Mantener la salud del corazón requiere una serie de cuidados que en
forma habitual los médicos recomiendan: conservar un peso adecuado, alimentarse
en forma saludable, descansar suficientemente, realizar actividad física de
manera regular, reducir el estrés y también el control de la presión y otros
parámetros a través de análisis clínicos. Pero, cada cuánto tiempo es prudente realizar un
análisis de sangre, un electrocardiograma o medirse la presión arterial. Los
especialistas advierten que las respuestas a estas preguntas pueden variar
dependiendo de diversos factores como la edad, el sexo, las condiciones de
salud y el historial médico de cada persona.
Teniendo en cuenta que no abundan las recomendaciones específicas sobre
la periodicidad en las consultas y el tipo de estudios de rutina requeridos en
cada grupo poblacional, y en el marco de la conmemoración del Día Mundial del
Corazón (29/09), un grupo de especialistas del Colegio Argentino de
Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) elaboró una lista de recomendaciones
generales orientativas sobre controles cardiovasculares, siempre sujetas al
acuerdo con el médico clínico o de cabecera de cada persona.
«Estos parámetros orientativos referidos a la esfera del control
cardiovascular tienen por objetivo acercar información a la población general
sobre los principales controles rutinarios consensuados por la comunidad
médica, que ayudan a prevenir o detectar en forma temprana posibles
enfermedades o desequilibrios que indudablemente no están dando una
sintomatología específica y que, diagnosticados y tratados a tiempo, ofrecen la
posibilidad de curación o mejoran el pronóstico de la condición», sostuvo el
cardiólogo Dr. Diego Grinfeld, presidente del CACI, una institución fundada en
1985, creadora de la carrera de Cardioangiología Intervencionista conjuntamente
con la Universidad de Buenos Aires. Además de los antecedentes de enfermedad
cardiovascular familiar, es importante contemplar la generalidad del individuo,
entre lo que sobresale si presenta factores de riesgo como hipertensión
arterial, diabetes, sobrepeso u obesidad, sedentarismo, colesterol o
triglicéridos elevados, su nivel de estrés, si fuma y/o si bebe alcohol en
exceso, o si presenta cualquier tipo de sintomatología; en estos casos las
recomendaciones generales pierden vigencia y será resorte de cada médico
sugerirle la realización de los estudios que considere apropiados.
«También existen algunos factores de riesgo no modificables, como la
edad (a mayor edad se incrementa el riesgo) y también ser varón, ya que los
hombres presentan mayor prevalencia de enfermedad cardiovascular que las
mujeres, sobre todo entre quienes no superaron los 60 años de edad. No
obstante, preferimos no hacer distinción de sexo en nuestras recomendaciones,
ya que, por haber hecho diferencias durante muchos años, cada vez estamos
viendo más mujeres con enfermedad cardiovascular, muchas veces porque ellas
mismas o los propios médicos subestiman los síntomas o la rigurosidad en los
controles», completó el Dr. Martín Cisneros, vicepresidente del CACI.
Los especialistas recomiendan en la infancia y la adolescencia seguir al
pie de la letra las recomendaciones del pediatra, pero recuerdan que para hacer
actividad física y deportes, tanto en la infancia como a cualquier edad,
corresponde realizarse un examen previo y presentar un certificado firmado por
el médico tratante. De todas formas,
destacan que más allá del apto médico, siempre es recomendable al menos una vez
en la vida antes de los 16 años un análisis de sangre y un electrocardiograma,
sobre todo en aquellos niños que presenten antecedentes familiares de
enfermedad cardiovascular. Sin olvidar el control de la presión arterial, que
es un indicador que el pediatra suele medir en la consulta cuando lo considera
apropiado. Entre los 20 y los 30 años de
edad, siempre en individuos sin antecedentes familiares de enfermedad coronaria
y sin sintomatología, las recomendaciones generales del CACI son la realización
de un análisis de laboratorio cada 3 años, un electrocardiograma cada 5 y la
medición de la presión arterial al menos cada 2 años. La frecuencia aumenta
levemente para aquellos entre los 40 y los 50: análisis de laboratorio cada 2
años, un electrocardiograma anual y la medición de la presión arterial
idealmente en forma cuatrimestral.
