La Organización Mundial de la
Salud (OMS) define al fenómeno del estrés como las reacciones fisiológicas que
en su conjunto preparan al organismo para la acción (OMS, 1994). Considerado
desde este punto de vista, el estrés sería una alarma, un estímulo que conduce
a la acción, una respuesta necesaria para la supervivencia, respuesta que puede
ser coherente con las demandas del entorno, o bien, insuficientes o
exageradas.
Cuando esta respuesta natural se
da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo
humano y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que
impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano.
Así podemos diferenciar 2 tipos de
estrés. El primero podríamos llamarlo “fisiológico” o Estrés Agudo. Un
mecanismo adaptativo a situaciones bien definidas. Este es un mecanismo
biológico adaptado desde nuestros ancestros. En esta situación nuestro
organismo libera hormonas que hacen que el cerebro esté más alerta, haciendo
que los músculos se tensionen y aumente el pulso y la presión arterial. A corto
plazo, estas reacciones son favorables porque ayudan a manejar la situación que
causa el estrés. Esta es la manera que el cuerpo se protege a sí mismo.
El Estrés Crónico dura por un
período de tiempo prolongado. De esta forma estas alteraciones hormonales al
ser permanentes favorecen trastornos tanto psico, como físico y también
inmunológicos (nuestro sistema de defensa) provocando enfermedades tales
como:
·
Hipertensión Arterial
·
Infartos cerebrovasculares
·
Diabetes
·
Obesidad
·
Depresión o ansiedad.
·
Problemas de la piel, como acné o
eczema
·
Desórdenes menstruales
·
Cáncer
El estrés crónico puede causar
muchos tipos de síntomas físicos y emocionales. Algunas veces posiblemente no
se dará cuenta de que estos síntomas son ocasionados por el estrés.
Aquí hay algunos síntomas de que
el estrés le puede estar afectando:
·
Diarrea o estreñimiento
·
Mala memoria
·
Dolores de cabeza
·
Falta de energía o concentración
·
Problemas sexuales
·
Cuello o mandíbula rígidos
·
Cansancio
·
Problemas para dormir o dormir
demasiado
·
Malestar de estómago
·
Uso de alcohol o drogas para
relajarse
·
Pérdida o aumento de peso
·
Dolores y trastornos
generalizados
Obviamente al acercarse el final
del año quizás los síntomas se acentúen debido a la proximidad de las
vacaciones, festividades y obligaciones extras que se suman en esta época del
año. Si usted presenta y registra alguno de los síntomas es aconsejable
consultar a su médico.
Un recurso importante es
aprovechar el período de descanso para planificar actividades al aire libre
independiente que programe o no un viaje.
Establecer más contacto con la
naturaleza; realizar actividad física y de ser posible programar para el año
próximo:
·
Metas cumplibles
·
Diseñar aspectos de alimentación
saludable de la mano de un profesional en salud
·
Realizar ejercicios de meditación,
yoga, lectura
·
Dosificar el consumo de noticias
limitándolo a estar informado pero no “saturado”
·
Establecer contactos con amistades
y familiares que quizás hayamos descuidado en el año
En resumen, intentar lograr tomar
el mando de nuestra vida y que el vértigo social no nos empuje a una vida sin
rumbo ni sentido.
Quizás estos consejos parezcan
utópicos pero los verdaderos cambios se generan desde uno mismo con interés,
toma de conciencia y planificación. MCS
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