La menopausia es un
cambio fisiológico en la mujer cuya edad de aparición oscila entre 44 y los 55
años, situándose la media en los 51. Implica la pérdida de la capacidad
reproductiva, es decir la producción de estrógenos ováricos. “Durante los 2-4
años previos a la retirada definitiva de la menstruación hay un período
denominado perimenopausia, que se suele acompañar de cambios en el ciclo
menstrual y la aparición de los primeros síntomas: sofocos, sequedad vaginal,
insomnio…”, explica la ginecóloga Dra. Laura Petersen.
Las mujeres nacen
con un número concreto de ovocitos (óvulos inmaduros) en torno a un millón, que
habían estado creando desde las 9 semanas de gestación. La mayoría de los
ovocitos muere continuamente, sólo entre 350 y 450 de estos ovocitos se
convertirán en óvulos que la mujer producirá a lo largo de su periodo fértil.
Llegado el momento de madurez biológica, la pubertad, comienza la menstruación
y empiezan a disminuir imparablemente.
“Digamos que se
gasta uno al mes, de manera que cuando éstos se acaban, la mujer pierde su
fertilidad y llega la retirada de la menstruación”, afirma la ginecóloga Dra.
Eva Iglesias. Los factores externos influyen en la celeridad con la que se
gasta esta reserva, especialmente algunos fármacos, la alimentación, el estilo
de vida, las cirugías ginecológicas, y recientemente también se ha apuntado que
las técnicas de reproducción asistida emplean distintos inductores de la
ovulación que podrían también provocar que esta reserva de óvulos se agote
anticipadamente, ya que provoca que se liberen numerosos óvulos en un solo
ciclo (de ahí que también aumente las posibilidades de embarazo múltiple).
Cuánto más tarde
llegue la menopausia, mejor
La mujer que tiene
una menopausia más tardía está más protegida a nivel cardiovascular y presenta
un riesgo menor de padecer osteoporosis, de sufrir el llamado síndrome
genitourinario, caracterizado por la progresiva sequedad vaginal y la
dificultad para mantener relaciones sexuales, así como un menor riesgo de
experimentar disfunciones del suelo pélvico que provoquen pérdidas de orina e
infecciones urinarias recurrentes.
Según la doctora Petersen, “mantener unos niveles de estrógenos altos durante más tiempo se suele relacionar con mejor estado de ánimo y calidad de vida, pues afecta mucho a la esfera emocional y sexual de la mujer”. Por ello hoy te presentamos siete maneras de retrasar la llegada de la menopausia todo lo posible de manera natural:
Según la doctora Petersen, “mantener unos niveles de estrógenos altos durante más tiempo se suele relacionar con mejor estado de ánimo y calidad de vida, pues afecta mucho a la esfera emocional y sexual de la mujer”. Por ello hoy te presentamos siete maneras de retrasar la llegada de la menopausia todo lo posible de manera natural:
1. Abandona los
malos hábitos
Tanto el consumo de
alcohol como el tabaquismo pueden contribuir a que tengas una menopausia más
temprana. Tampoco es recomendable que tomes más de dos cafés al día ni abusar
habitualmente de alimentos con adulteración hormonal como determinadas carnes y
productos de origen animal y que también pueden afectar a la reserva
ovárica.
2. Toma el sol
Asegúrate de tener
una exposición al sol de entre 10 y 15 minutos diarios, sin protección solar,
ya que las cremas bloquean el metabolismo de la vitamina D. Preferiblemente
que no sea a las horas centrales del día y que no sea en la cara directamente,
que es susceptible de que aparezcan machas en ella al no utilizar protección.
La razón es que los niveles bajos de vitamina D se han vinculado con una mayor
incidencia en los casos de infertilidad, menopausia prematura y osteoporosis.
3. Cuida la
alimentación
Tu dieta también es
fundamental para retrasar este momento todo lo posible, y para que una vez
llegue sus síntomas se hagan notar menos. La doctora recomienda una dieta
“rica en frutas, verduras, legumbres y pescados como el atún o la sardina, para
aportar al organismo antioxidantes, omega 3, y vitaminas C, D y E”. Y
desaconseja un consumo excesivo de carnes rojas y alimentos muy condimentados o
picantes.
4. Evita los
químicos
Cualquier sustancia
que potencialmente pueda suponer un tóxico a nivel celular, puede afectar a tu
reserva de óvulos y acabar con ella antes de lo deseable. Sustancias químicas
presentes en jabones, productos de limpieza, microplásticos… actúan como
disruptores endocrinos que confunden a las hormonas, aumentan los niveles de
estrógenos y el números de ciclos menstruales. Lamentablemente, también los tratamientos
oncológicos como radio y quimioterapia impactan negativamente para este
fin.
5. Haz ejercicio
regularmente
El ejercicio
aeróbico practicado con asiduidad fortalece todos tus sistemas, y especialmente
puede ayudarte a mejorar la circulación y disminuir los sofocos que
anticipan la menopausia. Según indica la doctora Petersen: “lo ideal es ir a
nadar o caminar a paso rápido, sin llegar a correr para no sobrecargar el suelo
pélvico ni que las articulaciones sufran grandes impactos”.
6. Descanso
adecuado
Evita las cenas
copiosas y los atracones, las bebidas gaseosas y tomar mucho agua las horas
previas a acostarte, para no comprometer al suelo pélvico y prevenir las
pérdidas nocturnas de orina. Otras opciones como practicar yoga en horario de
tarde, o tomar después de la cena infusiones de melisa, trébol rojo o verde y
salvia te ayudarán a relajarte, disminuir el número de sofocos y conciliar el
sueño.
7. Recurre a los
medicamentos
Existen fármacos
capaces de retrasar la menopausia en mujeres que aún tienen la menstruación y
de mejorar los síntomas en mujeres cuya última menstruación fue hace más
de un año. La doctora explica que “existen tanto compuestos de origen natural
como terapias hormonales sustitutivas que aumentan los niveles de estrógenos,
los cuales disminuyen de manera drástica en este período”.
La terapia hormonal
sustitutiva por lo general se tolera bien, aunque debes consultar a un
ginecólogo para que valore tu caso individualmente y prescriba el tratamiento
más adecuado. Está recomendada en mujeres con menopausia temprana (natural o
después de una cirugía) y en aquellas con una sintomatología acusada que afecte
a su calidad de vida, pero también pueden beneficiarse de ella otras mujeres.
Entre sus ventajas
cabe destacar el mantenimiento de la masa ósea y un menor riesgo cardiovascular
respecto a las mujeres con menopausia establecida y sin tratamiento. Entre los
posibles efectos secundarios se ha destacado un incremento de las posibilidades
de sufrir cáncer de mama, pero que se da a partir de los 5 años continuados de
tomar este tratamiento, y también se han registrado casos de cálculos biliares
y de eventos tromboembólicos sobre todo después de los tratamientos por vía
oral. LDG
No hay comentarios.:
Publicar un comentario