martes, 28 de septiembre de 2021

Alergia estacional: cómo diferenciarla de los síntomas de COVID-19…

En tiempos donde los cuidados por la COVID-19 acaparan nuestra atención, no debemos perder de vista otras problemáticas que pueden atacar nuestras vías respiratorias. La primavera es el tiempo de las alergias estacionales y estas pueden significar un problema que muchas veces puede convertirse en más que una molestia. 
La Dra. Raquel Mercedes Rodríguez, especialista en alergia e inmunología clínica e infantil, médica de la División Alergia e Inmunología del Hospital de Clínicas, nos cuenta de qué se trata la alergia estacional. 
«La alergia estacional, también conocida como polinosis, es la que aparece sólo durante ciertas épocas del año por la exposición a sustancias suspendidas en el aire, como los pólenes. Su temporada se extiende desde el inicio de la primavera hasta el final del otoño. Es de presentación frecuente, cercana al 20% en aquellas personas susceptibles de desarrollarla por su predisposición genética (atopía). La alergia estacional puede manifestarse a cualquier edad de la vida, aunque el inicio es más frecuente en la infancia y la adolescencia», dijo la especialista. 
¿Cómo diferenciar la alergia estacional de los síntomas de COVID-19? «La alergia estacional y la COVID-19 pueden causar síntomas similares. Sin embargo, existen algunas diferencias, en la alergia estacional se presentan principalmente los estornudos, la picazón de la nariz y los ojos, la secreción nasal acuosa y la obstrucción nasal asociada a tos y dificultad para respirar en pacientes con asma bronquial que pueden desencadenarse por la exposición al polen de los árboles o del pasto; mientras que la COVID-19 además puede asociar, pérdida repentina del olfato y/o gusto, dolor de garganta, fiebre, dolores musculares, vómitos y/o diarrea como consecuencia de la infección por el virus SARSCov-2», dijo la Dra. Rodríguez. 
¿Qué causas la provocan? «La principal causa es el polen de ciertas plantas que durante la etapa de floración pueden encontrarse en concentraciones muy altas en la atmósfera. Así tenemos a especies frecuentes de árboles: como el fresno, el plátano y el ligustro, entre otros. Gramíneas: como el lolium, la poda de los prados y algunos cereales de cultivo, y malezas. Los árboles tienden a polinizar en la primavera, las gramíneas al final de la primavera y principios del verano, y las malezas a finales del verano y principios del otoño», agregó la Dra. Rodríguez. 
Como los granos de pólenes son de tamaño microscópico, se transportan con facilidad por el aire haciendo que todo el mundo pueda respirarlos pero sólo los pacientes con alergia manifiestan síntomas. Hay que tener en cuenta que las condiciones meteorológicas influyen sobre la cantidad de polen ambiental, siendo mayor en los días soleados, secos y ventosos, mientras que se reduce con la humedad y la lluvia. 
La médica del Hospital de Clínicas da cuenta también de que «se observa que el calentamiento global y la polución ambiental (partículas diésel de los vehículos) están provocando que los períodos de polinización de las plantas se inicien antes de lo normal y que éstos sean más prolongados e intensos. Otra causa de la alergia estacional, son las esporas de hongos pertenecientes al género Alternaria, Aspergillus, Cladosporium y Penicillium, que habitan naturalmente en la vegetación y cuyas esporas son aerotransportadas como los pólenes». 
¿Cuáles son los problemas que pueden causar la alergia estacional? «Puede causar rinitis alérgica, que es la inflamación de la mucosa que reviste la nariz, manifestándose con secreción acuosa, estornudos, obstrucción nasal y picazón de nariz, paladar y parte posterior de garganta. Algunas personas pueden asociar además, conjuntivitis alérgica presentando síntomas oculares como picazón de ojos, lagrimeo, congestión ocular e incluso edema de párpados. La presencia de tos y sibilancias bronquiales hace sospechar su asociación con el asma alérgico. Cuando estos síntomas se hacen persistentes pueden afectar las actividades diarias, como el rendimiento escolar y laboral, e incluso hay dificultades para dormir, generando un fuerte impacto en la calidad de vida». 
