La hepatitis C es un caso paradigmático en la
medicina, porque es una enfermedad grave y muy frecuente, pero para cual se
encontró la cura. Hoy, las drogas que están disponibles en Argentina curan a
más del 95% de los pacientes.
En el marco del Día Mundial de Lucha contra las
Hepatitis Virales, que se conmemora el 28 de julio, la Asociación
Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado
(AAEEH) quiere remarcar que ahora tanto las nuevas Guías de Diagnóstico y
Tratamiento de las Hepatitis Virales, como el Programa Nacional de Hepatitis
Virales del Ministerio de Salud de La Nación recomiendan tratar a todos los
pacientes, independiente del grado de fibrosis hepática que presenten.
“Hasta el año pasado, la recomendación era
priorizar a aquellos pacientes que presentaban mayor daño en el hígado y
postergar la cura en quienes todavía la enfermedad no había avanzado. Era una
decisión lógica, que replicaba la tomada por países de referencia, pero que
claramente presentaba una contradicción intrínseca. Estábamos dejando que la
enfermedad avanzara en los pacientes más sanos, justo en aquellos adonde
podíamos prevenir que hubiera daño. Afortunadamente, eso cambió y ahora ya
estamos en condiciones de tratar a todos”, explicó la Dra. Beatriz Ameigeiras,
médica hepatóloga y presidente de la AAEEH.
Las drogas nuevas curan a más del 95% de los
pacientes en 2, 3 o 6 meses, a través de la administración de comprimidos de
toma oral y prácticamente sin efectos adversos. Antes se trataba con esquemas
de interferón, que sólo lograban curar a alrededor de 5 de cada 10 pacientes y
con niveles de toxicidad que en ocasiones hacían interrumpir el tratamiento.
Tal como se difundió a finales de 2017, en
septiembre de ese año el Laboratorio Nacional de Referencia para Hepatitis
Virales del Instituto ‘Dr. Carlos Malbrán’ implementó, en conjunto con la
AAEEH, una campaña de detección y concientización de la hepatitis C sin
precedentes a nivel nacional: participaron 44 hospitales de todas las
provincias del país y se llevaron adelante más de 11.000 testeos.
Tras un análisis preliminar de prácticamente el
total de los resultados, se encontraron 79 personas infectadas, lo que
representa el 0,72% de quienes se hicieron el test, una cifra cercana, de algún
modo, a las estadísticas del país, que hablan del 1% de la población, lo que
representaría un total de alrededor de 400 mil personas viviendo con hepatitis
C.
La Organización Mundial de la Salud planteó, como
objetivo universal, la erradicación del virus de la hepatitis C para el año
2030. Para alcanzar esa meta, Argentina está trabajando activamente. Por este
motivo, agregó el Dr. Fernando Cairo, médico hepatólogo y vicepresidente de la
AAEEH, “surge otro desafío: estimular desde la asociación todas las medidas
educativas que permitan aumentar la tasa de diagnóstico de hepatitis C en la
población general”.
Muchos pacientes infectados por el virus de la
hepatitis C ya han tenido acceso al tratamiento y la mayoría tuvo la respuesta
esperada, pero sabemos que todavía hay muchas personas que tienen la enfermedad
y no se tratan, o peor aún, que tienen la enfermedad y lo desconocen. Sabemos
que hay miles de personas con hepatitis C, entonces tenemos que salir a
buscarlos, encontrarlos y curarlos”, agregó el Dr. Cairo. El virus va dañando lentamente al hígado y, sin dar
síntomas, puede desencadenar en el tiempo cirrosis, cáncer de hígado y hasta
requerir un trasplante. “Tenemos herramientas para prevenir esas complicaciones
eliminando el virus del organismo, por lo que nadie debería dejar que el tiempo
pase sin curarse”.
Una encuesta a 1.000 argentinos realizada por la
consultora Voices para la AAEEH en 2017 reveló que el 61% reconoce que la
hepatitis C es un problema en nuestro país, pero 8 de cada 10 saben poco o nada
sobre la enfermedad y 7 de cada 10 no se consideran en riesgo de haber
contraído el virus. La realidad es que todos pudimos haber estado expuestos a
la hepatitis C, fundamentalmente cuando no se tomaban todas las medidas de
prevención adecuadas. Las vías de contagio son a través de sangre infectada,
fundamentalmente por:
§ Transfusiones
de sangre y hemoderivados antes de 1992
§ Uso de
instrumental médico y odontológico mal esterilizado
§ Compartir
cepillo de dientes, afeitadoras, jeringas u otros elementos cortantes
§ Realización
de tatuajes y piercings sin los cuidados necesarios
§ Relaciones
sexuales sin protección
§ De
madre a hijo durante el embarazo.
Atención a las hepatitis A y B
Aunque muchas veces se pone el acento en la
concientización sobre el virus C, porque es prevalente y hoy se puede curar,
desde la AAEEH están trabajando intensamente para que como sociedad no nos
relajemos con respecto a la prevención de otros dos tipos de hepatitis como son
las hepatitis A y B.
El virus de la hepatitis ‘A’ se previene con una
vacuna para niños que integra el calendario nacional de inmunizaciones.
Aquellos adultos que no hayan sido vacunados deben realizarse un test para
comprobarlo y recibir luego la vacuna. Además, el lavado adecuado de manos
previene el contagio.
El virus de la hepatitis ‘B’, por su parte, se
contagia como el VIH y como sociedad corremos el riesgo de haberle perdido el
respeto a estas enfermedades por considerar que ahora existen medicamentos que
las controlan, pero sigue siendo muy importante evitar el contacto con sangre
potencialmente contaminada y tomar medidas de profilaxis al mantener relaciones
sexuales.
“El Estado debe insistir en las campañas de
concientización para estos temas tan sensibles, porque como comunidad tenemos
que seguir atentos y ser cada vez más responsables para que estos virus
circulen y se contagien lo menos posible”, concluyó la Dra. Ameigeiras. BP
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