En el mes del Día de la Madre, el Centro de Estudios Especializados en
Trastornos de Ansiedad (CEETA) invita a reflexionar sobre las
responsabilidades y tareas que las madres realizan con mucho amor para que
todos los integrantes de la familia tengan lo que necesitan. Pero a veces se
pasa por alto, que todas estas actividades pueden generar mucho estrés y
ansiedad a las mujeres que se preocupan por que todo esté en orden.
El estrés es una reacción natural a presiones
físicas o emocionales. Sin embargo, los problemas comienzan cuando de alguna
forma la madre se encuentra fuera de control y esa situación afecta a otros
integrantes de la familia. Los especialistas del CEETA mencionan que lo ideal es reconocer inmediatamente las
señales y los síntomas de un cuadro de estrés, y así aprender a aplicar
soluciones rápidas y sanas a fin de evitar dañarse a una misma y a algún
integrante de la familia.
“El estrés de las mamás repercute tanto en los
hijos, que también sufren ansiedad producto de una madre que no ha estado lo
mayormente tranquila como para poder dedicarse a su crianza, como en las
parejas, que lamentablemente suelen terminar en divorcio. Algunos niños
desarrollan ansiedad social o fobia social y/o escolar, es decir que no quieren
ir al colegio y hay que ir a buscarlos antes por dolores de panza, de cabeza.
También presentan en algunos casos bajo rendimiento académico, dificultades
para dormir y pesadillas nocturnas, no quieren quedarse en casa de amigos, ni
ir a cumpleaños, en general buscan evitar cualquier situación social” asegura
la Lic. Gabriela Martínez Castro, Directora de CEETA y especialista en trastornos
de ansiedad.
Las mujeres, y más aún las madres están expuestas a
elevadas demandas, tanto en el trabajo como en sus casas, que pueden ocasionar
estrés y ansiedad generalizada. Las consecuencias de mantener durante todo el
día altos niveles de estrés, en el aspecto físico pueden manifestarse en
fuertes dolores de cabeza, problemas intestinales, contracturas, riesgos
cardíacos y baja en las defensas del sistema inmunológico. En lo psicológico,
el costo se relaciona con la angustia, la frustración, la irritabilidad,
aumento de la depresión, ataques de pánico, ansiedad generalizada o
preocupación excesiva y fatiga.
Muchas se preguntarán cómo afectan el estrés y la
ansiedad en los períodos de gestación, que de acuerdo con la Lic. Martínez
Castro, “puede alterar severamente las etapas de ovulación y los procesos
hormonales necesarios para la fertilidad. En situaciones de altos niveles de
estrés podemos atravesar problemas de amenorrea, ausencia de menstruación o
falta de ovulación, u otros factores que tienen que ver con desarmar
abruptamente el sistema reproductivo. Un estrés mal gestionado puede terminar
en infertilidad o dificultades en el embarazo”.
Los hijos más pequeños suelen ser los que dan mayor
trabajo: despertarlos y cambiarlos, hacerles el desayuno y las viandas, cargar
sus mochilas y llevarlos a los jardines y colegios. Además, prepararse para ir
al trabajo, hacer las tareas del hogar, las compras y cocinar las comidas.
También ayudar a los chicos con sus tareas escolares, acompañarlos en sus
emociones y asistirlos si están enfermos.
“En estos momentos, la inseguridad, el abuso de la
tecnología, la cantidad de información que recibimos, las situaciones
económicas complicadas, el ruido político, son factores de estrés que pueden
llegar a desencadenar algún tipo de trastorno en las mamás gestantes o con sus
hijos ya nacidos. Y esto va en detrimento de la relación madre e hijo, de la
producción de leche, de los reflejos adecuadamente instaurados para hacer un
buen cuidado del recién nacido, del bebé o de los hijos más grandes. Se pasan
detalles por delante, pierden la memoria, concentración y atención. Desde ya
las mamás gestantes cursan con complicaciones durante el embarazo, que puede ser
hasta perderlo naturalmente”, menciona la Lic. Martínez Castro.
Cada mujer reacciona diferente a la misma
situación, lo que para algunas puede generar estrés, para otras no. En el
trabajo, las madres se preocupan por el bienestar de los chicos y sus
actividades, y hasta de la organización del hogar; y viceversa, al estar con
los hijos se piensa en cuestiones laborales y todo esto a la larga o a la corta
repercute en la salud mental.
Las madres solteras tienen una presión mayor, ya
que atraviesan muchos obstáculos solas, y esto puede provocar que sientan
estrés respecto a la crianza de los hijos. No poder compartir las
responsabilidades del día a día o tomar todas las decisiones individualmente
puede generar ansiedad. Para aquellas madres solteras, lo importante es buscar
apoyo y ayuda en algún familiar para realizar algunas actividades, mantener la
rutina para tener una buena organización familiar del día a día y evitar
situaciones de estrés. También se recomienda tener momentos de tiempo a solas,
para hacer actividades de ocio o descansar. Una red de contención es
fundamental en estos casos.
La especialista explica que “el estrés en las mamas
solteras es mayor, porque además de tener que lidiar con todo el desencadenante
de las situaciones económicas, políticas, la tecnología, la mamá tiene que ser
la responsable económicamente y en todo sentido de su bebé o de sus hijos. De
esta forma, se dobla los porcentajes de complicaciones y de posibilidad de
padecer algún tipo de trastorno de ansiedad, pánico, fobias, problemas físicos
y dificultades en la crianza. A mayor responsabilidad, mayor ansiedad y mayor
posibilidad de desencadenar este tipo de trastornos”.
“Tratar de preocuparse lo menos posible, tener una
visión lo más realista posible, sobre las situaciones que le están generando
estrés. Lo más importante seria no adelantarse de forma negativa a los eventos
por suceder y siempre tratar, a través de la respiración, mantenerse presentes
y no en el futuro, sino en lo que sí está pasando y no en esas situaciones que
no han comenzado”, recomienda la Lic. Martínez Castro.
Algunos ejercicios de relajación implican fijar la
atención en la manera en cómo entra y sale el aire del cuerpo realizando un
conteo del 1 al 10 o de dos en dos, que ayuda a reconocer cuándo un pensamiento
irrumpe en la mente. También sirve realizar una relajación consciente, que
consiste en tomarse unos minutos para recostarte en el suelo, y mientras se
respira de forma calmada, sentir cada parte del cuerpo para luego relajarla y
lograr un estado de tranquilidad. Estas son algunas de las formas de reducir
los niveles de estrés y ansiedad para tener una mejor calidad de vida.
Para evitar
situaciones de estrés en el futuro, los especialistas de CEETA recomiendan:
* Dejar para más tarde las actividades que no sean
esenciales en ese momento.
* Tomarse un tiempo diario para estar sola, aunque
sean 15 minutos, sin sentir culpa.
* Aprender a delegar. Asignar algunas tareas a
familiares y personas que puedan ayudar.
* Aceptar que no existe la 'súper' mujer y
reconocer que no se hace daño a nadie por dejar ciertas tareas para después.
* Compartir tiempo a solas con la pareja.
* Practicar algún ejercicio que les guste
regularmente.
* Realizar alguna actividad de ocio, como salir con
una amiga, caminar.
En ciertos casos en que los síntomas sean intensos
y la mamá no logre control sobre su situación, un tratamiento psicológico breve
y focalizado en la temática, la acompañará en el proceso de adaptación y le
brindará estrategias eficaces para manejar su estrés. BP
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