Monje y obispo, 22 de Enero
Elogio: En el monasterio de Romans, junto al río Isère, en la región de los
Alpes franceses, sepultura de san Barnardo, obispo de Vienne, que, dejando el
servicio del emperador Carlomagno, abrazó la milicia de Cristo, repartió entre
los pobres los bienes recibidos de su padre, construyó dos cenobios, el de
Ambronay y el de Romans, en donde terminó sus días.
Patronazgos: patrono de los trabajadores agrícolas.
San
Barnardo nació de una distinguida familia, hacia el año 778. Durante su
juventud, estuvo al servicio de Carlomagno y se casó. Pero a la muerte de su
padre, hacia el año 800, fundó la abadía de Ambronay, donde después se hizo
monje y fue elegido abad. El año 810, fue hecho obispo de Vienne, en Francia.
Aunque las biografías que poseemos no aportan muchos datos y son de época
tardía, todo nos lleva a la conclusión de que Barnardo fue uno de los más
influyentes y santos prelados de su tiempo.
Tal vez su
conducta en las agitaciones políticas de la época de Luis el Bueno, no fue la
más prudente, pero su celo por la pureza de la fe y las costumbres es
indiscutible. La autenticidad de las encomiásticas cartas que le dirigieron los
papas Pascual I y Eugenio II es muy dudosa. San Barnardo fundó la abadía de
Romans, hacia el año 837, donde fue enterrado a su muerte, acaecida el 23 de
enero del año 842. Sobre su tumba está grabado un epitafio muy elogioso, donde
se dice, entre otras cosas, que fue «...ilustre,
egregio, generoso, elocuente, honesto con la Doctrina, con el pueblo, con la
religión, con Dios...»
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