Un estudio español abre una vía de
investigación basada en la perspectiva de género, sobre el efecto del ejercicio
físico en la reducción del dolor.
Las mujeres mayores tienen un
riesgo más elevado de sufrir dolor que los hombres de la misma edad. Explorar
las causas de este exceso de riesgo en las mujeres ha sido el objetivo de un
estudio desarrollado por científicos del Centro
de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP)
en la Universidad Autónoma de Madrid, en el que también han participado
expertos del CIBER de Fragilidad y
Envejecimiento Saludable (CIBERFES).
Este trabajo, publicado en Mayo
Clinic Proceedings, muestra que la mayor frecuencia
de algunas enfermedades crónicas en las mujeres, un peor estado funcional, el
estrés psicológico y la menor actividad física pueden explicar su mayor riesgo
de padecer dolor. El dolor crónico es un problema creciente de salud pública,
particularmente en los adultos mayores. El 20% de la población sufre dolor
crónico (definido como dolor en la mayoría o todos los días durante los últimos
6 meses). La prevalencia del dolor crónico aumenta con la edad, afectando al 60%
de los mayores de 65 años.
Además, el dolor crónico tiene una
gran influencia en la salud de las personas mayores, porque reduce la actividad
física y aumenta el riesgo de fragilidad, caídas, discapacidad física y
deterioro cognitivo. Como resultado, el dolor crónico es la causa principal de
años vividos con discapacidad en personas a partir de los 50 años.
Investigaciones anteriores habían
reportado un mayor riesgo de dolor crónico en las mujeres que en los hombres.
En este nuevo trabajo los investigadores del CIBERESP identifican los comportamientos de salud y los factores
clínicos que pueden estar asociados a este mayor riesgo de dolor entre las
mujeres. Para ello, analizaron información de una cohorte de 851 mujeres y
hombres de 63 años o más, que inicialmente no sufrían dolor y fueron seguidos
durante tres años.
Una de cada cuatro
mujeres con dolor de intensidad alta
Según Esther García Esquinas,
investigadora principal del trabajo, los resultados de este análisis mostró una
mayor incidencia de dolor de intensidad alta en mujeres (23%), frente a hombres
(13%). «Casi una de cada cuatro mujeres que no padecían dolor crónico
inicialmente desarrolló dolor de intensidad alta durante el seguimiento»,
explica la experta.
Entre los factores ligados al
exceso de riesgo de sufrir dolor en mujeres «destaca la mayor frecuencia de
enfermedades crónicas, especialmente enfermedad osteomuscular, el peor estado
de función física, los mayores niveles de estrés psicológico y la menor
realización de actividad física», aclara. En concreto, una frecuencia más alta
en mujeres que en hombres de enfermedad osteomuscular, problemas de movilidad y
agilidad representaron, respectivamente, el 31%, 47% y 32% del exceso de riesgo
observado en las mujeres en comparación con los hombres.
Otros mediadores relevantes del
exceso de riesgo en mujeres fueron el estrés psicológico (25%), la depresión (9%),
la mala calidad del sueño (11%) y los bajos niveles de actividad física
recreativa (13%). El trabajo incide en la importancia de estudiar posibles
factores biológicos específicos de sexo y su interacción con los estilos de
vida para comprender mejor las diferencias de riesgo de dolor entre hombres y
mujeres.
«Nuestras conclusiones también
abren una nueva vía sobre el efecto del ejercicio físico para disminuir el
exceso de riesgo de dolor observado en mujeres», concluye Esther García
Esquinas. BP
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