Los intestinos cumplen una función muy importante, no sólo en
el proceso digestivo, ya que su medioambiente bacteriano o microbiota puede
influir en el riesgo de padecer diversas enfermedades. Por ello, es vital
mantenerlo bajo control y en óptimas condiciones. Entérate aquí cómo puedes
lograrlo.
El camino gastrointestinal es muy largo, por lo que es normal
que en su trayecto se presenten obstáculos. Por ejemplo, se estima que en EEUU
alrededor del 22% de la población adulta fue diagnosticada con una enfermedad
gastrointestinal en 2018, como reflujo gastroesofágico, síndrome del intestino
irritable o Enfermedad de Crohn.
El malestar intestinal se caracteriza por generar dolores
abdominales, cólicos o hinchazón, exceso de gases, diarrea o estreñimiento y
mucosidad o sangrado en las heces. Dependiendo el cuadro que los produzca,
estas señales pueden mantenerse, mejorar con el tiempo e incluso desaparecer.
Sin embargo, cuando los dolores se extienden por dos o más días, se recomienda
consultar a un médico.
Debido a que las afecciones intestinales son muy variadas,
sus responsables también lo son. Sin embargo, los especialistas coinciden que
se puede abarcar algunos puntos en común: antecedentes familiares y genéticos,
estrés o ansiedad, mala alimentación y hábitos sedentarios. Para cuidar tus
intestinos y prevenir enfermedades, sigue estos consejos:
Estilo de vida
Muchos problemas están relacionados con nuestros hábitos, y con
frecuencia no hay una forma rápida de solucionarlos. Pero, una manera de
comenzar a cuidar nuestros intestinos es adoptando rutinas más organizadas.
Procura dormir de noche entre 7 y 8 horas, incorporar una dieta saludable, con
porciones más pequeñas, y hacer ejercicio. Todo tipo de actividad es un buen
comienzo, incluso caminar.
Reduce el estrés
La evidencia científica señala que las personas que padecen estrés desde
jóvenes tienen más probabilidad de desarrollar problemas intestinales. Si bien
los profesionales aún no comprenden los mecanismos detrás de este vínculo, se
creen que las alteraciones emocionales pueden afectar la comunicación entre el
cerebro y el intestino, o generar hábitos que afecten el funcionamiento
digestivo.
Come más fibra
La fibra es un compuesto esencial para lograr un buen funcionamiento
intestinal y prevenir el estreñimiento y los gases. Puede ser soluble, atrae el
agua, reduce el colesterol y ralentiza la digestión, o insoluble, que facilita
el tránsito de los alimentos. A pesar de sus beneficios, la mayoría de los estadounidenses
no incorpora suficiente fibra en sus dietas. Los especialistas recomiendan consumir entre 20 y 30 g de
fibra por día, comenzando con porciones pequeñas. Puedes encontrarla en
alimentos como avena, cebada, frutos secos, especialmente nueces, semillas,
lentejas, granos integrales, salvado, trigo y en la mayoría de las frutas y
vegetales de hoja. Algunos alimentos ricos en fibras, conocidos como FODMAP
(oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables) pueden ser
difíciles de digerir. Esta categoría incluye algunas frutas y vegetales,
productos lácteos y a base de trigo o centeno. Si tienes síndrome del intestino
irritable, tu médico puede recomendarte una dieta con bajo contenido de FODMAP.
Vegetales y frutas
Incorporar una variedad de frutas, vegetales, granos integrales y frutos
secos en tu dieta no solo te garantizará una buena dosis de fibra, también
obtendrás muchos nutrientes esenciales. Además, estos alimentos aumentan la
sensación de saciedad, por lo que tu intestino estará agradecido de que quede
menos espacio para los bocadillos o antojos poco saludables.
Probióticos con moderación
Es posible que hayas oído que los probióticos, microbios vivos similares
a los que se encuentran en el intestino humano, pueden mejorar la función
intestinal. Debido a que en los últimos años muchos estudios los vincularon con
propiedades saludables, se los comenzó a llamar “bacterias amigas” o “bacterias
buenas”. Puedes encontrarlos en suplementos o en alimentos como el yogur o el
kéfir. Diferentes
investigaciones indican que los probióticos ayudan a prevenir la diarrea
asociada con el consumo de antibióticos y mejoran los síntomas del síndrome del
intestino irritable. Sin embargo, los expertos reconocen que son necesarios más
estudios que confirmen estas asociaciones. Por eso, si decides incorporarlos a
tu dieta o tomar suplementos, consúltalo antes con un profesional. HD
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