«Es este grupo etario se recomienda antes de cumplir los 50 años haberse
realizado también al menos una vez una prueba de esfuerzo o ergometría, que es
un estudio donde se ve la respuesta del corazón ante un esfuerzo físico medida
a través de un electrocardiograma y otros parámetros. Generalmente, es un test
que tiene por objetivo detectar alguna afección coronaria y se solicita cuando
el paciente reportó algún síntoma, pero aún sin síntomas en este grupo etario
recomendamos su realización», consignó por su parte el Dr. Daniel Berrocal,
expresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
A partir de los 50 años, los controles parecen iniciar una curva
ascendente que los hace ganar en periodicidad e incorporar nuevos estudios:
análisis anuales de laboratorio ampliando los parámetros solicitados según
criterio médico, un electrocardiograma cada 6 meses, la medición de la presión
arterial regularmente (sin que ello signifique obsesionarse) y un test de
esfuerzo cada 2 años o en forma anual, según lo considere el profesional de la
salud.
«Todos estos esquemas de controles pierden validez y se vuelven mucho
más exhaustivos si en alguno de los chequeos se detecta la presencia de algún
factor de riesgo, como por ejemplo hipertensión arterial; en ese caso, el
médico seguramente evaluará la realización de nuevos estudios y chequeos más
periódicos sobre ese factor y sobre el estado de salud general del individuo»,
aclaró el Dr. Grinfeld.
«Una consideración importante es que la programación periódica de cierto
tipo de estudios está íntegramente relacionada con la visita al médico. Si la
persona sabe que tiene que realizarse, por ejemplo, un análisis de sangre
anual, eso lo impulsará a recordar que tiene que acudir a la consulta. Y la
consulta es la oportunidad -mucho más que el resultado de un análisis clínico
de rutina- que tendrá el médico para indagar en las condiciones del paciente,
evaluar su estado de salud integral y recomendar los estudios que considere
apropiados en función de las conclusiones que extraiga de dicho encuentro»,
precisó el cardiólogo Dr. Alejandro Cherro, expresidente del CACI.
Respecto de los parámetros que pueden detectarse en los análisis
recomendados, en líneas generales los factores de riesgo se consideran elevados
cuando sus valores son iguales o superiores a los siguientes:
·
Presión
Arterial: 140/90 mmHg -el ideal es 120/80
mmHg (milímetros de mercurio) o menos
·
Colesterol
total: No superar los 200 ml (miligramos
por decilitro)
·
Índice
de Masa Corporal: No superar los 27 kg/m
-coeficiente que surge de dividir el peso en kilogramos 2 veces por la talla en
metros- lo ideal es entre 25 y 27 Kg/m
·
Perímetro
de cintura: En los varones debe ser inferior
a 102 cm y en las mujeres, inferior a 88 cm
·
Glucemia: No debe superar los 100 mg/dl (miligramos por
decilitro)
«Otro elemento que juega en contra es la sumatoria de los factores de
riesgo, tener elevados o presentes 2 o más factores multiplica el riesgo de
presentar un evento cardiovascular o enfermedad coronaria o insuficiencia
cardíaca en el futuro, y obliga a médico y paciente a extremar las estrategias
de control», completó el Dr. Cisneros.
Como recomendación general, además de cumplir con las consultas al
médico y la realización de los estudios, los profesionales del CACI ponen
énfasis en trabajar en la modificación de conductas poco saludables; esto
incluye el control del peso, cambios en la alimentación reduciendo el tamaño de
las porciones y evitando el consumo de grasas y de grasas trans y aumentando la
ingesta de frutas y verduras, realización de actividad física periódica, si se
fuma abandonar el tabaquismo, lo mismo que regular el consumo de alcohol,
controlar los valores de presión arterial y los de los parámetros que surgen de
un análisis de rutina, como la glucemia, el colesterol y los triglicéridos, y
para aquellos que toman determinados medicamentos prescriptos por su médico
mantener la adherencia y no discontinuarlos sin previa consulta con el
profesional.
«Nuestros pacientes son mayoritariamente aquellos que llegan a la sala
de hemodinamia con indicación de angioplastia para desobstruir una arteria
tapada o para reemplazar una válvula cardíaca dañada. Generalmente, expresan
sin quererlo el fracaso de todo lo expuesto anteriormente. Nuestro objetivo,
como cardioangiólogos intervencionistas, es acercar consejos de prevención para
evitar o demorar al máximo posible la aparición de estos cuadros, sobre los que
afortunadamente podemos hacer mucho, pero en los que lamentablemente la
enfermedad ya está instalada», concluyó el Dr. Berrocal. BP
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