domingo, 19 de julio de 2020

Una proteína salival sería clave para el diagnóstico del Alzheimer...

Un descenso en los niveles de lactoferrina salival, una proteína que se encuentra en la saliva, está relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo ha sido descubierto por investigadores españoles del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas CIBERNED, y del Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre en Madrid.
El estudio, publicado en EBioMedicine, respalda la utilidad de la lactoferrina salival como biomarcador del alzhéimer, de incidencia cada vez mayor en países de población envejecida como España.
Dirigido por la Dra. Eva Carro, el trabajo ha comparado los niveles de la lactoferrina salival con la carga cerebral de beta-amiloide en dos cohortes de pacientes, en los que se han incluido a pacientes con diferentes trastornos neurodegenerativos.
Los participantes del estudio fueron sometidos a un examen neurológico y neuropsicológico, muestreo de saliva y neuroimagen de tomografía por emisión de positrones (PET). Una vez obtenidos los datos necesarios, se compararon los niveles de la proteína salival entre los diferentes grupos de diagnóstico.
Los resultados demuestran que los niveles reducidos de lactoferrina están asociados con el resultado positivo de beta-amiloide en la prueba PET, uno de los principales biomarcadores de Alzheimer y conocido como tal desde hace años. Por tanto, un nivel reducido de lactoferrina salival estaría relacionado con el desarrollo de alzhéimer en una fase pre-demencia de la enfermedad, distinguiéndose de otras patologías neurodegenerativas como la demencia frontotemporal.
Esto indicaría que los niveles salivales de lactoferrina se reducen significativamente en pacientes con alzhéimer, pero no en pacientes con otros tipos de demencia, lo que sugiere un vínculo específico entre la lactoferrina y el péptido beta-amiloide, presente en enfermos de alzhéimer.
Este es el primer estudio que evalúa el rendimiento diagnóstico y la especificidad de un biomarcador único basado en la saliva para detectar la enfermedad de Alzheimer en relación con el beta-amiloide.
Los resultados del trabajo evidencian que la proteína lactoferrina salival representa una de las primeras líneas de defensa contra los patógenos, y que los niveles bajos de lactoferrina en la saliva podrían responder a una alteración del sistema inmune exacerbando el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Esta hipótesis podría hacer hincapié en las funciones antiinfecciosas e inmunomoduladoras en la salud y la enfermedad de la proteína lactoferrina postulando que los niveles reducidos de esta proteína en el Alzheimer podrían ser un efecto de las alteraciones inmunológicas asociadas a esta enfermedad.
Esto guardaría relación con la hipótesis de que la enfermedad de Alzheimer podría ser un trastorno sistémico en la que aparecerían tempranamente alteraciones inmunológicas con un leve componente inflamatorio pero también podría encajar con la hipótesis de que las alteraciones sistémicas del sistema inmune en la enfermedad podrían ser posteriores al daño cerebral temprano del Alzheimer.
La investigación del grupo de la Dra. Carro, abre así un nuevo conjunto de posibilidades de diagnóstico de una enfermedad para la que aún no se dispone de una cura, y que afecta a unas 800.000 personas en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología. BP

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