga por compasión. Pero más recientemente, utilizando estudios de resonancia magnética, los
neurocientíficos han argumentado que este es un nombre inapropiado y que la
compasión no causa fatiga. La distinción es importante porque resulta que la
compasión es el antídoto contra la angustia que sentimos cuando nos
identificamos con las personas que sufren. Necesitamos menos empatía y más
compasión.
Emociones
negativas vs positivas
La empatía y la compasión son eventos distintos en
el cerebro. La empatía por el dolor de otra persona activa
áreas del cerebro asociadas con emociones negativas. Debido a que sentimos el
dolor de la otra persona, el límite entre uno mismo y los demás puede
desdibujarse si no tenemos buenos límites o habilidades de autorregulación y
experimentamos un ‘contagio emocional’. Nos enredamos en la angustia y nos resulta difícil
calmar nuestras emociones. Queremos despersonalizarnos, adormecernos y mirar
hacia otro lado.
Por el contrario, la compasión está asociada con la
actividad en áreas del cerebro asociadas con emociones y acciones positivas. La compasión se puede definir simplemente como empatía más acción para
aliviar el dolor de otra persona. La parte de acción de la compasión nos ayuda a
desacoplar nuestro sistema emocional de los demás y ver que somos individuos
separados. No tenemos que sentir su dolor cuando lo
presenciamos. En cambio, tenemos la sensación de querer ayudar. Y tenemos una
experiencia emocional positiva y gratificante cuando sentimos compasión por
otra persona.
Cuatro formas de practicar la compasión mientras ves las noticias.
1. Practica
una meditación de bondad amorosa
Cuando te sientas abrumado por las noticias, practica una meditación de
bondad amorosa, donde te enfocas en enviarte amor a ti mismo, a las personas
que conoces y a aquellos que no conoces que están sufriendo. Si podemos crear un
amortiguador de emociones positivas con compasión, podemos pensar en cómo
ayudar y actuar de manera práctica en situaciones abrumadoras. Entrenar los
‘músculos de la compasión’ proporciona un amortiguador contra las emociones
negativas y así podrás estar más motivado para ayudar y no sentirte abrumado
por las emociones angustiosas. La
meditación de bondad amorosa no reduce las emociones negativas. En cambio,
aumenta la activación en áreas del cerebro asociadas con emociones positivas
como el amor, la esperanza, la conexión y la recompensa.
2. Práctica
la autocompasión
¿Te estás castigando por no poder ayudar? ¿O te sientes culpable por la
vida que tienes mientras otras personas sufren? Intenta ser amable contigo
mismo. Recuerda
que si bien nuestro sufrimiento siempre es específico para nosotros, no es algo
inusual. Compartimos una humanidad común donde todos experimentamos algún tipo
de sufrimiento. A la vez que eres consciente de tu sufrimiento, también trata
de no identificarte demasiado con él. Estos
actos de autocompasión ayudan a reducir la angustia experimentada en el
agotamiento empático y mejoran la sensación de bienestar.
3. Actúa
La angustia empática evoca sentimientos negativos, como el estrés, y nos
impulsa a retraernos y ser insociables. Por el contrario, la compasión produce
sentimientos positivos de amor por el otro. Nos impulsa a tomar acción. Más específicamente, la
compasión ayuda a motivar la sociabilidad. Una forma de (contrarrestar la
angustia empática) es involucrarse: donar, ser voluntario, organizar.
4. Deja de
hacer ‘doomscrolling’
Es comprensible que busquemos información en tiempos de crisis. Nos
ayuda a estar preparados. Sin
embargo, el llamado ‘doomscrolling’ (en inglés, navegar continuamente en
internet leer contenido deprimente o preocupante en una red social o sitio de
noticias, especialmente en un teléfono) no es útil. Investigaciones sobre el uso de las redes sociales
durante la pandemia mostró que debemos ser conscientes de nuestro consumo de
noticias para evitar un aumento del estrés y las emociones negativas. Evitar las noticias por completo no es algo realista,
pero es útil limitar nuestro consumo. Otra sugerencia es equilibrar nuestro
consumo de medios buscando historias de actos de bondad, que pueden levantarnos
el ánimo. TMyJB
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