El miedo, deja de ser un sentimiento sano cuando
deja de defendernos ante situaciones normales de la vida, convirtiéndose en
nuestro mayor enemigo. Cuando se huye de la lucha y cuando queremos que nuestra
integridad esté indemne, es porque los retos nos asustan.
No queremos que nada cambie; estamos estancados y,
hasta nuestros sentidos pierden su afecto; nuestros oídos están sordos a los
susurros del amor; las caricias causan dolor; hablamos, destruyendo con la boca
llena de juicios; destruimos a los amados y a otros también; llenos de
cobardía, con el susto a cuesta, incrédulos, con dudas de lo que somos y lo que
hacemos.
El miedo ahoga la energía desde el inicio del día, para hacerle frente a la
vida, resta el amor hacia los que nos rodean. Ese miedo paralizante te
convierte en víctima, no te permite valorarte. Ese miedo continuamente es un
peso en tus hombros, una carga pesada que no te deja avanzar.
Ahora: necesitas levantarte.
Enfrenta el miedo; golpea tan fuerte como puedas; toma valor. Nadie dice que es
fácil pero, si es liberador. Cuando se camina en oscuridad solo se hayan
tropiezos, heridas, daños físicos y emocionales, dejándote manipular para al
final, solo sentirte perdido.
Enciende la luz de tu alma. Ponte de pie. Enfrenta cada cosa con sus respectivas
consecuencias; si es con tu relación de pareja, si estás evitando que pase lo
inevitable, abre tu corazón a la verdad, al perdón, a una posible despedida, o
a una nueva oportunidad. Si en tu trabajo, si te has esmerado y hasta ahora
eres el personaje invisible, si por miedo has dejado que te abusen creyendo que
es lo único seguro que tienes, entonces enciende la luz… te aseguro que te
empezarán a ver diferente; nuevas oportunidades se abrirán para ti.
¿Has perdido a alguien importante? ¿No has superado su partida? ¿No te
atreves a decir adiós?… enciende la luz, quítate el luto que hay un arco iris
saliente después de cada tormenta. Si tus sueños se han tardado y esforzadamente has trabajado por ellos,
enciende la luz. Cree en ti.
Los que alcanzan sus sueños no son los que se rinden por el miedo, son los
que perseveran en ellos. Si un hijo se te ha ido; si cual hijo pródigo dejó su
casa y sabes que está perdido, enciende la luz. Cree y al igual que el Padre
amado de la historia, espéralo; cuando llegue hazte el favor de abrazarlo. En
cada situación en la que estés solo enciende la luz. Sal de las sombras. La luz
es: amiga del amor, de la verdad, de la vida. Hazle la guerra al miedo. Desde
hoy: ¡levántate!, atrévete a encender la luz.
Te regalo este cuento anónimo. “La oscuridad pensó
que la luz cada día le estaba robando mayor terreno y entonces decidió ponerle
un pleito. Así lo hizo y llegó el día fijado para el juicio. La luz llegó a la
sala antes de que llegara la oscuridad. Allí estaba el juez y los respectivos
abogados.
Esperaron y esperaron. La oscuridad estaba fuera
de la sala, pero no se atrevió a entrar. Simplemente, no podía. Así que, pasado
el tiempo, el juez falló a favor de la luz”.
Jesús dijo: Yo soy la luz del mundo. Juan 8:12. GMdeR
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