Pasamos sentados gran parte de nuestro horario de
trabajo, pero en nuestro tiempo libre o incluso durante nuestra vida doméstica
esta costumbre no cambia. Al comer, cenar, ver la televisión... la misma postura
para diferentes actividades, el mismo peso siendo distribuido por la misma
superficie de nuestro cuerpo y los mismos grupos musculares manteniendo la
tensión de igual manera. Aunque no es una posición dañina si no es
mantenida durante ratos prolongados, abusamos mucho de ella y eso tiene
consecuencias negativas para nuestro cuerpo. Estas son las consecuencias.
1. El borde inferior del asiento produce varices
Esta parte de la estructura que te sostiene
presiona la parte trasera de tus muslos y corta la circulación sanguínea hacia
una buena parte de tus piernas, especialmente en las sillas de superficie
cóncava en las que el borde inferior apunta hacia arriba. Con el paso de los
años esto puede favorecer la aparición de esas venitas marcadas.
2. Es malo para el sistema circulatorio
Al pasar mucho rato sentados favorecemos la
aparición de altas concentraciones de grasas en sangre, ya que esta no es
quemada por los músculos. El bloqueo de vasos sanguíneos se hace un poco más
probable, y puede aumentar la presión sanguínea, algo que es perjudicial para
todo el cuerpo pero particularmente para el cerebro, un órgano muy demandante
energéticamente.
3. El cuerpo pierde elasticidad
Este es uno de los efectos más fáciles de comprobar
directamente. Las personas de hábitos sedentarios que pasan muchas horas
sentadas tienen una columna vertebral menos flexible y más castigada. El rango
de movimiento se vuelve mucho más reducido, y esta falta de flexibilidad puede
derivar en otros problemas, como el riesgo de lesión alto en los grandes grupos
musculares y la propensión a sufrir hernias discales.
4. Pérdida de densidad ósea en las piernas
Los huesos son más o menos fuertes, en parte,
debido al esfuerzo que se les exige. Algunos luchadores dedican unos minutos
semanales a darle patadas a una superficie dura para fortalecer las tibias, y
la misma lógica podría actuar a la inversa cuando estamos sobre un asiento: lo
que no se usa, se pierde. Por lo tanto, el riesgo de sufrir osteoporosis
también se incrementaría.
5. Favorece la aparición de la posición encorvada
Al estar sentados frente un ordenador, la cabeza
tiende a ir hacia adelante para ver la pantalla y el teclado. Esto produce una
descompensación en la distribución del peso por nuestro cuerpo en la que los
músculos de los hombros no salen muy bien parados, ya que se acortan y quedan
desplazados hacia adelante. Sólo este hecho ya es necesario para alterar el
centro de gravedad de nuestro cuerpo y producir una serie de descompensaciones
en la postura.
6. Los músculos se debilitan
El glúteo mayor es el músculo más grande de todos
los que pueblan el cuerpo humano, y también es el más castigado durante los
largos ratos que se pasan en posición sentada. Eso hace que se reduzca la
concentración de fibras musculares en estas zonas, ya que permanecen “dormidas”
por la inactividad, y como consecuencia pierden su forma y parte de su fuerza
(lo cual es serio teniendo en cuenta el papel de los glúteos en la conservación
de una postura adecuada estando de pie).
Algo parecido pasa con otros músculos más pequeños:
puede que estando sentados no se espere de ellos demasiada fuerza, pero eso no
significa que no la necesitemos en otros muchos contextos. Después de haber
pasado muchas horas diarias sobre una silla durante los últimos meses, estos
músculos no recuperan mágicamente su potencial al despegarse del asiento.
Siguen estando, por así decirlo, con la guardia baja, y por lo tanto necesitan
trabajar a la vez para realizar movimientos que deberían ser hechos sólo por
algunos de ellos.
7. El cerebro sufre cambios estructurales
Un estudio descubrió que las ratas sedentarias
sufrían muchos más trastornos vasculares que las ratas del grupo control.
¿Qué puedes hacer para evitar todo esto?
1. Sentarse con
el tronco vertical, en la medida de lo posible, y levantarse para caminar unos
minutos cada media hora.
2. Practicar
estiramientos variados cada día, especialmente los que atañen a los flexores de
cadera.
3. Usar un
asiento sin respaldo o una fitball del tamaño adecuado para sentarse. Eso evitará
en parte que el peso quede mal distribuido durante mucho rato. Los muslos deben
permanecer paralelos al suelo y la rodilla tiene que estar flexionada en un
ángulo de 90 grados.
4. Acuérdate
de mantener la cabeza mirando al frente, sin estar muy desplazada hacia
adelante.
5. Para
terminar, haz ejercicios para fortalecer los glúteos, como los squats (con o
sin peso) o los frog jumps. YTL
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