Las mujeres
con sobrepeso que logran bajarlo -y mantenerlo- después de los 50 años tienen un menor riesgo de
desarrollar cáncer
de mama,
según las conclusiones de un estudio de la Sociedad
Americana del Cáncer.
El informe
-publicado en el Journal
of the National Cancer Institute (JNCI)- detalló que a mayor pérdida de
peso, mayor reducción del riesgo.
En concreto,
las mujeres que perdieron entre 2 y 4,5 kilos tuvieron un 13% menos riesgo de cáncer de
mama que las que mantuvieron un peso estable. Para quienes redujeron de 4,5 a 9
kilos, el riesgo fue un 16% menor. Y las que
perdieron 9 kilos o más tuvieron un riesgo 26% más bajo.
Incluso, las
mujeres que bajaron 9 kilos o más y luego volvieron a recuperar una parte (pero
no la totalidad) del peso también tuvieron un menor riesgo de cáncer de
mama en comparación con aquellas cuyo peso se mantuvo estable.
“Las mujeres
con pérdida de peso sostenida tenían un menor riesgo de cáncer de mama. Esta
reducción del riesgo fue lineal y específica para las mujeres que no usaban
hormonas posmenopáusicas”, detallan los resultados del estudio.
Aunque es
sabido que el Índice de Masa Corporal
(IMC) es un factor de riesgo para el cáncer de mama posmenopáusico, no había
suficiente evidencia para determinar si ese peligro es reversible al perder el
exceso de peso. Eso fue lo que se buscó responder el nuevo informe.
Los
investigadores analizaron los casos de 180 mil mujeres de 50 años o
más, publicados en diez estudios previos. Examinaron sus patrones de cambio de
peso durante unos 10 años. Luego armaron un nuevo informe, que es el primero con una
muestra lo suficientemente grande como para evaluar si la pérdida de peso sostenida
puede repercutir en el riesgo de cáncer de mama.
“Nuestros
resultados sugieren que la pérdida de peso sostenida, incluso en cantidades
modestas, se asocia con un menor riesgo de cáncer de mama para las mujeres
mayores de 50”, dijo Lauren Teras, autora principal del estudio.
Teras agregó
que estos hallazgos pueden ser una “fuerte motivación” para las
mujeres con sobrepeso u obesidad y remarcó que, incluso después de los 50, “no
es demasiado tarde para reducir su riesgo de cáncer de mama”.
El mensaje es
claro. Pero la realidad es que a las mujeres les cuesta muchísimo bajar de peso
después de los 50. ¿Por qué es tan difícil?
“El aumento de
peso en la menopausia
no
es casual. Busca compensar la ausencia de estrógenos para prevenir el impacto
de su déficit en los órganos”, dice Laura Maffei, especialista en
endocrinología clínica y miembro de la Sociedad
Argentina de Endocrinología (SAEM).
La médica
aclara que “si bien un cierto aumento de peso es protector”, muy distinto es el
caso de la obesidad. “Es una enfermedad inflamatoria, en todas las etapas de la
vida. Es crónica, origen de muchas complicaciones, y merece un lugar en el
tratamiento con todas las herramientas disponibles”.
Por su parte,
Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF,
pone el foco en los cambios sociales que atraviesan las mujeres, como el dejar
de trabajar, el crecimiento de los hijos, y el pasar más tiempo en casa. “Muchas
de ellas lo viven con algún tipo de ansiedad que las hace modificar su patrón
conductual al comer, favoreciendo el picoteo, la necesidad por lo dulce a la
noche, incorporando hábitos nuevos como alcohol o cualquier otro, provocando un
fuerte aumento de la ingesta alimentaria”, sostiene.
Claves para no aumentar en exceso
La doctora
Maffei define tres
ejes fundamentales para esta etapa de la vida: la actividad física,
un plan alimentario sano, e incorporar un plan de gestión de estrés.
“Si nada
funciona, tenemos que pensar en la pata farmacológica que hoy, por suerte, empezamos a disponer en
la Argentina.
Hay diferentes productos para tratar a pacientes con distintas problemáticas o
características que los llevaron al aumento de peso”, sostiene la
endocrinóloga.
En el plano
nutricional, Busnelli sugiere tomar ocho vasos de agua por día, porque en
esta etapa baja mucho la sed. Tratar de comer tres frutas diarias y, tanto
en el almuerzo como en la cena, armar la mitad del plato
con verduras.
Además,
recomienda aumentar el consumo de pescado, semillas, como chía y
lino, harinas integrales, legumbres y cereales. Comer tres porciones de
lácteos descremados por día. Y aumentar el consumo de comidas caseras, en vez
de las industrializadas.
“Algo bien
marcado en la menopausia son las ganas de comer algo rico de noche. Yo siempre
les enseño que coman algo rico, pero chiquito. Que se lo permitan, porque sino
al otro día se comen el doble”, dice Busnelli.
Por
último, considera importante que las mujeres salgan a caminar, porque
durante la menopausia se baja mucho la actividad y el movimiento. “Que se hagan
el hábito de sumar
pasos”,
concluye la nutricionista.
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