Mártires en Japón, 04 de
Diciembre
Martirologio Romano: En
el lugar llamado Edo, de Japón, beatos mártires Francisco Gálvez, presbítero de
la Orden de Hermanos Menores, Jerónimo de Ángelis, presbítero, y Simón Yempo,
religioso, estos dos últimos de la Compañía de Jesús, todos los cuales fueron
quemados por odio a la fe († c.
1622/1623).
En
Edo (o Yeddo, Japón) el 4 de diciembre de 1623 fueron quemados vivos a la
entrada de Tokio, en la colina de Shinagawa, cincuenta cristianos, cuarenta y
siete laicos y tres religiosos. Se ha podido conseguir datos fiables de muy
pocos de ellos, como para iniciar el proceso de beatificación. Los tres
religiosos (por lógica sus datos eran más reconocibles y verificables, a través
de sus respectivas órdenes) fueron beatificados el 7 de julio de 1867 por el
papa Pío IX, y uno de los laicos, el samurái Juan Hara Mondo No Suke, lo fue
bajo el papa Benedicto XVI ciento cuarenta años después, el 24 de noviembre de
2008. Lamentablemente, de los demás sólo se tiene el número. He aquí algunos
datos sucintos de cada uno de los cuatro:
Francisco
Gálvez Pellicer
había nacido en Uriel (Cuenca) hacia 1575, cuando había hecho ya estudios
teológicos y había sido ordenado diácono, ingresó al convento de franciscanos
descalzos de San Juan de la Rivera en Valencia, en 1599. Tras su ordenación
como presbítero se ofreció para las misiones, y en 1609 partió para las Islas
Filipinas, donde trabajó apostólicamente hasta que en 1612 fue destinado al
Japón. Aquí estuvo hasta que en 1614 el edicto de persecución obligó a tantos
misioneros dejar Japón. Francisco volvió a Manila y compuso sus libros «Vidas
de santos» y «Explicación de la doctrina cristiana», así como otros opúsculos,
que se tradujeron al japonés. Pero su interés estaba en volver al Japón e ideó
una estratagema: se pintó todo el cuerpo como si fuera un negro y, vestido de
marinero, pudo desembarcar en Japón en 1618. Aquí reemprende el trabajo
apostólico. Luego de evangelizar en Oxu, pensó pasar a Edo para huir de la
persecución pero fue reconocido por un renegado que lo delató. Fue arrestado,
encarcelado y condenado a muerte.
Jerónimo de Ángelis había nacido en
Enna (Sicilia) en 1567. Se preparaba para estudiar leyes cuando, a través de
unos ejercicios espirituales despierta su vocación a la vida religiosa. Ingresa
en la Compañía de Jesús en 1585, se ofrece para las misiones y es destinado al
Japón. Parte para allí en compañía del beato Carlos Spínola, también mártir
pero de Nagasaki, en 1622. El viaje fue muy accidentado y duró seis años:
parten de Lisboa, llegan a Brasil y luego a Puerto Rico, donde unos piratas
ingleses los obligan a ir a Londres y de aquí vuelven a Lisboa, de donde
reemprenden el viaje, llegando por fin a Japón en 1602. Allí es ordenado
sacerdote, trabaja en Suxini, y funda la cristiandad de Sarunga. Llega en 1614
la orden de salida del Japón, pero él se queda secretamente en Nagasaki. Recorre
varias regiones en las que no estaba establecida aún ninguna comunidad
cristiana y logra crear varias. Visita el acantonamiento de Zugaru, donde
estaban recluidos muchos confesores de la fe, condenados a una vida de fatigas
y privados de los sacramentos. Evangeliza también en la isla de Yeso. En 1622
se le nombra superior de la misión de Edo, donde se establece. Se dice que
había logrado convertir unas diez mil personas. Puso empeño en convertir
personas escogidas e influyentes pensando que así el evangelio se expandiría
con mayor fuerza. Su detención se debió a que oyó decir que León Takeya, su
hospedador, sería puesto en libertad si el padre De Ángelis se entregaba. En el
interrogatorio se negó a decir quién lo hospedaba.
Simón Yempo había nacido
en Notzu, en el reino de Findo (Japón) en 1580. Inclinado a la vida interior
ingresó en su juventud en un monasterio budista. Pero su superior se hizo
cristiano y él se interesó entonces por el cristianismo y se convirtió también.
En 1598 entró en una escuela de catequistas que tenían los jesuitas y fue
catequista a lo largo de veinticinco años con mucho celo, trabajando sin
cansancio y viviendo con mucha austeridad. Fue admitido como hermano en la
Compañía de Jesús. Acompañó mucho tiempo al P. Jerónimo de Ángelis en sus
correrías apostólicas. Encarcelado con él, trabajó en la cárcel por la
conversión de otros presos, y fue condenado a muerte por su condición de
cristiano y propagandista de la religión.
Juan Hara
Mondo No Suke
era samurái, y procedía de familia enlazada con el emperador Kammu (782-805).
Había nacido en 1587, y servía como paje del shôgun Tokugawa. Fue bautizado en
Osaka cuando tenía unos trece años. En su primera juventud fue acusado de
faltas graves dentro de la corte, pero luego consta que vivió una vida
cristiana ejemplar. Se han documentado los detalles más importantes de su vida.
El shôgun Tokugawa Ieiasu, hacia 1612 había iniciado abiertamente la
persecución, intentando hacer apostatar a sus vasallos cristianos. Ya en 1612,
Juan Hara Mondo, por no querer renunciar a su fe, recibió la orden de
destierro, pero se ocultó para poder propagar el cristianismo. En 1615 fue
descubierto, encarcelado y condenado. Le imprimieron en la frente con hierro
candente una cruz y le mutilaron los dedos de manos y pies. Pudo todavía vivir
oculto y sirviendo espiritualmente a la comunidad cristiana, desde una
leprosería. En 1623 fue delatado y, junto con los otros cristianos, condenado a
morir en la hoguera. Todos murieron «invocando los santísimos nombres de Jesús y
María» y «no hubo entre ellos quien se moviese».
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