Los mayores de 80 años con presión arterial
sistólica menor de 120 mmHg tienen menos riesgo de infarto, ictus o muerte, si
bien tienen más probabilidades de padecer una peor función renal, según han
observado un equipo de investigadores americanos en un estudio publicado en Journal
of the American Geriatrics Society.
La presión arterial alta, o hipertensión, a veces
se llama el 'asesino silencioso' porque produce pocos síntomas y porque si no
se trata puede provocar ataques cardíacos, derrames cerebrales, enfermedad
renal y otros problemas graves, incluido el riesgo de demencia.
El Colegio
Americano de Cardiología y la Asociación
Americana del Corazón recomiendan a las personas mayores de 65 años que
mantengan su presión arterial sistólica en menos de 130 mmHg. Sin embargo,
aquellos que tienen de 80 años suelen padecer otras enfermedades, tomar varios
medicamentos y tener problemas cognitivos.
En la actualidad, tal y como han comentado los
investigadores, todavía no se sabe con certeza si los riesgos o beneficios que
tiene reducir la presión arterial sistólica a menos de 130 mmHg son los mismos
para los mayores de 80 años que para las personas de entre 65 y 80 años.
Por este motivo, los científicos analizaron al
grupo de personas con mayor edad y que habían sufrido un infarto o derrame
cerebral, cambios en la función renal o deterioro cognitivo, entre otros
problemas. También se estudió si las deficiencias en la función cognitiva o
física tenían algún efecto sobre el control intensivo de la presión arterial. En
concreto, se analizaron a 1.167 personas de entre 84 y 90 años con una presión
arterial sistólica basal de 142 mmHg. La mayoría de los participantes tenían al
menos tres problemas salud crónicos, más de la mitad tomaban al menos cinco
medicamentos y alrededor del 27 por ciento tenía antecedentes de enfermedad
cardiaca.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a
uno de dos grupos. Un grupo recibió tratamiento ‘intensivo’ dirigido a reducir
su presión arterial a menos de 120 mmHg. El otro grupo recibió tratamiento para
reducir su presión arterial a menos de 140 mmHg.
Las personas que recibieron tratamiento para
reducir su presión arterial a menos de 120 mmHg experimentaron un menor riesgo
de eventos de enfermedad cardiaca, así como un menor riesgo de deterioro
cognitivo leve y muerte por todas las causas. Sin embargo, también
experimentaron un mayor riesgo de disminuciones pequeñas, pero significativas,
en la función renal, así como hospitalizaciones por daño renal a corto plazo.
Asimismo, los expertos observaron que intentar
reducir la presión arterial sistólica a menos de 120 mmHg no aumentó el riesgo
de caídas que causen lesiones. Si bien la tasa de desarrollo de demencia fue
similar en los dos grupos, los participantes en el grupo intensivo de 120 mmHg
tenían un 28 por ciento menos de probabilidades de desarrollar un deterioro
cognitivo leve.
Al mismo tiempo, los investigadores informaron de
que las personas con una mejor función cognitiva (recordar, pensar y tomar
decisiones) al comienzo del estudio se beneficiaron más del control intensivo
de la presión arterial y tenían menos riesgo de enfermedad cardiaca y muerte. BP
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