Respecto de los medicamentos más usuales para combatirla, la especialista afirmó que «los pilares del tratamiento consisten en minimizar la exposición a los pólenes y el uso de fármacos para el control de los síntomas. Estos últimos se indican en relación a la localización e intensidad de los síntomas del paciente, para ello contamos con un amplio arsenal terapéutico compuesto por antihistamínicos y descongestivos orales, spray nasal e inhaladores bronquiales de corticoides, antileucotrienos orales y colirios oculares. Para los síntomas nasales, el spray con corticoides es lo primero que se indica. La administración diaria durante toda la estación suele ser muy eficaz y bien tolerada. Para los síntomas oculares, contamos con colirios que contienen antihistamínicos. Para los síntomas bronquiales, se reserva el salbutamol y corticoides inhalados». 
Estos tratamientos locales pueden combinarse con la administración de antihistamínicos orales de nueva generación como la loratadina, desloratadina, fexofenadina, cetirizina, y levocetirizina, aunque se debe advertir del posible efecto sedante de los mismos. Cuando no se logra controlar los síntomas con los fármacos habituales o si éstos provocan demasiados efectos secundarios, está indicada la inmunoterapia específica que consiste en la aplicación de una vacuna, por vía oral o inyectable, con extracto alergénico (uno o varios pólenes identificados como responsables de la alergia), con cierta regularidad y por un período de 3 a 5 años. El objetivo es inducir la tolerancia a estos alérgenos y evitar así los síntomas ante posteriores exposiciones, modificando el curso natural de esta enfermedad. 
El tratamiento convencional resulta efectivo para minimizar y controlar los síntomas en la gran mayoría de los pacientes. Actualmente existen tabletas de administración oral indicados para la inmunoterapia específica a alergias por gramíneas, aunque aún no están disponibles en nuestro país. Respecto al porcentaje de la población sufre alergia cada año en nuestro país, la especialista afirmó que «Son escasos los datos epidemiológicos sobre la magnitud y las características de las enfermedades alérgicas en Argentina, aunque varios informes llevados a cabo en países desarrollados sugieren que su incidencia global estaría aumentando debido principalmente a la contaminación ambiental, el cambio climático y el crecimiento urbano, entre otros factores». 
«Es importante recalcar el uso obligatorio y correcto del barbijo porque, además de impedir la transmisión de la COVID-19 y de otros patógenos respiratorios, al actuar como una barrera mecánica también evita la entrada de los alérgenos a la vía aérea al quedar retenidos en la capa externa del barbijo». 
«La vacuna contra la COVID-19 resulta la herramienta más eficaz y segura para combatir esta pandemia por lo tanto es importante que la comunidad no dude en acceder a la misma. No ayudaría a que haya menos casos de alergias ya que sus causas son multifactoriales (factores genéticos, ambientales, estilo de vida, etc.), y no debida a la infección por el virus SarsCov-2 responsable de esta pandemia. La vacuna contra la COVID-19 contribuye a reducir las internaciones en pacientes con asma bronquial alérgico que se encuentran incluidos dentro de los grupos de riesgo prioritarios para recibirla». 
Tips para cuidarnos en esta época del año 
Es importante conocer cuáles son los pólenes responsables de la alergia y en qué meses poliniza para tener en cuenta ciertas medidas generales: 
·        Minimizar las actividades al aire libre en los horarios de 5-10 am y de 19-22 pm 
·        Ducharse después de estar al aire libre y cambiarse la ropa para quitarse el polen adherido 
·        Mantener las ventanas cerradas de casa y ventilar al mediodía 
·        Emplear aire acondicionado o purificador HEPA para filtrar los alérgenos 
·        No secar la ropa en el exterior 
·        Evitar las actividades de jardinería, como cortar el césped o recostarse sobre éste 
·        Viajar en auto con las ventanillas cerradas y usar aire acondicionado con filtro 
·        Consultar el tiempo meteorológico para prepararse especialmente en los días soleados, secos y ventosos 
·        Seguir la información sobre el recuento de pólenes en la web de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología, para permanecer el mayor tiempo posible en ambientes de interior durante los períodos de máxima polinización 
·        Emplear lentes de sol envolventes y, ante síntomas muy intensos, usar mascarilla facial especial que cubra nariz y boca 
·        Consultar al alergólogo y no automedicarse. Por último recalcar que los cuidados que estamos teniendo por la COVID-19: uso de barbijo, distanciamiento, lavado de manos, etc., son muy útiles para prevenir también las alergias. Sobre todo, los protectores oculares, faciales y las mascarillas de varias capas para evitar el contacto directo de la mucosa ocular y de la vía respiratoria con los pólenes del ambiente. BP

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