La
pandemia de COVID-19 ha generado un dramático aumento de las muertes por
sobredosis de drogas en los Estados Unidos, según datos del National Center for Health Statistics de
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Entre abril
de 2020 y abril de 2021 se registraron más de 100,000 muertes, la mayoría
entre adultos de 25 a 55 años.
La
cifra es casi un 25% mayor que en el mismo período de 2019 a 2020, cuando se
registraron unas 78,000 muertes por esta causa. La cifra de 100,000 muertes por
sobredosis supera a la de las muertes por accidentes de tránsito y por armas
combinados.
La
doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Adicciones, dijo en un
comunicado que la cifra récord ha sido en parte disparada por el consumo de
fentanilo, una droga de acción rápida que en un contexto médico se puede usar
para tratar el dolor severo, y que es 100 veces más potente que la morfina.
En
el período en donde se ha registrado un número récord de muertes por sobredosis
también se ha observado un aumento del consumo de drogas sintéticas y de
cocaína. Expertos coinciden en que las cuarentenas en los primeros meses de la
pandemia, el aislamiento social, quebraron las redes comunitarias de apoyo y
dificultaron el acceso a tratamientos. Todos los estados y el Distrito de
Columbia registraron muertes por sobredosis. California lidera la lista con
10,585 muertes por sobredosis, aunque expertos en salud pública dicen que la
pandemia también puede haber generado más subregistro.
Otros
estados que tuvieron un 50% más de los casos pronosticados fueron Tennessee,
Louisiana, Mississippi, West Virginia y Kentucky.
Fentanilo, producción letal
El fentanilo
es un opioide sintético, desarrollado con productos químicos de laboratorio, a
diferencia de la heroína o la morfina, cuyos principales ingredientes se
extraen de la savia de opio de una planta de amapola. Según la Administración
de Lucha contra las Drogas (DEA), la agencia federal que lucha contra las
drogas ilegales en los Estados Unidos, los laboratorios clandestinos en China
son la principal fuente del fentanilo vendido ilegalmente. Los productores
luego envían la droga a México, donde los cárteles la mezclan con heroína o la
presionan en tabletas azules, rosadas o blancas que parecen píldoras recetadas
para la ansiedad o el dolor. El polvo o las píldoras se entregan a los
distribuidores, o directamente a los usuarios, a través de Internet o darknet,
un área online utilizada para compras ilegales. O en las esquinas de
vecindarios marginales.
La
DEA explica que los productores de esta droga letal cambian su formulación
química permanentemente, por lo cual es muy difícil detectarla. El
sistema de control internacional sólo es capaz de detectar, procesar y prohibir
alrededor de 10 nuevas sustancias psicoactivas al año. El Departamento de
Estado está trabajando a través de las Naciones Unidas, y con los países de
manera individual, para asegurarse que la policía en todas partes del mundo
pueda identificar nuevas drogas y procesar a los traficantes.
Prevención, el primer paso
El
fentanilo es adictivo debido a su potencia. Incluso una persona que toma
fentanilo recetado según las instrucciones de un médico puede experimentar
dependencia, que se caracteriza por síntomas de abstinencia cuando se suspende
el medicamento. Una persona puede ser dependiente de una sustancia sin ser
adicta, pero la dependencia a veces puede conducir a la adicción.
Las
personas adictas al fentanilo que dejan de usarlo pueden tener síntomas graves
de abstinencia que comienzan a las pocas horas de haber tomado el medicamento
por última vez. Estos síntomas incluyen:
·
dolor muscular y óseo
·
problemas para dormir
·
diarrea y vómitos
·
escalofríos con piel de gallina
·
movimientos incontrolables de
las piernas
·
antojos severos
Estos
síntomas pueden ser extremadamente incómodos y son la razón por la que a muchas
personas les resulta tan difícil dejar de tomar fentanilo. Este actúa uniéndose
a los receptores opioides del cuerpo, que se encuentran en áreas del cerebro
que controlan el dolor y las emociones. Si la persona no puede controlar su
consumo, hay una escalada de síntomas y efectos que incluyen felicidad
extrema seguida de:
·
somnolencia,
·
náuseas,
·
confusión,
·
estreñimiento,
·
adicción,
·
depresión y paro
respiratorio,
·
inconsciencia,
·
coma y muerte
La
alta potencia del fentanilo aumenta en gran medida el riesgo de sobredosis,
especialmente si una persona que consume drogas no sabe que un polvo o una
pastilla lo contienen. Pueden subestimar la dosis de opioides que están tomando
y provocar una sobredosis. Lo ideal es nunca tomar fentanilo, ni por receta
médica, ni adquiriéndolo en el mercado ilegal.
Tratamiento
Al
igual que otras adicciones a los opioides, se ha demostrado que la medicación
con terapias conductuales es eficaz para tratar a las personas con adicción al
fentanilo. Pueden ayudar a las personas a modificar sus actitudes y
comportamientos relacionados con el consumo de drogas, y mejorar sus
habilidades para lograr tener una vida saludable. Los medicamentos que se
utilizan para tratar la adicción a los opiodes son la buprenorfina y la
metadona, que actúan uniéndose a los mismos receptores de opioides en el
cerebro que el fentanilo, lo que reduce los antojos y los síntomas de
abstinencia. Otro medicamento, la naltrexona, bloquea los receptores opioides y
evita que el fentanilo tenga algún efecto.
El
tratamiento psicológico también ayuda a que la persona adhiera a su tratamiento
farmacológico, lo que significa que tome sus medicaciones tal cual lo recetó el
médico. Las personas pueden discutir las opciones de tratamiento con su
proveedor de salud. El naloxone es la medicina que se utiliza para revertir una
sobredosis por fentanilo. Tanto la persona que consume como seres queridos
cercanos deben tener esta medicación a mano, y saber cómo usarla, en caso de
una emergencia por sobredosis. HD
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