La llegada del invierno trae consigo algunas
amenazas frente a las que debemos estar preparados, como un mayor riesgo de
gripes y resfriados. Sin embargo, esta temporada también puede ser muy
peligrosa para tus huesos, ya que el frío afecta a las articulaciones y
desgasta los tejidos conectivos. Aquí te contamos por qué ocurre esto y cómo
puedes prevenirlo.
Las bajas temperaturas, especialmente durante el
invierno, provocan la contracción de los vasos sanguíneos, dificultando la
circulación de la sangre. Esto afecta, sobre todo, a los músculos, que se verán
irritados por la falta de oxígenos, tendrán dificultades para llevar a cabo sus
funciones correctamente, y, por lo tanto, se producirán contracturas y diferentes
tipos de dolores.
Según el Instituto
Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS),
esto desemboca en la rigidez y sobrecarga articular, y en el deterioro de los
cartílagos, lo que, a largo plazo, puede llevar a que surjan enfermedades
óseas.
Los especialistas advierten que esta exposición al
frío es más dañina en menores de 12 años y en mayores de 60. Esto se debe a la
incapacidad de modular correctamente la respuesta del sistema nervioso autónomo
(ya sea por falta de desarrollo o por desgaste, respectivamente), que se
encarga de cerrar o abrir las arterias para regular el flujo de la sangre.
Cómo
protegernos
El mejor momento para cuidar nuestros huesos es
durante los primeros 20 años de vida. A esa edad, uno puede trabajar mejor en
su masa ósea y así prevenir muchas enfermedades que debilitan los huesos y el
tejido conectivo, volviéndolo más vulnerable ante el frío. Para contrarrestar
los efectos que las bajas temperaturas generan sobre nuestro organismo, puedes
seguir los siguientes consejos:
Actividad física
Una forma de cuidar las articulaciones es
manteniéndolas en constante funcionamiento, es decir, en movimiento. Para ello
es aconsejable no descuidar el ejercicio físico, ya que el movimiento articular
generado por el deporte ayudaría a mantener el tejido conectivo activo,
fortalecería la masa muscular y mejoraría la circulación. También se aconseja
evitar ciertos hábitos, como fumar o consumir alcohol en exceso, ya que esto
puede provocar estrés en las estructuras conectivas y aumentar el dolor.
Ropa
Parece una obviedad, pero una forma de combatir los
efectos de las bajas temperaturas es eligiendo correctamente nuestra ropa.
Debemos mantener las articulaciones aisladas de las bajas temperaturas, más aún
si es que practicamos deporte en el exterior.
Alimentación
La alimentación es muy importante para cuidar
nuestros huesos y articulaciones de las bajas temperaturas. Los expertos
recomiendan consumir minerales como calcio, magnesio y potasio, y vitaminas
como la D, a la vez que se incorporan alimentos capaces de favorecer la
desintoxicación del cuerpo, eliminando líquidos y toxinas. Puedes considerar
para tu dieta las siguientes opciones:
·
Aceite de oliva: gracias a su contenido de ácido oleico, que contiene polifenoles y
ácidos grasos omega-3, se le atribuyen propiedades antioxidantes y
antiinflamatorias beneficiosas para los huesos.
·
Crucíferas: incluye
brócoli, coliflor y otros tipos de coles, cuyo consumo regular ayudaría a
proteger las articulaciones evitando el posible desarrollo de la artritis.
·
Cúrcuma: distintos
estudios señalaron que consumir esta especia podría favorecer el funcionamiento
muscular y de otros sistemas, como el digestivo, a partir de reducir la
inflamación.
·
Frutos del bosque: como las frambuesas o moras, que además de tener propiedades
antioxidantes también son ricas en vitaminas y minerales que ayudan a todo
nuestro organismo.
·
Gelatina: ayudaría a
las articulaciones ya que es rica en glicina y prolina, aminoácidos que intervienen
en la construcción de estructuras conjuntivas del cuerpo. Además, posee
colágeno, uno de los principales componentes de los tendones.
·
Granos enteros y cereales: esto incluye almendras, nueces de Brasil, semillas de girasol, tahina o
pasta de ajonjolí y legumbres secas. Según la evidencia científica, serían
capaces de fortalecer los huesos por su alto contenido de calcio.
·
Jengibre: se lo
asocia a propiedades antioxidantes y antinflamatorias, además, sería una gran
opción para prevenir enfermedades óseas, como la artrosis.
·
Lácteos: los
productos lácteos son la mejor fuente de calcio. Los adultos deben escoger
leche baja en grasa o descremada y otros derivados, como quesos o yogures, que
también lo sean. Que algunos productos lácteos no tengan grasa no significa que
poseen un menor contenido de calcio.
·
Naranjas: es una
fuente de antioxidantes y vitamina C, compuestos necesarios para cuidar la
salud de las articulaciones.
·
Pescado: es una
buena forma de obtener vitamina D, específicamente si recurres al salmón, atún
o a las sardinas.
·
Vegetales verdes: incluido el brócoli, col rizada, berza común, acelga y repollo chino,
son buenas fuentes de calcio, fibra, hierro y vitamina A. HD
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