En la actualidad, estamos en presencia de algunos
casos de Sarampión. Pareciera que tantos años con muy escaso número de enfermos
nos llevó a olvidar la gravedad de este mal. En la época previa a la vacuna,
que se aprobó en 1963, morían 2 millones y medio de personas por año. En 2016
murieron cerca de 90 mil y esto sin contar a quienes quedan con lesiones
crónicas o secuelas. Son cifras demasiado altas para una enfermedad que podría
ser erradicada, tal como lo fue la viruela. A la luz de los conocimientos
actuales queda claro que prevenir la enfermedad es mucho mejor que padecerla.
¿Qué
es el Sarampión?
El sarampión es una de las enfermedades más
contagiosas, incluso mucho más que el Ébola que tanto revuelo causó hace unos
años. Está causada por un virus (de la familia paramixoviridae) que se
transmite por aire o por contacto directo, es decir manos y elementos
contaminados. El virus ingresa por el tracto respiratorio y se extiende al
resto del organismo.
¿Cuáles
son los síntomas?
El primer signo suele ser fiebre alta, unos 10 a 12
días después del contagio. Se agrega rinorrea (mocos por la nariz),
conjuntivitis, y una erupción fugaz dentro de la boca, y que involucra luego el
rostro, la parte superior del cuello y se extiende por todo el cuerpo hasta
manos y pies.
¿Cuáles
son los grupos de riesgo?
Las complicaciones y las muertes son más frecuentes
en menores de 5 años y mayores de 30 años y se deben a encefalitis (compromiso
del tejido cerebral), neumonía y/o deshidratación. Las secuelas más graves son
la ceguera, la discapacidad intelectual y la panencefalitis esclerosante
subaguda, entidad que se presenta años después de “curado” el sarampión y lleva
a una destrucción progresiva del cerebro.
¿Hay
tratamiento?
No existe ningún tratamiento antiviral específico.
La ciencia todavía no puede ayudar a quien se enfermó, pero existe una vacuna
para prevenirla.
Mitos
en relación a la vacunación contra el Sarampión
1 Tener
sarampión es mejor y tiene menos riesgos que vacunarse. Falso
La mortalidad por sarampión es de 1-3 casos cada
100 enfermos mientras que los riesgos de la vacuna son:
§ Problemas
moderados y pasajeros: Dolores articulares, disminución de plaquetas, convulsiones
febriles (1 cada 3000 – 30000 casos).
Problemas
severos:
§ Alergia
grave: menos de 1 cada millón de dosis.
§ Sordera
o daño cerebral: son tan poco frecuentes que no se pudo determinar ni descartar
si realmente fueron provocados por la vacuna.
§ Autismo:
Se descartó que lo produjera la vacuna, se demostró que se debe a una
alteración genética que trae el niño desde el nacimiento.
2 La vacunación es
incompatible con la homeopatía. Falso
La homeopatía es una “disciplina que se fundamenta
en la aplicación de pequeñas cantidades de sustancias que, si se aplicaran en
grandes proporciones a un individuo sano, producirían los mismos síntomas que
se pretenden combatir” (concepto muy parecido al de las vacunas). Tanto la
Sociedad de Homeopatía de EEUU como nuestra “Asamblea Nacional de Homeopatía”
(ANH) tienen declaraciones destacando que homeopatía y vacunas no son términos
incompatibles.
3 La vacuna puede traer
riesgos en la salud debido a los “conservantes” que contiene. Falso
Los problemas sobre la seguridad del tiomersal
(compuesto derivado del aluminio) se plantearon a finales de los años noventa
basándose en que la cantidad de mercurio que se acumularía por la aplicación de
todas las vacunas incluidas en los calendarios infantiles podría ser superior
al límite recomendado para el metilmercurio. Sin embargo, el tiomersal contiene
etilmercurio, que se descompone mucho más rápidamente que el metilmercurio y no
se acumula en el organismo. La OMS, y varios grupos de expertos independientes
luego de más de 10 años de estudios coinciden en que no hay pruebas de que la
cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas suponga un riesgo para la salud.
4 No es necesario vacunar
a los chicos si no hay riesgo de contagio en el hogar. Verdadero, pero…
Este argumento es cierto siempre y cuándo evitemos
que tengan contacto con ningún otro niño o individuo que pueda padecer la
enfermedad, al menos hasta los 3 años de vida. Por otro lado, hay personas que
tienen contraindicada la vacuna y se protegen indirectamente si su entorno la
ha recibido. La vacunación tiene por lo tanto también un impacto en toda la
sociedad que deberíamos tener en cuenta. Dra.
Cristina Freuler
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