Si bien tanto en nuestro país como en el resto del
mundo caen los contagios generados por Ómicron, no se descarta la aparición de
nuevas variantes por lo que los científicos recomiendan continuar con las
medidas como el uso del barbijo y la ventilación.
Pese a que en Argentina el promedio de casos diarios descendió casi un
90% respecto del pico de la ola causada por Ómicron -y que en el mundo también
hay una reducción de contagios-, todavía existen brotes de coronavirus en
distintas partes del planeta y la posibilidad de que aparezca una variante que
impulse otra suba, por lo que especialistas piden sostener cuidados como la
ventilación y el barbijo.
“Lo primero a definir es a qué vamos a llamar el fin de la pandemia; si
a cuando no haya más casos, más muertos o cuando nos cansemos del tema. Los
casos bajaron muchísimo respecto de los 150 mil que tuvimos en el pico de la
última ola, pero hay casi 20 veces más que el mínimo que habíamos tenido en
octubre. No podemos hablar de fin de pandemia”, dijo a Télam el investigador del Conicet Jorge Aliaga.
En este sentido, el también secretario de Planeamiento y Evaluación
Institucional de la Universidad Nacional de Hurlingham, añadió: “Por otro lado,
sigue muriendo gente y bastante; sin embargo, hay mucha presión para abandonar
los cuidados pero, si esto pasa, no sé hasta qué punto se mantendrá el descenso
de casos”.
El físico e investigador recordó que, “el año pasado, a esta altura, los
contagios volvieron a subir tras el regreso de las vacaciones y el comienzo de clases”,
con lo cual dijo que “sería cauteloso incluso a nivel nacional” para dar
previsiones.
Para la médica infectóloga Leda Guzzi, “el fin de la pandemia será algo
que se podrá evaluar retrospectivamente cuando el virus pase de un
comportamiento pandémico, es decir con un alto número de casos a nivel mundial
y con brotes imprevisibles, a un comportamiento endémico, más previsible con un
número mínimo y máximo de casos. Esto lo podremos ver cuando ya pasó; no se puede
anticipar”, advirtió, al tiempo que continuó: “Esto dependerá bastante de las
variantes. Si tenemos variantes no tan virulentas, pero sobre todo que no
tengan escape inmune, la situación es una; pero también puede pasar que surjan
mutaciones que vuelvan a desafiar a los sistemas de salud pública”.
En la misma línea, el bioinformático de la Universidad Nacional de
Córdoba (UNC) e investigador del Conicet, Rodrigo Quiroga, sostuvo que, “en
caso de que no surjan variantes que pongan en jaque a las vacunas, uno
esperaría ir a un escenario de endemicidad, donde los casos suban en los
inviernos y estén bajos el resto del año. Aun en este escenario -continuó- lo más probable es
que tengamos que darnos un refuerzo de la vacuna una vez por año por la caída
de la inmunidad” y remarcó que “pueden aparecer nuevas variantes de
preocupación”.
De hecho, el sublinaje BA.2 “parece ser más transmisible que la Ómicron
que causó esta última ola (BA.1) y generar enfermedad más grave, aunque es
información preliminar”.
El investigador señaló que esta subvariante, que se está volviendo
predominante en todos los países, no ha generado un incremento abrupto de casos
por la inmunidad generada a partir de BA.1, pero advirtió que “la circulación
de BA.2 va a quedar (igual que Delta), y vamos a seguir teniendo olas de
contagios”.
Ante el posible surgimiento de nuevas variantes de preocupación, Quiroga
indicó que “esto podría provocar nuevas olas con muchos contagios y por lo
tanto muertes; y frente a esto con las vacunas no va a alcanzar, lo que lleva a
indagar qué hacer ante ese escenario”.
Como respuesta posible, Quiroga sostuvo: “Podemos vivir como 2019 y,
cuando las olas explotan, implementar medidas de corto y mediano plazo -lo cual
es una mala idea porque la población no lo va a acompañar- o pensar soluciones
de largo plazo”.
Este último camino, que para el investigador es el más acertado, es lo
que hacen países como Japón, que fomenta la ventilación, instala medidores de
CO2 en todos lados, y en caso de que las mediciones den mal, instala sistemas
de ventilación y purificadores, acotó.
“Apuntan a garantizar una buena calidad de aire en
interiores y a fomentar el uso de barbijos de buena calidad siempre que haya aglomeraciones
y en el interior”, insistió y sugirió “incorporar estos cuidados mínimos para
minimizar el impacto de otras olas y también de otros virus respiratorios”.
Humberto Debat, virólogo e integrante del Proyecto Argentino
Interinstitucional de genómica de SARS-CoV-2, también aseguró que “hay
distintos factores que indican que estamos lejos del fin de la pandemia. A nivel global,
estamos teniendo unas 10 mil muertes diarias, que son cifras similares a los
peores momentos de la ola por Delta. Incluso, se puede remontar a cifras de
2021, antes de las vacunas”, sostuvo Debat, que mencionó el peligro potencial de
que surjan nuevas variantes “que quiebren la protección de las vacunas”.
Debat recordó como obstáculo para llegar al fin
de la pandemia “la inequidad que hay en el mundo en relación al acceso de las
vacunas”, que hace que el virus circule fuertemente en poblaciones con poca
cobertura con sus consecuentes mutaciones, lo que aumenta el peligro del
surgimiento de variantes de preocupación. Según
datos de ourworldindata.org sólo el 62,5% de la población mundial ha recibido
al menos una dosis de una vacuna y en países con ingresos bajos ese porcentaje
desciende al 12%.
“No estamos en el fin de la pandemia, todavía hay
brotes por todos lados. Esto va a suceder cuando tengamos una cantidad de
infectados a nivel mundial relativamente constante y baja”, señaló, por su
parte, el biólogo molecular y biotecnólogo argentino residente en Estados
Unidos Ernesto Resnik. “Lo que me
preocupa es el discurso de fin de pandemia que apunta a que los barbijos ya no
son necesarios, que no hay que sostener distancia o ventilación; me preocupa
porque el virus no se fue, todavía no tenemos al 100% de las personas
protegidas con lo cual todavía puede haber brotes”, indicó.
En este punto, añadió: “Lo que sí creo es que los casos van a ir
reduciéndose cada vez más pero todavía no sabemos si va a producirse una nueva
variante que impulse otra ola grande que nos lleve a tener que retomar
cuidados”.
Esta semana, Inglaterra eliminó la obligación legal de aislarse tras dar
positivo en coronavirus como parte de un plan llamado ‘Convivir con la Covid’,
lo que para Aliaga “se trata de una decisión con fundamentos más políticos que
sanitarios”.
Por su parte, Guzzi la calificó como “un poco arriesgada, sobre todo
porque están en el invierno con circulación no sólo de coronavirus sino de
otros virus respiratorios como la influenza, sincitial respiratorio y
adenovirus”.
Finalmente, Quiroga coincidió en que las medidas implementadas por el
Reino Unido son peligrosas porque implican ponerle ‘fin’ a la pandemia por
decisión política y te deja sin recursos en el caso de que el escenario
empeore”. BP
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