Presbítero
Salesiano, 01 de Febrero
Martirologio Romano: En
la ciudad de Cúcuta, Colombia, beato Luis Variara, presbítero de la Sociedad de
San Francisco de Sales, que dedicó toda su actividad en favor de los leprosos y
fundó la Congregación de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y
María (1923).
Fecha de beatificación: 14 de abril de 2002 por el Papa Juan Pablo
II.
Luis Variara nació el
15-01-1875 en Viarigi (Asti, Italia). En 1856 había estado allí Don Bosco para
predicar una misión. Y fue a Don Bosco a quien el papá confió el hijo,
llevándoselo a Valdocco el 01-10-1887. El Santo morirá cuatro meses más tarde,
pero Luis llegó a conocerlo como para quedar marcado por toda la vida. Así
recuerda él mismo el evento: «Estábamos en la estación de invierno. Jugábamos
una tarde en el amplio patio del Oratorio, cuando de repente se oyó gritar de
un lado a otro: ¡Don Bosco!... ¡Don Bosco! Instintivamente nos abalanzamos
todos hacia el sitio donde aparecía nuestro buen Padre, a quien sacaban a dar
un paseíto en un coche. Lo seguimos hasta llegar al lugar donde debía subir al
vehículo. Pronto se vio Don Bosco rodeado de su querida turba infantil. Yo
buscaba afanosamente el modo de situarme en algún punto donde pudiera verlo a
mi gusto, pues deseaba ardientemente conocerlo. Me acerqué lo más que pude y,
en el momento de ser ayudado a subir al coche, me dio una dulce mirada y sus
ojos se fijaron detenidamente en mí; tenía la seguridad de haber conocido a un
santo y que ese santo había leído en mi alma algo que sólo Dios y él pudieron
saber».
Pidió hacerse salesiano:
entró al noviciado el 17-08-1891 y lo concluyó el 02-10-1892 con los votos
perpetuos en las manos del primer sucesor de Don Bosco, el Beato Miguel Rua,
quien le susurró al oído: «Variara, no varíes». Hizo los estudios de filosofía
en Valsálice, donde conoció al Venerable Andrés Beltrami. Por allí, en 1894,
pasó el P. Unia, célebre misionero que poco antes había comenzado a trabajar
entre los leprosos de Agua de Dios. «Cuál no sería mi asombro y alegría – narra
el mismo P. Variara – cuando, entre los 188 compañeros que tenían la misma
aspiración, fijando su mirada en mí, dijo: «Éste es el mío».
Llegó a Agua de Dios el
6 de agosto de 1894. La población contaba con 2000 habitantes, 800 de los
cuales eran leprosos. Se sumergió totalmente en su misión. Valiéndose de sus
capacidades musicales, organizó una banda instrumental que creó un clima de fiesta
en la «ciudad del dolor».
El 24-04-1898 fue
ordenado sacerdote y pronto se reveló óptimo director espiritual. Entre sus
penitentes estaban también las componentes de la Asociación de las Hijas de
María, grupo de unas 200 muchachas, muchas de las cuales leprosas. El joven
sacerdote descubrió que no pocas de ellas se hubieran consagrado con gusto al
Señor. Pero se trataba de un sueño considerado irrealizable, porque ninguna
Congregación aceptaba a una leprosa y ni siquiera a una hija de leprosos. Fue
ante esta constatación como nació en él la primera idea de jóvenes consagradas
aunque fueran leprosas. La Congregación de las «Hijas de los SS. Corazones de
Jesús y de María» tuvo inicio el 07-05-1905. Hoy cuenta con 404 religiosas,
presentes en diez naciones.
Era cada vez más
entusiasta de su misión. Escribía: «Nunca como este año me he sentido contento
de ser Salesiano y bendigo al Señor por haberme enviado a este lazareto, donde
he aprendido a no dejarme robar el cielo». Se cumplían diez años desde su
llegada a Agua de Dios, década feliz y rica de obras. Entre éstas, la
ultimación del Asilo «P. Miguel Unia» que, pese a los atrasos causados por la
guerra de los 1000 días, fue inaugurado el 07-05-1905. Pero entonces comenzó un
período de sufrimientos e incomprensiones que duraría 18 años, es decir, hasta
la muerte del generoso misionero. Tuvo que alejarse de Agua de Dios: Mosquera,
Contratación, Bogotá y Barranquilla fueron los varios sitios que la obediencia
le asignó. En 1921 fue enviado a Táriba, ciudad venezolana en el límite con
Colombia, en donde su salud empeoró en forma preocupante. El médico aconsejó
que, por razones de clima, lo llevaran a Cúcuta, en Colombia. Fue allá, pero
sus condiciones precipitaron pronto. Murió el 01-02-1923 a los 49 años de edad
y 24 de sacerdocio. Lo sepultaron en Cúcuta. En 1932 los restos mortales fueron
trasladados a la capilla de sus Hijas en Agua de Dios, en donde todavía
descansan.
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