Religioso y
Mártir, 01 de Enero
Martirologio Romano: En Novales (Cantabria),
España, beato Columbanus Paul (Henri Oza Motinot), religiosos de los Hermanos
Maristas, mártires de la persecución religiosa en época de la Guerra Civil (†
1937).
Fecha de beatificación: Junto a otros 67
mártires maristas, que integraron el grupo de 522 mártires beatificados en
Tarragona durante el pontificado de S.S. Francisco el 13 de octubre de 2013.
Nacimiento, infancia
Henri nació el primero de agosto de 1877 en Lyon,
en el hogar de sus padres, Michel Oza y Marie-Louise Motinot. En la misma
ciudad, recibió las aguas bautismales unos días después -el 5 de agosto-, en la
iglesia parroquial de San José. A los
pocos años del nacimiento de Henri, sus padres se trasladaron a Saint-Donat,
una antigua población galorromana, situada en el departamento de Dróme, en la
región de Ródano-Alpes.
Ingresa en la vida marista
Allí frecuentó la escuela marista, en la que se
enamoró de la vida que llevaban los hermanos y cultivó su vocación religiosa.
El 3 de mayo de 1893 ingresó en el noviciado de Saint-PauI-Trois-Chateaux, en
el que vistió el hábito marista el 24 de agosto del mismo año, cambiando su
nombre de pila por el de H. Columbanus-PauI. Dos años después de terminar el
noviciado, emitió el voto de obediencia el 10 de septiembre de 1896, según la
costumbre de la época. El 19 de septiembre de 1901 se consagró de por vida a
Dios con la profesión perpetua en el Instituto marista.
Preparación pedagógica e inicio de su vida
docente
Terminado ya el noviciado, obtuvo en Avignon, en
octubre de 1894, el brevet obligatoire, titulo necesario para poder ejercer la
enseñanza en Francia. Después, fue enviado de cocinero a Salon-de-Provence, en
el departamento de Bocas del Ródano, volviendo a Saint-Paul como empleado en
abril de 1895. Desde septiembre de 1895, fue profesor adjunto en diversas
escuelas maristas de Francia.
Su traslado a España. Su excelente preparación, su
temperamento…
En enero de 1904, ya se encontraba en el colegio
marista de Pamplona, adonde llegó al ser expulsado de su país. A partir de
junio de 1904, pasó por bastantes colegios maristas de España, en los que actuó
como profesor ayudante. Estaba bien dotado intelectualmente, dominaba el
francés, el español y el inglés, poseía talento musical, y tenía un gran bagaje
cultural, pero era una empresa ardua para él mantener la disciplina -incluso en
las clases más elementales-, porque era tímido y bueno, lo que le hacía ser
débil y permisivo. Ni siquiera los continuos cambios de escuela -tanto en
Francia como en España-, consiguieron remediar este problema. Pero, en agosto
de 1926, pareció encontrar la deseada quietud en la escuela marista de Carrejo
(Cantabria), en la comunidad formada por tres hermanos. Él tenía 49 años y
estaba cargado de experiencia y de vida; era el cocinero y el encargado de los
párvulos, como cuando era un hermano inexperto, al principio de su vida
marista. Desempeñó ambos empleos con gran espíritu de servicio, con amabilidad
y con una perfecta docilidad a las directrices del superior. Al mismo tiempo,
impartía lecciones particulares de francés y era el organista de la parroquia.
Superando las dificultades, su fuerza de voluntad…
Las dificultades que encontró en el ejercicio de su
profesión no influyeron lo más mínimo en su vida interior. Al contrario, fueron
un estimulo para relacionarse más íntimamente con Dios y para consolidar su
espíritu marista en la humildad, la sencillez y la modestia. Los hermanos
apreciaban su carácter bondadoso y servicial y su vida de abnegación y de
sacrificio y es justo añadir que suplía con creces sus carencias pedagógicas
con el apostolado de toda una vida entregada a los demás.
Quiso sufrir las dificultades de sus hermanos
españoles
Cuando estalló el movimiento revolucionario, él
podría haberse salvado inscribiéndose en el consulado francés y, haciendo valer
su nacionalidad, volver a su patria. Pero el amor por sus hermanos españoles lo
empujó a correr su misma suerte que ellos.
Detención y martirio
Como se ha dicho, el 30 de diciembre de 1936 los
siete hermanos de Cabezón y de Carrejo fueron detenidos y conducidos a la
cárcel de Santander. El primer día del año 1937 el H. Columbanus Paul fue
«sacado» de ella junto a los HH. Narciso, Pedro y Néstor Eugenio y no se ha
sabido nada más de ellos. Es probable que les quitaran la vida en esa misma
fecha, arrojándolos al mar desde el faro.
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