Para conocer los niveles de transmisión de COVID-19 en una comunidad, se
pueden hacer miles de hisopados, pero también análisis de sus desechos cloacales.
Así lo confirmaron investigadores de la UBA y del CONICET, quienes
cuantificaron las concentraciones del material genético del SARS-CoV-2 en
muestras de aguas residuales de cuatro puntos del conurbano bonaerense entre
junio de 2020 y abril de 2021 y encontraron una correlación ‘muy buena’ con los
casos reportados de la infección.
«Cuando hubo un aumento de casos, esto se vio reflejado en nuestras
mediciones como un aumento en la concentración de virus para ese período y lo
mismo ocurrió con los descensos», señaló la doctora de la Universidad de Buenos
Aires en el área de Virología, Viviana Mbayed, profesora asociada de la Cátedra
de Virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB) de la UBA e
investigadora del CONICET.
El estudio se publicó en la revista The Science of the Total Environment.
Las aguas residuales recogen los desechos domiciliarios de la población
que se vuelcan a una red cloacal. Muchas de las personas infectadas por
SARS-CoV-2 no sólo excretan el virus a través de su tracto respiratorio, sino
también a través de la materia fecal.
Con el apoyo del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible
(OPDS) de la Provincia de Buenos Aires, la Autoridad del Agua (ADA) y Aguas
Bonaerenses S.A. (ABSA) los investigadores seleccionaron cuatro puntos de
muestreo de aguas residuales en localidades del sur y norte del conurbano.
Mbayed y equipo debieron adaptar técnicas moleculares para establecer no
sólo la presencia del material genético del nuevo coronavirus en muestras de
aguas cloacales sino poder determinar la cantidad. «En el trabajo publicado se
reflejan los resultados de los primeros nueve meses de muestreo, pero se siguen
recolectando y analizando muestras, para mantener un monitoreo de lo que ocurre
con el virus desde una perspectiva poblacional. Estamos abordando también el
análisis de la dinámica de las variantes virales en estas muestras», agregó. La científica del
CONICET indicó que medir los niveles del material genético del nuevo
coronavirus en aguas cloacales no solo complementa la información
epidemiológica, sino que también permite evaluar los resultados de las medidas
que se toman para contener la pandemia.
«Estos estudios se pueden aplicar a conglomerados poblacionales muy
grandes, pero también a ámbitos habitacionales muy restringidos: un barrio, un
hospital, una escuela. Y de esta manera se podría evaluar si hay circulación
viral en un ámbito definido. Para el momento en que haya una muy baja
circulación viral, el monitoreo de aguas residuales podría ser una alerta si
hubiera un incremento en las concentraciones del virus», puntualizó Mbayed.
La viróloga agregó que como el virus se excreta por la materia fecal aún
en los casos asintomáticos de infecciones, «podremos seguir detectando su
presencia en las aguas, aunque el virus circulara de manera principalmente
asintomática en la población». BP
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