Mártir, 20 de Enero
Elogio: En Antinoe, en la Tebaida, san Ascla, mártir,
que, llevado ante el gobernador, no temió sus amenazas dado que le causaba
mucha mayor preocupación renegar de Cristo, y después de ser sometido a
variados tormentos, fue arrojado al río.
San
Asclas gozó de gran fama en Egipto y en todo el Oriente, y su nombre se halla
en el Martirologio Romano. Su vida, tal como la resumen los sinaxarios, se
reduce a lo siguiente: «Asclas, originario de la Tebaida, fue acusado de creer
en Cristo, y compareció ante el gobernador llamado Arriano. Como confesara
valientemente su fe, fue torturado en el potro, azotado hasta dejarle
descubiertas las costillas, y finalmente encerrado en un calabozo. Por
entonces, el gobernador tuvo que hacer un viaje a la otra ribera del Nilo. El
santo pidió a Dios que no le dejase llegar a la otra orilla, hasta que hubiese
confesado por escrito la divinidad de Cristo. Arriano se embarcó, pero la barca
permaneció inmóvil, a pesar de los esfuerzos de los remeros. Al saber esto, el
santo envió a decir al gobernador que sólo confesando por escrito la divinidad
de Cristo podría llegar a salvo a la otra orilla. El gobernador pidió que le
trajesen un papel y escribió que era grande el poder del Dios de los cristianos
y que fuera de Él no existía ninguna otra divinidad. Inmediatamente la barca
empezó a avanzar. En cuanto Arriano estuvo de vuelta, mandó que las heridas del
santo fuesen quemadas con antorchas; después, ordenó que le colgasen una gran
piedra al cuello y le arrojasen al río. Así ganó Asclas la corona de los
mártires». Difícilmente se puede negar, por la forma misma del relato, que hay
en él muchos elementos legendarios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario