Un
descenso en los niveles de lactoferrina salival, una proteína que se encuentra
en la saliva, está relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Este hallazgo ha sido descubierto por investigadores españoles del Centro de Investigación Biomédica en Red de
Enfermedades Neurodegenerativas CIBERNED, y del Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre
en Madrid.
El
estudio, publicado en EBioMedicine,
respalda la utilidad de la lactoferrina salival como biomarcador del alzhéimer,
de incidencia cada vez mayor en países de población envejecida como España.
Dirigido
por la Dra. Eva Carro, el trabajo ha comparado los niveles de la lactoferrina
salival con la carga cerebral de beta-amiloide en dos cohortes de pacientes, en
los que se han incluido a pacientes con diferentes trastornos
neurodegenerativos.
Los
participantes del estudio fueron sometidos a un examen neurológico y
neuropsicológico, muestreo de saliva y neuroimagen de tomografía por emisión de
positrones (PET). Una vez obtenidos los datos necesarios, se compararon los
niveles de la proteína salival entre los diferentes grupos de diagnóstico.
Los
resultados demuestran que los niveles reducidos de lactoferrina están asociados
con el resultado positivo de beta-amiloide en la prueba PET, uno de los
principales biomarcadores de Alzheimer y conocido como tal desde hace años. Por
tanto, un nivel reducido de lactoferrina salival estaría relacionado con el
desarrollo de alzhéimer en una fase pre-demencia de la enfermedad,
distinguiéndose de otras patologías neurodegenerativas como la demencia
frontotemporal.
Esto
indicaría que los niveles salivales de lactoferrina se reducen significativamente
en pacientes con alzhéimer, pero no en pacientes con otros tipos de demencia,
lo que sugiere un vínculo específico entre la lactoferrina y el péptido
beta-amiloide, presente en enfermos de alzhéimer.
Este
es el primer estudio que evalúa el rendimiento diagnóstico y la especificidad
de un biomarcador único basado en la saliva para detectar la enfermedad de
Alzheimer en relación con el beta-amiloide.
Los
resultados del trabajo evidencian que la proteína lactoferrina salival
representa una de las primeras líneas de defensa contra los patógenos, y que
los niveles bajos de lactoferrina en la saliva podrían responder a una
alteración del sistema inmune exacerbando el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Esta
hipótesis podría hacer hincapié en las funciones antiinfecciosas e
inmunomoduladoras en la salud y la enfermedad de la proteína lactoferrina
postulando que los niveles reducidos de esta proteína en el Alzheimer podrían
ser un efecto de las alteraciones inmunológicas asociadas a esta enfermedad.
Esto
guardaría relación con la hipótesis de que la enfermedad de Alzheimer podría
ser un trastorno sistémico en la que aparecerían tempranamente alteraciones
inmunológicas con un leve componente inflamatorio pero también podría encajar
con la hipótesis de que las alteraciones sistémicas del sistema inmune en la
enfermedad podrían ser posteriores al daño cerebral temprano del Alzheimer.
La
investigación del grupo de la Dra. Carro, abre así un nuevo conjunto de
posibilidades de diagnóstico de una enfermedad para la que aún no se dispone de
una cura, y que afecta a unas 800.000 personas en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología. BP
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