martes, 3 de diciembre de 2019

Francisco Gálvez, Jerónimo de Ángelis y Simón Yempo, Beatos

Mártires en Japón, 04 de Diciembre
Martirologio Romano: En el lugar llamado Edo, de Japón, beatos mártires Francisco Gálvez, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, Jerónimo de Ángelis, presbítero, y Simón Yempo, religioso, estos dos últimos de la Compañía de Jesús, todos los cuales fueron quemados por odio a la fe († c. 1622/1623).

En Edo (o Yeddo, Japón) el 4 de diciembre de 1623 fueron quemados vivos a la entrada de Tokio, en la colina de Shinagawa, cincuenta cristianos, cuarenta y siete laicos y tres religiosos. Se ha podido conseguir datos fiables de muy pocos de ellos, como para iniciar el proceso de beatificación. Los tres religiosos (por lógica sus datos eran más reconocibles y verificables, a través de sus respectivas órdenes) fueron beatificados el 7 de julio de 1867 por el papa Pío IX, y uno de los laicos, el samurái Juan Hara Mondo No Suke, lo fue bajo el papa Benedicto XVI ciento cuarenta años después, el 24 de noviembre de 2008. Lamentablemente, de los demás sólo se tiene el número. He aquí algunos datos sucintos de cada uno de los cuatro:
Francisco Gálvez Pellicer había nacido en Uriel (Cuenca) hacia 1575, cuando había hecho ya estudios teológicos y había sido ordenado diácono, ingresó al convento de franciscanos descalzos de San Juan de la Rivera en Valencia, en 1599. Tras su ordenación como presbítero se ofreció para las misiones, y en 1609 partió para las Islas Filipinas, donde trabajó apostólicamente hasta que en 1612 fue destinado al Japón. Aquí estuvo hasta que en 1614 el edicto de persecución obligó a tantos misioneros dejar Japón. Francisco volvió a Manila y compuso sus libros «Vidas de santos» y «Explicación de la doctrina cristiana», así como otros opúsculos, que se tradujeron al japonés. Pero su interés estaba en volver al Japón e ideó una estratagema: se pintó todo el cuerpo como si fuera un negro y, vestido de marinero, pudo desembarcar en Japón en 1618. Aquí reemprende el trabajo apostólico. Luego de evangelizar en Oxu, pensó pasar a Edo para huir de la persecución pero fue reconocido por un renegado que lo delató. Fue arrestado, encarcelado y condenado a muerte.
Jerónimo de Ángelis había nacido en Enna (Sicilia) en 1567. Se preparaba para estudiar leyes cuando, a través de unos ejercicios espirituales despierta su vocación a la vida religiosa. Ingresa en la Compañía de Jesús en 1585, se ofrece para las misiones y es destinado al Japón. Parte para allí en compañía del beato Carlos Spínola, también mártir pero de Nagasaki, en 1622. El viaje fue muy accidentado y duró seis años: parten de Lisboa, llegan a Brasil y luego a Puerto Rico, donde unos piratas ingleses los obligan a ir a Londres y de aquí vuelven a Lisboa, de donde reemprenden el viaje, llegando por fin a Japón en 1602. Allí es ordenado sacerdote, trabaja en Suxini, y funda la cristiandad de Sarunga. Llega en 1614 la orden de salida del Japón, pero él se queda secretamente en Nagasaki. Recorre varias regiones en las que no estaba establecida aún ninguna comunidad cristiana y logra crear varias. Visita el acantonamiento de Zugaru, donde estaban recluidos muchos confesores de la fe, condenados a una vida de fatigas y privados de los sacramentos. Evangeliza también en la isla de Yeso. En 1622 se le nombra superior de la misión de Edo, donde se establece. Se dice que había logrado convertir unas diez mil personas. Puso empeño en convertir personas escogidas e influyentes pensando que así el evangelio se expandiría con mayor fuerza. Su detención se debió a que oyó decir que León Takeya, su hospedador, sería puesto en libertad si el padre De Ángelis se entregaba. En el interrogatorio se negó a decir quién lo hospedaba.
Simón Yempo había nacido en Notzu, en el reino de Findo (Japón) en 1580. Inclinado a la vida interior ingresó en su juventud en un monasterio budista. Pero su superior se hizo cristiano y él se interesó entonces por el cristianismo y se convirtió también. En 1598 entró en una escuela de catequistas que tenían los jesuitas y fue catequista a lo largo de veinticinco años con mucho celo, trabajando sin cansancio y viviendo con mucha austeridad. Fue admitido como hermano en la Compañía de Jesús. Acompañó mucho tiempo al P. Jerónimo de Ángelis en sus correrías apostólicas. Encarcelado con él, trabajó en la cárcel por la conversión de otros presos, y fue condenado a muerte por su condición de cristiano y propagandista de la religión.
Juan Hara Mondo No Suke era samurái, y procedía de familia enlazada con el emperador Kammu (782-805). Había nacido en 1587, y servía como paje del shôgun Tokugawa. Fue bautizado en Osaka cuando tenía unos trece años. En su primera juventud fue acusado de faltas graves dentro de la corte, pero luego consta que vivió una vida cristiana ejemplar. Se han documentado los detalles más importantes de su vida. El shôgun Tokugawa Ieiasu, hacia 1612 había iniciado abiertamente la persecución, intentando hacer apostatar a sus vasallos cristianos. Ya en 1612, Juan Hara Mondo, por no querer renunciar a su fe, recibió la orden de destierro, pero se ocultó para poder propagar el cristianismo. En 1615 fue descubierto, encarcelado y condenado. Le imprimieron en la frente con hierro candente una cruz y le mutilaron los dedos de manos y pies. Pudo todavía vivir oculto y sirviendo espiritualmente a la comunidad cristiana, desde una leprosería. En 1623 fue delatado y, junto con los otros cristianos, condenado a morir en la hoguera. Todos murieron «invocando los santísimos nombres de Jesús y María» y «no hubo entre ellos quien se moviese».

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