El verano y el calor predisponen
la elección de alimentos frescos. Se trata durante el día de elegir alimentos
con gran contenido de agua que a su vez junto con los líquidos permitan una
correcta hidratación.
A diferencia del invierno, en esta
época del año el cuerpo necesita temperaturas frescas y un mayor cuidado en la
elección; cocción y almacenamiento de los alimentos debido a que el calor y las
altas temperaturas son un vector de contaminación y mayor deterioro.
En esta estación donde se
frecuentan las playas o las piscinas hay que tener en cuenta que - aunque
estemos en momentos de esparcimiento y descanso - es fundamental realizar una
alimentación saludable y equilibrada. Para ello es importante:
·
Realizar las cuatro comidas en
horarios flexibles.
·
Contar con una heladerita con
hielo y congelantes que permitan mantener frescos los alimentos en la playa o
en cualquier otro lugar al aire libre.
·
Tomar desayunos y meriendas
frescas que contengan yogurt -en todas sus variantes- leche fría o leche
chocolatada acompañada de copos; granola o pan o algún tipo de galletitas
(siempre teniendo en cuenta la lectura de etiquetas que permiten determinar la
porción justa). A esto se le pueden sumar frutas frescas enteras o en licuados
a base de leche, hielo, agua y edulcorante. De esta manera se logra una
correcta alimentación e hidratación durante la mañana y la tarde y se evitan
los atracones en el almuerzo o la cena.
·
A la hora del almuerzo en
vacaciones son ideales:
▪ Las tartas frías de verdura o caprese;
▪ Sándwiches vegetarianos o caprese, de pollo y verduras o de milanesa
fría;
▪ Ensaladas frescas con variedad de hojas verdes; pollo, tomate,
zanahoria, aceitunas y semillas. En esta época del año es mejor evitar el
pescado.
·
Para beber debemos tener siempre a
mano agua; bebidas dietéticas o jugos dietéticos que son una buena opción para
acompañar las comidas (se pueden congelar el día anterior y a lo largo del día
contar con algo fresco).
·
Consumir frutas, ensaladas de
frutas o pinches de frutas que no solo dan saciedad sino que también hidratan
al cuerpo.
“En cuanto a los gustos del
verano, es importante comprar siempre lo que uno va a comer. Si uno compra de
más, come de más. Es importante legalizar el placer en su justa medida. Por
ejemplo: si te gustan los churros y son cuatro personas no hace falta comprar
una docena, sino solo dos para cada uno para acompañar unos ricos mates. Hay
que tener cuidado con el alcohol ya que los excesos no son buenos y porque no
hidrata. Ante la sed, la mejor opción es el agua”, comenta la Lic. Teresa
Cóccaro, nutricionista de INEBA.
Además, la especialista agrega:
“Más allá de la alimentación, es importante moverse. Debemos tomarnos un rato
del día -cuando la temperatura no sea muy alta- para dedicarle a la salud
física. Las caminatas en la playa o las clases de baile son buenas opciones
para moverse, quemar calorías y oxigenar el corazón. Tenemos que acordarnos que
es importante hacer actividad física para estar sano no para estar delgados. El
verano no es momento para hacer dieta, pero sí para mantener los hábitos
saludables del resto del año”. BP
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