Mártires, 23
de Octubre
Martirologio Romano: En Bab-el-Oued, Argel,
capital de Argelia, Beatas María Caridad Álvarez Martínez y Esther Paniagua
Alonso, religiosas profesas de la Congregación de Agustinas Misioneras,
asesinadas por odio a la fe († 1994)
Fecha de beatificación: 8 de diciembre de 2018,
junto a otros 17 mártires de Argelia, durante el pontificado de S.S. Francisco.
El
8 de diciembre de 2018, festividad de la Inmaculada Concepción de María, será
un día histórico para la familia agustiniana. Las hermanas agustinas misioneras
Caridad Álvarez y Esther Paniagua, asesinadas en 1994 cuando acudían a la
eucaristía en Argel, fueron beatificadas en Orán (Argelia). La Iglesia ascendió
a las altares a las dos religiosas y a otros 17 religiosos asesinados durante
la guerra civil argelina, entre 1992 y 2002.
Fue a las 14 horas aproximadamente cuando la
emoción se desbordó en la explanada de la Iglesia de Nuestra Señora de la
Cruz. El cardenal Ángelo Becciu, representando al Papa Francisco para oficiar
la solemne eucaristía, dijo en latín: «Pierre Claverei y sus 18 compañeros,
fieles mensajeros del evangelio, mensajeros de la paz, merecen que se les llame
entre los bienaventurados». Fue entonces cuando los asistentes rompieron en
aplausos.
La emoción fue especial para las agustinas
misioneras que estuvieron presentes en la beatificación -solo 10-. Entre ellas,
María Jesús Rodríguez, que andaba diez metros por detrás de las hermanas cuando
fueron tiroteadas. El Prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, Miguel
Miró, estuvo presente en la ceremonia, acompañando a las hermanas de la familia
agustiniana.
La capilla a la que acudían Cari y Esther fue
cerrada días más tarde de su fallecimiento. 24 años después las agustinas
misioneras volvieron a celebrar la eucaristía, recordando a las dos nuevas
beatas. El Prior general presidió la íntima celebración. Al terminar, el
Santísimo volvió al sagrario para que siga teniendo culto en el barrio
de Bab el Oued, donde fueron asesinadas las religiosas mártires.
En su homilía, monseñor Becciu volvió a
recordar que el diálogo es el primer eslabón de la paz y que la iglesia
católica «no desea nada más que servir al pueblo argelino». Antes, el cardenal
había leído un mensaje del Papa Francisco en el que recomendó no olvidar las
lecciones del pasado. «Debemos pensar en las heridas del pasado y crear
una dinámica nueva de encuentro y convivencia» como seres
humanos, decía el mensaje del Pontífice, que añadía: «Al
recordar la muerte de estas 19 víctimas cristianas, los católicos de Argelia y
el mundo quieren celebrar la fidelidad de estos mártires al proyecto de paz que
Dios inspira a todos los hombres».
«Quieren, al mismo tiempo, tomar en su oración a
todos los hijos e hijas de Argelia que fueron, como ellos, víctimas de la misma
violencia», subrayó en alusión a un «decenio negro» que segó la vida de más de
300.000 personas y dejó decenas de miles de desaparecidos.
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