La
catarata es una de las afecciones de la vista más común. Sin embargo, aún existen
muchas dudas sobre ella ¿A qué edad puede surgir? ¿Cuáles son sus causas? ¿Es
reversible?
¿Qué son las cataratas?
La catarata es
una opacidad de la transparencia normal del cristalino del ojo. Esta es una
estructura que se encuentra detrás de la pupila y nos permite enfocar imágenes
sin importar a la distancia que se hallan. Por este motivo, quienes tienen
cataratas suelen decir que se siente como mirar a través de una ventana
empañada. Esto puede dificultar realizar muchas tareas cotidianas, como leer,
conducir e incluso reconocer expresiones o rostros familiares. Si bien la
mayoría de las cataratas tienen un desarrollo lento, que en principio no afecta
la vista, si no se tratan pueden terminar afectando la visión.
La
OMS, informa que, a nivel mundial, las principales causas de la visión
deficiente son los errores de refracción no corregidos y las cataratas.
En
principio, la opacificación provocada por una catarata puede afectar solamente
una pequeña parte del lente del ojo, aunque, a medida que la opacidad aumenta,
distorsiona la luz que pasa por el lente del ojo y causa diferentes síntomas:
·
Visión opaca, borrosa o tenue.
·
Visión doble en un solo ojo.
·
Mayor dificultad para ver de
noche.
·
Sensibilidad a la luz y el
resplandor.
·
Pérdida de colores o color
amarillento.
·
Necesidad de luz más brillante
para leer o realizar otras actividades.
·
Cambios frecuentes en la
prescripción de los anteojos o lentes de contacto.
¿A qué edad aparecen las cataratas?
La
edad es la causa más común de aparición de cataratas. Si bien las personas
entre 40 y 50 años pueden tenerlas, en estos casos suelen ser pequeñas y no
afectan la visión. Después de los 60 años es cuando comienzan a ser un problema
grave para la vista. Esto se debe a que, a medida que envejecemos, las
proteínas del cristalino se desnaturalizan y degradan.
La
exposición a la radiación ultravioleta o a las toxinas, con el tiempo, también
tiene un efecto acumulativo que impacta negativamente sobre la salud, incluida
la función de los ojos. Otros aspectos que pueden influir en la aparición de
las cataratas son:
·
Enfermedad celíaca: aunque no es lo común, se han registrados casos de
formación de cataratas asociados a la celiaquía no diagnosticada.
·
Genética:
las anormalidades cromosómicas que suelen asociarse a las cataratas son:
síndrome de Alport, síndrome de Conradi–Hünermann, síndrome de Down, síndrome
de Edward, síndrome de Lowe, o síndrome de Turner, entre otros.
·
Problemas cutáneos: los ojos, específicamente el cristalino, y la piel,
pueden verse afectados por las mismas enfermedades, entre las que se destacan:
dermatitis atópica o eccema, e ictiosis.
·
Tabaquismo:
la adicción al tabaco ha mostrado vínculos con un mayor riesgo de desarrollar
cataratas. También se suele apuntar contra el alcoholismo, aunque en este caso,
la evidencia es contradictoria.
·
Traumatismos:
los golpes o heridas en los ojos pueden dañar la cápsula en la que se encuentra
el cristalino, permitiendo el ingreso de fluidos que generan inflamación y
obstruyen el paso de luz a la retina.
·
Uso de medicamentos: ciertos fármacos pueden elevar el riesgo de
desarrollar cataratas, como los corticoides, que se usan contra alergias,
artritis reumatoide, asma, o enfermedad intestinal inflamatoria, entre otras
afecciones. Recuerda, no dejes de tomar tus medicamentos recetados, ante
cualquier duda consulta a un profesional de la salud.
Otros
factores que pueden influir en la aparición de cataratas son: diabetes,
obesidad, hipertensión, lesiones o cirugías previas en los ojos, o exposición
excesiva al sol.
Cómo se tratan las cataratas
Ante
la presencia de cualquier síntoma de cataratas o sospechas de que tu vista no
funciona como corresponde, deberás consultar a un oftalmólogo. Para determinar
si verdaderamente son cataratas, este revisará tu historia clínica, los signos
y realizará exámenes oculares, como el de agudeza visual (en el que se usa una
tabla optométrica para determinar la capacidad de leer una serie de letras) de
retina (en el que se dilatan las pupilas para facilitar la examinación) o con
lámpara de hendidura.
Para
corregir los problemas de la vista el médico puede recetar lentes, sin embargo,
si estos no funcionan se puede recurrir a una cirugía. En esta se extrae el
lente nublado y reemplaza con uno artificial transparente, llamado intraocular.
Es un procedimiento que se realiza de forma ambulatoria, es decir, no se debe
permanecer en el hospital una vez que se finaliza. La cicatrización suele
tardar entre siete y ocho semanas, por lo que es común sentir molestias durante
ese período.
En
caso de que se deba realiza una cirugía de cataratas en ambos ojos, el médico
las programará para que la extracción en el segundo ocurra cuando ya se
recuperó el primero.
¿Se pueden prevenir las cataratas?
Actualmente,
no existen estudios que hayan demostrado un modo de prevenir las cataratas o
desacelerar su avance. Sin embargo, los especialistas señalan que ciertas
medidas que se concentran en los factores de riesgo podrían resultar útiles:
·
Programa exámenes oculares regularmente: estos son fundamentales para detectar las cataratas
y otros problemas de la vista en etapas tempranas.
·
Evita beber alcohol en exceso o fumar: el tabaquismo, y en menor medida el alcoholismo, son
factores de riesgo de las cataratas.
·
Haz ejercicio frecuentemente: la actividad física regular es clave para que el
cuerpo, incluido los ojos, funcionen correctamente. También es una forma de
disminuir algunos factores de riesgo de las cataratas, como obesidad,
hipertensión o diabetes.
·
Usa protección:
debes cuidarte de los rayos ultravioletas todo el año, para ello, el uso de
lentes de sol es fundamental.
También
recuerda que es importante seguir una dieta saludable, ya que ayuda a obtener
todos los nutrientes que el organismo necesita para funcionar correctamente.
Presta especial atención a aquellos alimentos ricos en vitamina A, como:
·
Carne:
de pollo y vaca.
·
Frutas:
aguacate, damasco, durazno, mango, papaya, tomate.
·
Frutos secos.
·
Hígado:
de res o bacalao.
·
Legumbres:
frijol o poroto, garbanzo, guisante.
·
Lácteos:
crema, leche fortificada, mantequilla, queso.
·
Pescados.
·
Vegetales:
brócoli, calabaza, espárrago, espinaca, hinojo, kale, lechuga, rúcula,
zanahoria.
·
Yema de huevo.
Esto
se debe a que la vitamina A es una parte clave de un pigmento de la retina muy
sensible a la luz: la rodopsina. También aumenta la adaptabilidad del ojo,
principalmente al permitir que se ajuste a los cambios de luz y se mantenga
húmedo, y se asocia a una reducción del riesgo de muchas enfermedades de la
vista, como la degeneración macular por la edad o las cataratas. TV
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