La OMS es categórica: según sus
cálculos unas 300 millones de personas sufren depresión. Es el peor trastorno
de discapacidad que, en los casos más extremos, puede llevar al suicidio (cada
año se suicidan unas 800 mil personas, y es la segunda causa de muerte entre
jóvenes de 15 a 29 años).
Pero, ¿qué es la depresión? De
acuerdo al diccionario es una enfermedad o trastorno mental que se caracteriza
por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de
interés por todo y disminución de las funciones psíquicas. El Dr. Felipe
Díaz Usandivaras, psiquiatra, director de la Institución Psicoterapéutica Témpora (Soler 5961, CABA), agrega: “Acompaña este
estado un déficit de algunas sustancias neuroquímicas propias de la actividad
mental”.
El Dr. Usandivaras aclara también
que hay que diferenciar la depresión de un estado depresivo: “Este último es un
estado transitorio que puede revertir espontáneamente y obedecer a
acontecimientos propios de la existencia (pérdida de trabajo, la muerte de
alguien cercano, por ejemplo), que demanda un tiempo de elaboración o duelo
para ser superado. Del estado depresivo se puede salir, pero si se profundiza
se transforma en depresión. Para diferenciar un estado del otro, el primer
parámetro es una cuestión de tiempo, un estrés en 10 o 15 días evoluciona hacia
algo”.
Estadísticamente la depresión
afecta más a las mujeres que a los hombres y, en general, puede tener
diferentes orígenes. La OMS sostiene que dependiendo del número y de la
intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como
leves, moderados o graves. Sostiene también que se puede hacer una distinción
fundamental entre la depresión en personas con y sin antecedentes de episodios
maníacos. Así, el trastorno depresivo recurrente, se caracteriza por repetidos
episodios de depresión, aproximadamente durante dos semanas: ánimo deprimido,
pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y reducción de la
energía.
Dependiendo del número e
intensidad de los síntomas, quienes la padecen pueden tener desde problemas
laborales y sociales, hasta el impedimento total para realizar cualquier
actividad. En cambio, el trastorno afectivo bipolar consiste en episodios
maníacos y depresivos separados por intervalos con un estado de ánimo normal.
Durante los episodios maníacos, el estado de ánimo puede ser elevado o
irritable, hiperactividad, logorrea, autoestima excesiva y disminución de la
función de dormir.
“En la depresión puede haber un
componente hereditario importante de forma tal que hay familias entre quienes
se encuentran varios afectados por este trastorno”, amplia el Dr. Díaz
Usandivaras.
Un dato de la OMS es inquietante:
aunque existen tratamientos eficaces, más de la mitad de los afectados en todo
el mundo no recibe el tratamiento adecuado. Las razones son variadas, pero uno
de los obstáculos más recurrentes es el diagnóstico erróneo.
“Algunos de los síntomas que
indicarían un cuadro depresivo son la astenia, la falta de iniciativa,
anorexia, dificultad para proyectar y para conciliar el sueño”, dice el Dr.
Usandivaras. “Para tratarla primero es necesario escuchar a la persona para ver
si es posible ubicar la causa desencadenante y si esta es removible a través de
la elaboración y la palabra. Y según la gravedad o intensidad de la depresión
se acompañará con una medicación antidepresiva adecuada que, en la actualidad,
es muy efectiva, aunque hay que tener en cuenta que casi siempre traen efectos
secundarios indeseables y que es fundamental hacer una buena ponderación entre
el beneficio y los efectos secundarios indeseables”, agregó.
¿Existe una terapia más eficaz que
otra? Se sabe que el abordaje puede ser desde las terapias psicológicas o desde
el suministro de medicamentos antidepresivos o de ambos. El director de Témpora explica: “Es difícil a priori decir qué
terapia elegir, si una es más adecuada que otra. Esto lo va a determinar el
encuentro con el paciente, es decir, las circunstancias que embargan al
paciente y es la personalidad la que va a privilegiar un tipo de terapia
respecto de otra. En ese sentido me inclino hacia una posición ecléctica frente
a los diversos cuerpos teóricos que animan las psicoterapias”.
La OMS aconseja adherir a
diferentes programas existentes para prevenir la depresión. Entre las
estrategias que esta organización recomienda están las comunitarias como los
programas escolares para promover el pensamiento positivo en los niños y
adolescentes, los que incluyen a los padres de los niños con problemas de
conducta, y también, los programas de ejercicio para las personas
mayores.
El Dr. Usandivaras aclara que se
pueden prevenir, solamente si se identifican los primeros síntomas. Al primer
síntoma hay que consultar, es más fácil salir en esta instancia que cuando está
más avanzado. Hay que recordar que la duración de la depresión es variable. Se
puede curar, pero requiere de tratamientos prolongados más allá del tiempo en
que se cree que el proceso está superado. Además, el especialista asegura: “La
familia es importante en la recuperación de un depresivo, siempre tiene que ver
de distintas formas”. BP
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