Como consecuencias del envejecimiento de la población y del aumento de la expectativa de vida,
el número de casos de osteoporosis es cada vez mayor. Un estudio proyecta que el número de fracturas a causa de
osteoporosis aumentará en un 34% en los próximos diez años en Argentina
(de 135 mil fracturas en 2015 a 181 mil en 2030).
Para debatir sobre las estrategias que se deben
trazar ante este escenario complejo y desafiante, expertos de todo el mundo se
reunieron en Buenos Aires en los últimos días.
“La
osteoporosis es un síndrome que afecta a todo el esqueleto. Su principal
manifestación clínica son las fracturas, las cuales tienen un enorme impacto en
la calidad de vida de quienes las sufren”, explicó el doctor Esteban Jodar Gimeno, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición
del Hospital Universitario Quirón de Madrid.
“Lo positivo es que hoy contamos con herramientas diagnósticas –como los densitómetros-
que nos permiten diagnosticar la enfermedad precozmente, es decir, antes de que
aparezcan esas primeras fracturas. Porque si bien es una enfermedad que aparece
en la vida adulta, tiene sus bases en la juventud”, aseguró el también profesor
de endocrinología de la Universidad
Europea de Madrid.
“Se estima que en nuestro país ocurren 90 fracturas de cadera por día, es decir, más
de 34 mil fracturas de cadera por año”, afirmó la doctora María Belén
Zanchetta, médica endocrinóloga y especialista en osteología quien se desempeña
como directora médica y académica de IDIM.
“Es una enfermedad muy prevalente y de
gran costo para la salud pública porque las fracturas generan
internaciones, cirugías, colocación de prótesis, entre otros”. Según cifras del
estudio llamado “La carga económica de la osteoporosis en cuatro países
latinoamericanos: Brasil, México, Colombia y Argentina”, publicado en The Journal of Medical Economics,
en nuestro país la carga económica total de la osteoporosis es de unos 7300 millones de pesos. De acuerdo a
esta investigación, 3000 millones corresponden a costos quirúrgicos, 2400
millones a costos hospitalarios y 1000 millones a los costos de pérdida
productividad. Otros costos corresponden a la venta de medicamentos
prescriptivos (192 millones de pesos por año) y a la realización de exámenes
complementarios (510 millones de pesos por año).
“El
problema que hay es en torno a las fracturas y al riesgo de las subsecuentes.
Primero aparecen las fracturas de antebrazo, luego las vertebrales y finalmente
las de cadera. Si nosotros analizáramos el costo de la fractura de cadera, éste
es enormemente alto. Porque se trata de pacientes
añosos con morbilidades y además incluye los días de hospitalización, el
costo de las prótesis y otros costos asociados a las complicaciones que ocurren
después de la cirugía. Por lo tanto, hay datos de que dan cuenta de que estas
fracturas nos cuestan más que otras enfermedades crónicas,” reflexionó el especialista
español. Según otro estudio publicado a nivel mundial, las fracturas por
osteoporosis ocasionan más gastos por hospitalización anualmente que los
ataques del corazón, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer de mama.
Las mujeres, las más afectadas
La osteoporosis
afecta más a las mujeres que a los hombres, más aún en edad post
menopáusica dado los cambios hormonales que el cuerpo atraviesa. Se estima en
nuestro país que la osteoporosis afecta a 1 de cada 5 mujeres postmenopáusica y que una de cada dos mujeres mayores de
50 años sufrirá una fractura ósea a causa de la osteoporosis.
La incidencia de estas fracturas – en particular
las de cadera y columna- se incrementan con la edad, tanto en mujeres como en
hombres. La International Osteoporosis Foundation estima que tras una
fractura de cadera, uno de cada tres ancianos resulta totalmente dependiente de
asistencia.
“Si bien, por lo general, afecta a pacientes
añosos, hay casos de osteoporosis secundarias que se pueden dar en personas de
menor edad”, advirtió la doctora María Silvia Larroude, médica reumatóloga,
osteóloga del Centro Rossi.
“Estos casos pueden estar relacionados con otras enfermedades, como la celiaquía u otras que
son raras como la enfermedad de Gaucher o Fabry. También puede estar
relacionado con algún problema de tiroides que no haya estado bien tratado o
con el consumo de determinados fármacos que pueden afectar la salud ósea, como
algunos corticoides y anticonvulsivantes. Además, los pacientes que fuman
tienen más riesgo de padecer osteoporosis así como los que tienen bajo peso,
son sedentarias o tienen padres con antecedentes de fractura de cadera. Ante
todas estas situaciones, sin importar la edad, hay que hacer una densitometría.
Si los factores de riesgo no están, a las mujeres se les indica una
densitometría a partir de los 65 años y a los hombres a partir de los 70”,
describió la especialista.
Ejercicio, tratamiento y alimentación: las tres claves para evitar
nuevas fracturas
“El diagnóstico lo sabemos hacer, los tratamientos
los conocemos y son eficaces. Pero hay
una brecha a nivel mundial que se da entre los pacientes que son diagnosticados
y los que son tratados adecuadamente” sentenció la doctora Zanchetta.
Según Jodar Gimenos, son múltiples las causas de esta
brecha: “Por un lado, creo que hay una baja percepción de la severidad de la
enfermedad. En este sentido, los que nos dedicamos a este campo tenemos cierto
nivel de responsabilidad porque hoy sabemos cómo valorar el riesgo individual
de un paciente. Muy probablemente, en el pasado hemos sobretratado a
determinados grupos con bajo riesgo o infratratado a pacientes con muy alto
riesgo”.
“Y eso hace que la enfermedad se haya visto como
poco seria. Pero si uno revisa los datos, la osteoporosis es una enfermedad que representa una amenaza indiscutida
para el envejecimiento saludable. (…) Por otro lado, es importante
destacar el concepto de ‘riesgo inminente’: éste refiere a que las personas que
acaban de sufrir una fractura tienen un riesgo muy elevado -de un 200%,
aproximadamente- de volver a fracturarse en los siguientes dos años. Esto nos
da una ventana de oportunidad porque sabemos que todos los tratamientos de los
que disponemos son extremadamente eficaces en esa población. Por lo tanto, se
trata de una intervención muy costo efectiva. Ahí es donde hay que desarrollar
servicios de prevención de fracturas porque esa población de alto riesgo se va
a ver muy beneficiada”, agregó.
“A la hora
de tratar un paciente es clave analizar su vida diaria, sus consumos, cuál es
su ingesta habitual de lácteos, el nivel de actividad física que realiza.
El ejercicio es fundamental: los ideales para los pacientes con osteoporosis
son aquellos en los que el paciente hace una actividad de marcha, en los que se
pone en acción todo el aparato óseo.
Lo ideal es que el paciente camine todos los días
30 minutos. Además, hay que tener mucho cuidado con algunos ejercicios de yoga
o con aquellos de torsión y flexión anterior porque cuando el hueso está débil,
ante una flexión rápida se puede fracturar una vértebra”, concluyó la doctora
Larroude.
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