domingo, 23 de febrero de 2020

Evecio, Santo

Mártir, 24 de Febrero
Elogio: En Nicomedia, de Bitinia, pasión de san Evecio, que en tiempo del emperador Diocleciano, al ver expuesto en la plaza el edicto contra los adoradores de Dios, ardiente de fe rasgó el documento ante todo el pueblo, y por ello fue sometido a crueles suplicios.

El Martirologio Siríaco, el más antiguo que se conoce, descubierto en 1884, menciona en Nicomedia la pasión de san Evecio, el 24 de febrero. Es muy probable (y esa convicción expresa el elogio del Martirologio Romano actual), que este mártir sea el anónimo cristiano que evocan Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica y Lactancio en “La muerte de los perseguidores”: «...tan pronto como se promulgó en Nicomedia el edicto contra las iglesias, uno que no era un personaje oscuro, sino de los más preclaros, según la estimación de las excelencias de esta vida, empujado por el celo de Dios, se lanzó con fe ardiente, y después de arrancar el edicto que se hallaba en lugar visible y público, por considerarlo impío e irreligioso, lo desgarró, a pesar de haber en la misma ciudad dos emperadores, el más antiguo de todos [el Augusto Dioclesiano], y el que después de él ocupaba el cuarto puesto en el gobierno [el César Galerio]. Mas éste fue el primero de los que en aquella ocasión se distinguieron de esta manera, y tras sufrir enseguida cuanto era de suponer por tal atrevimiento, conservó la calma y la tranquilidad hasta su último suspiro.» (Historia Eclesiástica)
Los hechos a los que se refiere ocurrieron en Nicomedia en el año 303; no parece tan claro en la redacción de Eusebio que este intrépido confesor de la fe haya muerto por ese acto, sino que sólo habla de que sufrió tormentos, ya que ‘conservar la calma hasta el último suspiro’ puede entenderse de muchas maneras. Sin embargo Lactancio precisa que este mártir (a quien él tampoco pone nombre) «fue inmediatamente aprehendido, llevado a juicio, torturado y quemado vivo, en las formas de la ley. Y luego de mostrar admirable paciencia, fue reducido a cenizas» (De mortibus persecutorum).
También se ha sugerido que el mártir al que se refieren Eusebio y Lactancio sea San Jorge, y por tanto seguiríamos sin saber quién fue san Evecio; sin embargo, el Martirologio Romano actual se decanta por la identificación.

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